Olga Marta Pérez, poetisa, fértil narradora y guionista de radio, compartió, en el curso de posgrado Edición de Libros, convocado por la Editorial En Vivo, los conocimientos que resumen un largo recorrido como redactora y editora en la Editorial Orbe, Gente Nueva, Pionero, Nosotros, la Editorial Capitán San Luis y Ediciones Unión, de la que fue directora.

Resulta sugestivo conocer el pensamiento y la obra de la Premio Nacional de Edición 2015, quien ha sido galardonada con premios como: Pinos Nuevos, Policiaco para niños otorgado por la Editorial Capitán San Luis, La Rosa Blanca y otros reconocimientos.

¿Cómo definiría la labor del editor?

Es un trabajo hermoso, regido por la voluntad de servicio. El editor es el primer crítico que tiene el libro, pero también es un promotor cultural y un comunicador. Esa construcción surgió con la Revolución y la creación del sistema editorial, con Alejo Carpentier como fundador. El editor puede circunscribir su labor a trabajar con el original, es lo que llamamos editor de mesa; sin embargo, resulta más completo si es capaz de hacer una crítica, escribir reseñas, notas de contracubierta o tener el buen sentido de seleccionarlas a partir del texto. A la hora de presentar el libro o escribir una nota aclaratoria puede establecer la comunicación con el público para facilitar que el texto funcione, llegue al lector y sea promovido en los medios.

“El editor es el primer crítico que tiene el libro, pero también es un promotor cultural y un comunicador”.

¿Por qué asegura que el libro es un ser vivo?

Debido a que cada texto es único. En la medida que lo editas, se complica o facilita. El libro evoluciona de acuerdo a la pericia creativa del editor, quien puede agregar elementos necesarios a la publicación o nuevos aportes del autor.

¿El formato digital ha desplazado al libro en papel?

No todo el mundo puede acceder al libro digital. Como mismo ha sucedido con otras innovaciones tecnológicas y coexistiendo con ellas, siguen perdurando el teatro, el cine y el libro. Se ha humanizado nuestra profesión gracias a la digitalización; pero continúa siendo indispensable que el editor estudie, esté al día, sea meticuloso al contrastar fuentes, nombres citados por el autor y otros requerimientos que posibilitan que el libro, en cualquier formato, sea bien recibido por el lector.

¿Considera que la infancia y la adolescencia son etapas acumulativas del conocimiento?

En la infancia, la lectura estimula la inteligencia, provoca nuevos aprendizajes. En la adolescencia lo que más fascina es la acción. Son etapas en las que, mientras más se lee, más se sedimenta el conocimiento y la educación sentimental. El joven lector se entrena en aprender y hallar nuevos niveles de lectura.

¿Propone alguna sugerencia con el fin de fomentar el hábito de la lectura en los más pequeños?

Pienso que en cada ciudad pudiera existir una librería especializada en literatura infantil. Un lugar diseñado especialmente para niños que promueva los libros y la lectura.

¿Cuál es su opinión sobre la literatura dedicada a los niños en Cuba?

La literatura infantil cubana tiene escritores muy importantes a lo largo del país, lo cual me satisface mucho. En mi opinión, los recursos que tenemos para invertir en libros, ameritan definir aún más las prioridades y jerarquías, sin olvidar las reimpresiones porque corremos el riesgo de perder la memoria de nuestras mejores obras literarias para niños y jóvenes.

Hasta su muy reciente jubilación, fue directora de Ediciones Unión por 19 años. ¿Qué significó esa experiencia?

Me inicié en 1997 como subdirectora de la editorial para atender el proceso completo de los libros, pues Unión comercializa sus publicaciones. En 2003 pasé a asumir la dirección, a lo cual me ayudó el tránsito por las distintas funciones que había desempeñado con anterioridad y emplear como método el trabajo colegiado y el acompañamiento del consejo asesor, con el fin de lograr el balance de las publicaciones, en cuanto a géneros, derechos de autor y otros aspectos.

Mis propósitos estuvieron marcados por una alta responsabilidad con la cultura cubana y la intención de preservar el legado literario que no podíamos perder de ninguna manera. Me refiero a los diarios de Lezama Lima, la papelería de Eliseo Diego, La reina de bachiche, obra teatral de José Milian, y otros casos. Continuamos la intención de esa casa editora al publicar “la literatura viva de la nación”, se editaron antologías que visibilizaron la obra de autores significativos e incluimos en la cubierta de los libros, obras plásticas de nuestros artistas. Esa labor me permitió conocer a profundidad la vida literaria del país, los nuevos autores y estimular su desarrollo por medio de nuestras publicaciones.

