Selección de poemas
26/5/2017
Nota introductoria
Rosario es una ciudad que no tiene fecha de fundación y que se fue desarrollando a partir del agrupamiento progresivo de caseríos.
Pero aun en esos difusos orígenes encontramos, ya en 1801, un primer poema, “Décimas”, de Pedro Tuella.
Y luego poetas como Fausto Hernández, Felipe Aldana, Facundo Marull, aquellos agrupados en torno a revistas como El Lagrimal Trifurca, La Cachimba, y tantos otros, han ido conformando con una intensa producción el corpus poético de una ciudad de pampa, río, puerto, inmigración, comercio, mafia (célebre durante la década del 30 y tristemente reciclada en la actualidad). Una ciudad de contrastes, de rock y de tango.
En ese ámbito, y dentro de la variedad de voces, una pequeña muestra de cinco poetas, generacionalmente próximos entre sí, que perciben cada uno de una manera particular esa urbe en el complejo entramado que da lugar a sus textos.
Estos poetas creen que hay sitios con resonancia provocando estas horas: las avenidas mojadas, o bien que, bajo los parques y sus singulares artificios, un pájaro quieto bajo la lluvia ofrenda costados de lunas. Y será posible entonces lo que dice una de ellos: también nosotros construimos el paisaje.
Alicia Salinas
Poeta. Nació en 1976 en Rosario (Argentina), donde vive. Trabaja como comunicadora y docente, escribe poesía y teatro. Publicó dos libros de poesía y fue incluida en varias antologías locales y nacionales. Poemas suyos fueron traducidos al inglés y al italiano.
Poemas (8)
Intemperie
Los hijos de los pescadores
Ribereña
Noche de San Juan
La cicatriz
Exordio
Ciudad con río
Intemperie
Como niño sin comida
me muero de tu frío.
Como todo niño de las calles
sobrevivo.
Quién nos canta la canción de cuna
que si no escuchamos ya
de nada servirá más adelante.
Los hijos de los pescadores
Alegría de las gentes sencillas se eleva
como vapor de la olla por el campo y sus bordes,
a la orilla de este vasto río donde los niños
son ya hombres. Bella
su risa cuando preparan redes y despiden
a las madres, como si fuera el trabajo
un juego.
Brillan los ojos junto al improvisado guiso
en tierra, con la angustia callada de las mujeres
por nubes que persiguen de cerca a las canoas.
Se alzan las manos y las sombras, brota
en algún sitio de la pampa una semilla
que nada sabe de esto.
Y todos hacen bromas, retruécanos del alma
que suspira. Se aleja la barca
hacia la isla. A la tarde
algo le duele por las dudas, en potencia,
mientras llegan de a poco los colores
de la noche.
Ribereña
Años después de vivir contra el río,
lo que fluye
persevera y purga.
Amarronada agua,
siempre adelante.
En la orilla se remeda todo pasado,
vuelvo al ruedo. En qué cuenco
el silencio de los ceibales.
Desde la isla resplandece
la dentadura vertical de las torres,
antes patios con jazmines.
Dónde está quien espera,
quien no olvida.
Como el río enloda los ramajes,
arrastro siempre una pena.
¿Y si busco lo que no es posible?
¿Han demolido también la casa
de los que me amaron, ya no saben
cómo encontrarme?
Falso Manhattan, la soledad era esto.
Noche de San Juan
“Todos aquí para mirar arder y consumirse este fuego”
.Juan L. Ortiz
Por qué le dicen penita si es tan grande
este insecto. Alimenta y azuza
la remembranza inútil.
Una sombra se proyecta
hasta cubrirlo todo
y cuando abro los ojos no puedo
y cuando puedo es muy tarde.
Más camino rumbo a ese punto,
más la astilla se clava.
A quemar los colores del alba,
el muñeco en la hoguera.
Siempre es posible decir no
y, muchas veces, necesario.
Contemplación del fuego
desde lejos,
ejercicio de la libertad.
Níspero
Del jardín algo cesa.
Al camino de grava
percude el césped
en su conquista del espacio.
Quizá convenga
el próximo desbarajuste.
A veces las apuestas fracasan
y se impone comenzar de nuevo.
Como la efigie de un níspero,
pequeño y áspero, tras una verja
ajena. Fuente de los alquimistas
que desata los nudos.
La cicatriz
Un hilo atraviesa el campo,
de poste a poste corta
el cielo con su filo. Tanza
indómita desangra el progreso
del próximo pueblo.
