Desde hace mucho tiempo, decir poesía es sinónimo de escritura, y decir literatura es pensar de inmediato en aquello que está escrito. Ahora bien, ¿fue siempre así? Se sabe que no; pues cuando viajamos al origen mismo de la poesía o de la literatura universal, encontramos que la expresión oral es un signo predominante. Con el tiempo ese origen se fue olvidando; y solo un hecho como el que protagonizaron Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí) y Ángel Valiente Rodríguez (Angelito), hace 70 años, nos hace reflexionar, cambiar las reglas del juego y finalmente decir: desde lo oral también se hace poesía, desde lo oral también se hace literatura.
Es bien conocido que aquel encuentro poético tuvo dos partes. La primera: teatro del Casino Español de San Antonio de los Baños (miércoles 15 de junio de 1955). Y la segunda: estadio Campo Armada de San Miguel del Padrón (domingo 28 de agosto del mismo año). Lo que allí aconteció, ante miles de personas, es hoy conocido como Décimas para la historia. La Controversia del Siglo en verso improvisado.
“Desde lo oral también se hace poesía, desde lo oral también se hace literatura”.
Según los críticos más exigentes, el mejor y mayor espectáculo de poesía oral que se registra en la lengua española. Así y todo, yo prefiero quedarme con la jerarquía que tuvo ese acontecimiento para la cultura popular cubana. Yo prefiero quedarme con su trascendencia nacional, porque después de Campo Armada, ¿fueron o no fueron más completos los poetas populares de nuestra Isla? Después de Campo Armada, ¿se cerró o no se cerró el período de renovación que la estrofa del pueblo venía asimilando desde 1939?
Quien lea o escuche las décimas que allí se improvisaron, estará asistiendo a un verdadero acontecimiento de la oralidad. En ese diálogo poético no hay nada jocoso o festivo. No hay nada fugaz o superficial. Allí lo que se palpa es la excelencia de una conmovedora fuerza lírica. Véanse los temas. En San Antonio: El amor, La muerte y La libertad. En Campo Armada: El campesino y La esperanza. Cuatro motivos abstractos y uno concreto. Y para cada temática, veinte décimas. Diez a la cuenta del Indio Naborí y diez a la cuenta de Angelito Valiente, lo que da un total de 100 estrofas, que fueron rescatadas del aire por la mano de una taquígrafa llamada María de los Refugios Segón.
Aunque la mayoría de las veces solo se habla de los dos grandes maestros, Naborí y Valiente, vuelvo a recordar que en ambos lugares, Casino Español y Campo Armada, haciéndole la introducción al esperado “plato fuerte”, igual se escucharon las voces de otros imprescindibles: José Marichal y Pedro Guerra, Antonio Camino y Chanito Isidrón, Justo Vega y Adolfo Alfonso, Rigoberto Rizo y Raúl Rondón, todos ellos acompañados por el laúd de Alejandro Aguilar y la guitarra de Guillermo Rodríguez Fiffe. Resumiendo: La Controversia del Siglo constituyó un elevado homenaje a los umbrales de la inspiración poética, constituyó un momento cumbre en el desarrollo de la oralidad que América Latina había heredado de España. Dicho esto, cito a Juan Marinello: “Estas décimas improvisadas y cantadas al son de guitarras y laúdes, y donde no falta el aliento lírico, son como el regreso de la poesía a sus orígenes”.

Por cosas extrañas que pasan en la vida, aquella insuperable lid poética permaneció casi en el olvido durante cuatro décadas. Y fue el catedrático español Maximiano Trapero quien finalmente, tras “descubrir” el prodigio, encendió la llama de lo eterno. A él hay que agradecerle la primera edición impresa de las décimas (España, 1997). A él hay que agradecerle su capacidad analítica, su medular valoración y su acción personal para promover la obra. A él hay que agradecerle el prestigio internacional que alcanzó La controversia…; pues con ese libro, cuyo título pertenece al propio Maximiano, aquel acontecimiento pasó a ser un referente para la oralidad iberoamericana y adquirió un trascendente valor textual.
Tuvieron que pasar varios años para que La controversia… se publicara en Cuba. Primero en versión impresa (2004) y luego en versión digital (2022). Cabe mencionar que la versión impresa fue publicada por la editorial Letras Cubanas, y la versión digital integra la Colección Sur del Centro Cultural Cuba Poesía. De ahí la importancia que reviste la edición homenaje que ahora, setenta años después, nos regala Totí Ediciones.
He aquí una opinión de Maximiano Trapero:
… Naborí y Valiente, y sus controversias en San Antonio de los Baños y Campo Armada, son hechos legendarios, que pasan de boca en boca… siempre ganando en prestigio y fama, puestos ya en el camino del mito, que es el ámbito en el que viven las leyendas… En algún lugar, no sé cuándo, en qué momento ni por quién, habrá una pluma que valorará, en su justa medida, la grandeza de las décimas…, y las pondrá en el justo lugar que les corresponde dentro de la poesía hispánica…
Escuchemos a Valiente:
Ojalá tenga la suerte
pocas veces conseguida
de que florezca mi vida
para cantarle a la muerte.