“Pienso que en cada ciudad pudiera existir una librería especializada en literatura infantil. Un lugar diseñado especialmente para niños que promueva los libros y la lectura”.

¿De qué manera se inicia en la escritura?

Mientras estudiaba Filología en la universidad comencé a escribir. En esa etapa obtuve algunos reconocimientos que resultaron un estímulo, y hasta hoy he logrado reunir más de cuarenta libros publicados de poesía y cuento, además de guiones de radio.

Entre sus libros de cuentos se encuentran La noche de los arcoíris, Polvo de oro, El día que se fueron las palabras, Un largo regreso y Cocina de fábula. ¿Por qué ha dirigido su creación hacia la infancia?

Me siento cómoda escribiendo literatura infantil y he podido lograr la comunicación con los lectores. El género me permite compartir mi visión de la naturaleza, mi manera de fabular, que como alquien dijo, “nunca se acaba”. Me considero una persona feliz por hacer lo que me gusta y tener el privilegio de escribir y ver publicada mi obra. Tal vez hubiera podido escribir más, si hubiera tenido más tiempo, pero me siento satisfecha.

¿Cuándo comenzó su labor en la radio?

Todo fue muy casual. Ya era graduada universitaria y había trabajado como redactora en Orbe y Gente Nueva, donde me inicié en la edición. Necesitaba otra fuente de ingresos y conocí a Maylin Carretero, que escribía guiones infantiles para Radio Cadena Habana; ella me enseñó cómo hacerlo. Más tarde me propusieron escribir Solecito mañanero en Radio Rebelde, hice la adaptación de cuentos universales en Radio Arte y en los años 2000 inicio en Radio Metropolitana un proyecto protagonizado por la Maga, personaje sobre el que había publicado dos libros de cuentos en la Editorial Cauce. El espacio contó con la dirección de Cuqui Dueñas y fue protagonizado por Verónica Lynn.

¿En qué circunstancias llegó a Habana Radio?

A partir de las historias de Papatino y Mamagorda, personajes que aparecen en los libros de la Maga, Corina Mestre me pidió guiones para la programación infantil de Habana Radio. Se trata de un programa que se transmite los lunes; desde entonces colaboro de forma habitual con esa emisora. Después surgió la idea de otro espacio con frecuencia semanal: Vida y milagro de seres fantásticos, que continúa al aire los miércoles y se inspira en biografías fabuladas de personajes infantiles, de óperas y ballets. Para ese programa he escrito cerca de 480 libretos.

“Me siento cómoda escribiendo literatura infantil y he podido lograr la comunicación con los lectores”. Foto: Taimi Medina / Tomada del sitio web de la Uneac

¿El lenguaje radial la ha enriquecido como autora?

Escribir para la radio me ha ayudado en cuanto a la síntesis, la concreción de las ideas y el manejo de los diálogos, hasta el punto que a veces me tengo que frenar para no incluir demasiados parlamentos en mis narraciones. También me ha permitido introducir décimas en los guiones y me sorprende ver las nuevas intenciones que surgen en el estudio de grabación a partir de la creatividad de los actores. Los guiones nacieron de mis dos primeros libros y después, los libretos de radio nutrieron mi tercer volumen.

Es nacida en la ciudad de Matanzas. ¿De dónde surgen los personajes e historias campesinas que incluye en sus argumentos?

Papatino y Mamagorda se inspiran en un matrimonio de vecinos de origen campesino, que conocí cuando era niña. Ellos me trataban con mucho cariño. En su casa podía hacer lo que quería y tenía un espacio para dejar mis juguetes.

¿Qué motiva la presencia del humor en su obra?

Me divierto al escribir y comparto esa emoción con el texto. Descubro nuevas ideas a partir de los objetos y mezclo las referencias culturales más variadas con la cotidianidad, lo que a veces resulta jocoso. Trabajo mucho con la intertextualidad.

¿Puede referirse a su intercambio con los lectores?

Soy madrina de la biblioteca de Caimanera en Guantánamo, una provincia con la que tengo un vínculo estrecho y visito con frecuencia, cargada de libros. Durante una etapa estuve yendo a bibliotecas a leer mis obras a los niños y también he presentado publicaciones diversas en las Ferias del Libro. En una ocasión tuve que hacer una presentación de libros en Holguín, ante un grupo numeroso de enseñanza primaria que unieron con otro grupo de secundaria. Tenía el auditorio con intereses divididos y comencé recitando una décima, lo cual funcionó como un conjuro mágico y se hizo silencio. La musicalidad de la poesía captó la atención de todos.

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