Noche de estrellas perfectas
a la salida de la ciudad.
Fuimos a comer lejos del ruido,
se hizo tarde sobre el negro mar
sin horizonte ni puntos cardinales.
Dónde buscar ya no el daño
sino la cicatriz.
Exordio
La tranquilidad del jardín.
Hasta el caracol se ha vuelto una línea.
Sobre él escribo este poema.
Ciudad con río
Difícil la contemplación
en el centro de la ciudad
que provoca el síntoma,
remueve la cuchilla,
deja encinta a la mujer del prójimo
y después vuelve el rostro.
El río en cambio sirve para pensar.
La vertiente de una verdad
revelada más tarde, dentro
de muchos años.
En estas aguas no quiero
estancarme ni tengo la culpa
de todo lo que pasa, pero fui
verdugo de un hombre alguna vez
aunque no llegué a cortarle
la cabeza.
El río,
conciencia que susurra.
También nosotros construimos el paisaje.
Lisandro González
Poeta. Nació en 1973 en Argentina. Ha publicado Esta música abanica cualquier corazón, Leña del árbol erguido, Hobbies de hotel, Intervalo lúcido, Los cauces vacíos, Política del otoño y Poemas lumbares.
Con la fina arena con que los relojes defienden su esencia
Con el viento ya cansado de repetirse siempre
Con la música deshecha y los espejos partidos, reciclados en espejos menores
Con la comida fría y su olor que antes era gozo
Con la mirada atroz de un ojo vacío
Con la lengua seca de un ojo ya vacío
Con los despojos del amor y los despojos aun mayores de los roces sin amor
Con los restos cotidianos que van a parar a las películas de ciencia ficción apocalíptica
Con el abuso de la primera persona en poesía, digo yo
______
Para lanzar dardos que caigan y digan “no es infinito”
Para lanzar pensamientos que continúen y digan “es infinito”
Para hacer café y quedarse dormido en la espera
Para tomar un sueño y ponerlo en la espera
Para soñar que el café no tiene gusto
Para esperar el vuelo de las aves que no vuelven
Para tomar el vino y dejar que las gotas que caen escriban lo que escriban
Para cancelar las tormentas
Para esperar el agua helada de otra lluvia
Para conocer y olvidar
Para esquivar las imágenes muertas que la prisa y el medio dejan caer cerca
______
Por esta noche y sus productos
Por el cuerpo tan frágil de la noche
Por el oscuro cristal con que la nombran los que secaron sus voces
Por el que conoce el día de su muerte
Por el que lo conoce y casi ha muerto
Por el ruido de las aguas cuando rozan las espaldas de la noche
Por el silencio de las espadas que tajean la noche y crepitan otra sustancia
Por un espacio de flotación y otro de velocidad
Por los que flotan y se agitan
Por los que corren y esquivan
Por aquella la noche que decíamos
______
Sobre el liquen de los patios abandonados
Sobre la ropa arrugada y sucia de los que ya no están
Sobre párrafos enteros caducos y la brisa marina
Sobre el filo de los cuchillos herrumbrados
Sobre la piedad, el estruendo y una silla rota
Sobre tus manos que se vuelven todo lo que tocan
Sobre todo lo que tus manos no tocan por diversas razones
Sobre los versos de los surrealistas que queremos alejar pero que el mar de lo que sea regresa nuevamente
Sobre los versos aquellos de Residencia en la tierra que preferimos olvidar por sofisticación o por pose
______
En la sombra quebrada de cristales
En la tibieza helada de la ausencia reciente
En la esperanza del frío del regreso
En almanaques viejos
En la fragancia a eucalipto de las estrellas marinas
En la siesta de los encantadores de serpientes y sus sombras
En crucifijos
En los desplazamientos del alma entre sustancias combustibles
En la propagación en forma de ondas elásticas
En el arte de combinar los sonidos y el tiempo
En la montaña que de cerca desconcierta
En cuestiones no resueltas y los rostros de la incertidumbre
En lo que callan o dicen de más
En los crucifijos
Desde las quillas dejadas en pensiones de marineros
Desde frascos abiertos con dulces agrios
Desde milagros imperceptibles
Desde panes y vinos, y los peces
Desde trópicos de luces quietas
Desde la curiosidad de la nieve que no deja de ser lluvia
Desde el olor a menta y la reconciliación
Desde el aroma de las infusiones y las balcones
Desde idiomas alambicados que sólo piden un pedazo de pan