Ella es la mirada fuerte
en incontenible acecho;
y como en un marco estrecho
la mentira de vivir
y la verdad de morir
se me juntan en el pecho.
Y escuchemos al Indio Naborí:
Como un alfiler de frío
la muerte, callada, viene
desde un palacio que tiene
forma de cráneo vacío.
Viene por un ancho río
de aguas negras y plomizas;
y después que ha vuelto trizas
la vida que le molesta,
vuelve a su casa, y se acuesta
en su cama de cenizas.
¿Son o no son Décimas para la historia?, ¿son o no son un orgullo para la cultura nacional? Hay cosas en la vida que caen por su propio peso y ocupan al final el lugar que verdaderamente se merecen; aunque, en un momento determinado, no sean del todo atractivas para algún grupito elitista que siempre tratará de obviarlas o minimizarlas, obviando y minimizando con ello todo suceso artístico que esté fundido a la memoria popular.
Existe un detalle que no debo pasar por alto: lo cubano; que en los casos de Naborí y Valiente no solo está en las metáforas, símiles o cualquier otra figura literaria. En ellos dos lo cubano, lo más auténticamente cubano, surge de la vivencia, del sentido inmaterial que exhibía su leal pertenencia a Cuba. Ninguno de los dos cantaba por cantar; de ahí que en sus versos, desde el primero hasta el último, palpite una singular cualidad: emoción compartida, algo que estallaba en lo más profundo de ambos a partir de una experiencia vivida y vívida.
“La Controversia del Siglo constituyó un elevado homenaje a los umbrales de la inspiración poética, constituyó un momento cumbre en el desarrollo de la oralidad que América Latina había heredado de España”.
Si analizamos bien “lo cubano”, o la ya mencionada “emoción compartida”, nos asaltan de golpe otras cualidades: contenido síquico, interés sicológico, maduración literaria, impresión de soledad, impresión de tristeza, deje melancólico, ritmo sereno, paisaje cósmico, fisionomía estilística, hilo emotivo, rechazo al sentimentalismo, crítica social, patriotismo y recursos expresivos que tocan el corazón de cualquier persona; lo que demuestra el carácter acentuadamente subjetivo que tuvo La Controversia… En San Antonio y Campo Armada, al margen de la escritura, la poesía cubana campeó por su respeto, y solo sabemos qué es la poesía cuando la tenemos delante.
Hago un paréntesis para fijar cuatro detalles de suma importancia:
1.-) El coraje artístico que tuvo Angelito Valiente de enfrentarse al Indio Naborí, ya reconocido como un poeta que estaba dejando huellas indelebles en lo oral y en lo escrito. Recuérdese que cuando se dio la primera parte de La Controversia…, acababa de publicarse el poemario Estampas y elegías, donde el Indio Naborí incluye dos textos en décimas que son monumentales: “A mi padre” y “La fuga del ángel”. Por cierto, ese libro también está cumpliendo setenta años.
2.-) Naborí y Valiente se complementaban de forma orgánica. Uno era sereno y el otro impetuoso. Dígase el binomio ideal para lograr mayores impactos como parte de la puesta en escena. Ah, pero eso sí, ambos eran sumamente rigurosos con los temas, y con el tratamiento que les daban a esos temas. Si al inicio los unió la poesía, después la propia vida los convirtió en hermanos; unidos además por la militancia política, la conciencia de clase y el compromiso social.
3.-) Nunca separar o distanciar La Controversia… del contexto histórico cubano. Que el encuentro en San Antonio de los Baños quedara pactado para el 15 de junio, no fue una casualidad o un mero capricho de los patrocinadores. Tenía que ser ese día, entre otras cosas porque un mes antes habían salido de la cárcel los asaltantes del cuartel Moncada. Resultaba necesario continuar creando conciencia, resultaba necesario decir (en vivo) lo que no podía expresarse por ninguna otra vía:
Dijo Angelito (refiriéndose al campesino):
Tu día no es este día
de luz y música y fiesta:
el día de tu protesta
no ha llegado todavía.
Tu grito de rebeldía
será la mejor tonada;
y Cuba estará empinada
en el marco de tu base,
porque el triunfo de tu clase
es la patria liberada.
Y dijo el Indio Naborí (refiriéndose a La libertad):
¡Oh, Martí, la dignidad
tuvo tal grandeza en ti,
que basta decir Martí
para entender Libertad!
No has visto tu voluntad
realizada todavía;
pero confía, confía,
que, tras las sombras corsarias,
limpias manos proletarias
están haciendo tu día.
4.-) En ninguno de los dos encuentros hubo un perdedor. La persona que de verdad se interese por estás décimas, podrá comprobar, siendo enteramente justa, y dejando fuera posibles preferencias “naborianas”, que ambos artistas tuvieron un mismo nivel poético.
Cito a Virgilio López Lemus:
Las décimas del Indio Naborí y Ángel Valiente son un tesoro de la cultura cubana. Y aunque hoy sean conocidas como Décimas para la historia, se han convertido también en Historia para la décima; una muestra elevadísima de la sólida tradición oral y escrita con que cuenta la estrofa en la Isla de Cuba… La Controversia del Siglo en verso improvisado es una obra maestra de la poesía popular, algo que siempre merecerá goce, admiración y reverencia.