Desde los poemas enumerativos y los inventarios
Desde la antipoesía que es poesía
Desde la que no lo es
Desde la sábana de fuego de un sol nocturno
Desde tristes canciones olvidadas
______
Ante las marcas parciales y definitivas que deja el dolor
Ante la mañana que grita su color con alivio o ironía
Ante la verde habichuela y el frescor del arroyo de Bayley
Ante el movimiento del aire en la atmósfera
Ante los símbolos culturales de clase y populares
Ante la transmisión del saber a las generaciones futuras
Ante los instrumentos que miden la presión sanguínea
Ante los integristas, neoconservadores, moderados y progresistas
Ante las puertas abiertas de la terapia tras la moderación del síntoma
Ante la enumeración de la poesía beat
Ante el reciclaje de los atardeceres en paisajes diferentes
______
Bajo el manto espeso de los mares
Bajo sueño decantado por siestas interminables
Bajo el corazón de la conciencia
Bajo donde metabolizan los peces sus fantasías terrestres
Bajo redes rotas de la memoria
Bajo influjo de aquellos cuya sangre continúa
Bajo el peso exacto de las criaturas marinas
Bajo el pie peregrino
Bajo todo lo que se pie ha aplastado por accidente
Bajo las medusas y su danza de púas
Bajo los parques y sus singulares artificios
Bajo recursos estilísticos
Bajo interminables lecturas de poesía
Bajo poetas moderados en sus lecturas
Bajo un público sólo de poetas
Bajo piadosas imágenes
______
Entre la transitoriedad de ciertas especies y las zonas escarpadas del amor
Entre el estruendo y las máquinas mudas
Entre reclamos y postergaciones
Entre postes que señalan posibilidades sin indicar cuáles
Entre las grietas de la conciencia
Entre el deseo y deseos
Entre una puerta estrecha
Entre esta vida y su consecuencia mediata
Entre la muerte y su consecuencia inmediata
Entre la conciencia divina y la humana palpitantes
Entre los fuegos artificiales y un hombre solo en un bar
Entre seres que no abandonan el ansia y los que piden perdón por tanto dolor
Entre la posteridad de uno mismo
______
In a warm wet circle
Like a mothers kiss on your first broken heart
Marillion
Como la belleza de lo artificial y la naturaleza palpitando con el vértigo
Como herencia del fuego en su polisemia
Como persistencia unívoca del agua
Como algún caos dialéctico
Como metáfora, metonimia, imagen o el rocío al amanecer
Como el absoluto de la muerte
Como última instancia del perdón
Como una manzana verde partida
Como los límites imprecisos de la plástica
Como el marco de un cuadro
Como mariposas y su inmanencia
Como gestos de un primerizo ante la nieve
Como las formas geométricas en el huracán
Como la trascendencia
Como la vida, poesía, el amor y otros lugares comunes
María Paula Alzugaray
Poeta. Nació en Rosario (Argentina). Licenciada en Letras. Especialista en Comunicación Política. En 2006 publicó El inquilinato de Don Genaro (sainete, en colaboración con Marta Blanco) y en 2008 Lo albergado (poesía); en 2014 publicó Estampados, haikus con dibujos de María Zulema Amadei.
Si no fuera por la lluvia
Día con día la prenda,
el garabato, el idioma despertado,
el avispero por levantar, temperaturas elegidas,
líquidos exóticos, la arrogancia.
Mensajeros químicos. El escándalo,
el dilema de la piel
una ruta comoquiera no importa dónde.
El desastre. No te culpo.
Tiene la noche un asalto y concentrados dardos,
del sótano una caja, la herencia que regresa.
Tiene una escuela especial, un diosero con permiso… no sé,
lo inmediato destrozado, las hormigas grises de la neblina.
Pucha, cómo llueve de exceso de entraña, llueve el desencanto,
el reto y la cosa vacía, el secreto desdichado
la belleza azul a paso de galgo
por las malezas, llueve.
El ardiente cadáver, del folclor: el comienzo.
El impasible, los destellos, lo inmediato.
El amor.
Una tarjetita de julio de 2014
Hace frío y acá estamos todos abrazados.
Somos cuatro en la cama grande: Rosario, Francisco, mi hermana y yo.
Tengo una sensación de no necesitar nada más que esta habitación,
esta casa
en la que ahora duermen repartidos debajo de frazadas profundas,
los afectos familiares.
No necesitar más que esto: ‘los lugares comunes’.
Lo otro pasa afuera.