Virgilio López Lemus menciona una sagrada expresión: “poesía popular”; cuyo significado, según mi parecer, podía ser más o menos así: por medio de la palabra, manifestación de la belleza o del sentimiento estético perteneciente o relativo al pueblo. Pero la práctica es mucho más rica que mi teoría. Lo que ahora me lleva a detenerme, nuevamente, en las múltiples acepciones que a diario se emiten sobre poesía popular: “… Unida a lo folclórico… Se crea y transmite de forma oral… Sencillez expresiva… Puede ser recitada o cantada… Propia de las clases sociales menos favorecidas… Que está al alcance de personas humildes… Utilizada para solo tocar hechos históricos o pasajes fugaces de la vida cotidiana… Ideal para fiestas, burlas, sátiras, ruegos, costumbres y homenajes… ¡Fin de las acepciones! Son incontables, literalmente incontables, muchas de ellas con visos conscientes de menosprecio, reduciendo de esa forma su real impacto y perdurabilidad.

Soy del criterio entonces que la expresión “poesía popular” es inexacta y equívoca, como inexacto y equívoco es también su significado, porque está demostrado que en ocasiones lo popular puede ser culto, y lo culto puede ser popular. ¿O es que acaso La Controversia del Siglo no fue un claro ejemplo de ello?
Aunque no es mi intención adentrarme en el laberinto de los “ismos”, sí recomiendo a los interesados, especialmente a los más jóvenes, que estudien el proceso creativo que se dio en España alrededor de la “Generación del 27”. Ese proceso creativo, conocido como neopopularismo, enriqueció muchísimo la poesía popular. Digamos que se produjo un maravilloso salto cualitativo, fórmula que exaltó la imagen natural y lírica brotada del pueblo, de la voz del pueblo, haciéndose táctiles varios elementos: intuición poética, agudeza lírica, metros breves (de arte menor), elegancia expresiva, lenguaje claro y el hallazgo de las siempre vivas tonadas populares. Pregunto: ¿y todos estos elementos no están presentes en La Controversia del Siglo?
Insisto en la necesidad de realizar y publicar estudios sobre lo que sucedió con la poesía popular cubana antes y después de La Controversia del Siglo. Su influencia, el peso de su influencia, incluso en poetas que no tuvieron referencias directas, resulta innegable. Eso fue algo que se quedó como en el aire. Pero repito: hay que seguir investigando, y detenerse, con todo rigor, en Ángel Valiente, Francisco Riverón, Rafael Rubiera, Gustavo Tacoronte, Chanito Isidrón, Eloy Romero, Luis Gómez, Sergio Mederos, Justo Vega, Adolfo Alfonso, Pablo León, Fernando García, Francisco Pereira y Tomasita Quiala, entre otros.
Y digo más: ¿por qué no continuar investigando los aportes que le hicieron a la poesía popular, o a la propia décima, Manuel Navarro Luna, Eugenio Florit, Emilio Ballagas, Nicolás Guillén, Samuel Feijóo, Adolfo Martí, Leoncio Yanes, Carilda Oliver Labra y Raúl Ferrer?, ¿por qué no continuar investigando la sustancial contribución que le viene haciendo a la estrofa, desde 1966, la Jornada “Cucalambeana” de las Tunas?, ¿por qué no detenerse en los trabajos de rescate y promoción que a diario realiza el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (CIDVI)?, ¿por qué no continuar estudiando los valiosos hallazgos, poéticos y ensayísticos, de Virgilio López Lemus, Roberto Manzano, Waldo Leyva, Renael González, Pedro Péglez, Alexis Díaz Pimienta o Gilberto Cruz Rodríguez?, ¿por qué no continuar analizando la destacada y singular presencia de la mujer en la historia de la décima cubana?
“… cultura es identidad, identidad es nación y nación es Patria”.
Hay que seguir investigando, investigar y publicar lo que ocurrió en las décadas del 80, del 90 y del 2000; investigar incluso lo que ocurrió hace cinco años o lo que está ocurriendo ahora mismo. Por ejemplo: ¿qué aportes les están haciendo a la décima los jóvenes poetas de hoy?, ¿qué aportes les están haciendo a la décima, en todo el país, las Casas, Concursos y Talleres comunitarios para niños y adolescentes?
Si hoy me he detenido en los 70 años de La Controversia del Siglo en verso improvisado, es precisamente para rendirle honores a la poesía popular. Aquí se unen el verso oral y el verso escrito. Aquí se unen el portador vivo de la tradición y el académico de las bibliotecas. Aquí se unen el guateque y el salón universitario. Aquí no hay contradicciones entre el trovador y el hombre de letras. Aquí lo único que importa es redimensionar, en su justa medida, la poesía que define y singulariza al pueblo cubano. Explicarla, promoverla, exaltarla y llevarla a escuelas, universidades, centros culturales, eventos y medios de difusión masiva, será una forma de continuar preservando nuestra cultura, porque cultura es identidad, identidad es nación y nación es Patria.