El que al cielo pide poco es un loco.
Apóstoles urbanos
(Ah… tus ojos conoides relámpagos
diluvios, fulminantes alaridos que no les doy.
Evangelización pluviosa).
Hay sitios con resonancia provocando estas horas:
las avenidas mojadas, el alma de las jaulas.
Me sorprendo sin aire, como agua estancada.
Está relampagueando orgullo ahí afuera de las vacaciones,
un gran martirio las alarmas de esos coches
ruedas rechinantes de un colectivo recién,
pescuezo de acero pidiendo carne con sueños.
Enorme pedrada, esos hastiantes chismes
esos reproches. Se diluye el domingo flemáticamente
injusto como un zoológico.
(…es un loco.)
“La lucidez es la herida más cercana al sol”.
René CHAR
El ciego en el río
verano de 2011
Fuimos con mi hermana al río a que los chicos se bañen.
Me quedé embobada sobre el terraplén
oyendo gritar a un joven ciego
Tengan cuidado, vengan más para acá
que miraba hacia los ruidos de sus hermanos menores
peleándose con agua y riendo.
Tiresias era el lazarillo. El mediador sin vista.
Cerré los ojos y mastiqué los gajos de la mandarina
persiguiendo entrar en el olvido estético.
Anaranjadas chispas líquidas bebí
pretendiendo quitar transparencia a la situación.
“Me desvela la tarea de desnudar las apariencias”.
Susana THÉNON
Tan el momento
de decir y no
tan adecuado escenario, tanta obscenidad en el vestuario
tan para ajustar números, valores, cuerdas y razones.
Pero mi interior yace tenso en esta botella recién vaciada
un animal abyecto al que alguien apunta.
Cuento hasta en cautelarme,
a inclinar el alma y des parecerme
me concentro en empellejarme de mí.
Un cuerpo es un arma potencial. Pero vence. Tic tac.
Tan el momento y no.
Sobremesa
Sobra de conversaciones
que salpican, que nadie pidió como postre.
De recuerdos ablusados en hazañas cremosas,
fábulas elegidas porque sí, que nadie ordena.
¡Tanto espamento con las migas, che!
Gente que habla fuerte sobre platos saciados
que cree que sus cosas son necesarias de contarse,
que los demás no estamos en su escenografía.
Hablan, son atrevidos.
Se debe reír para tapar tanta pena, es domingo. Hablan.
Ajenos, lejanísimos hechos. Cuajados como leche con los ecos de fiestas mezcladas.
Carreras de zanjas de caballos de cosas compradas en Martínez y Cía. Ltda.,
de perejiles obesos, vinos dulces y Dios
que llega al campo en carreta
que lee la borra del café en terrazas no en tazas mal enjuagadas, desmultiplicadas.
Tremendas diapositivas, tremendos los perros conjeturales
que soltaban el hilo y se iban tras el costillar mascado.
Nada de perros tullidos para la conversa.
Ensayamos términos con qué cantar también, ah sí sí
al costado de las avispas y de alguna milonga.
“Acá se muere de 90 años… quién enterrará a quién…”.
“No es que se saqueen las palabras, hay otras… como tercerizar”, hablan.
Gamuza de color, la siesta dice: acá estoy.
“Tal vez extrañaría la arena, los caracoles… quién sabe, los separó su madre…”
Lloraban sin comprender.
Lloraban de sobremesa.
Y también eufórico, el invitado cuando todos se fueron, volvió y me besó.
Los ominosos
a Dante, Susana y los demás que estábamos.
El primero de enero nos amanecimos en el campo con un cartel
que decía “malos vecinos”
como en veinte agravios, algunos en francés.
Calladísimos y orquestales los loros en actitud de arreglá tus cosas, se fugaron.
Malyevados entre nosotros mismos,
borravinos intercambiamos miradas bizcas cada veinte minutos.
2014 nos ponía en jaque y no hay tutía.
El retardado vegeta flema, lo escucho,
ven que está el hacha,
es perverso, torturan con voltaje,
hay una cosa ahí dando vueltas,
hiede la decapitada, se tocan en remojo…
Y muchísimos eventos ocultos multiplicaron las teorías conspirativas
exageradas en sus colores, dramáticas.
Minga de ágape, atormentados
lívidos como sachets secos, quedamos.
De metales de algún dios tarado se nos fundió el año; ¡y a desconfiar!
“What if God was one of us…”
Joan OSBORNE
Una tarde con Dios en La Posta de Pozo Del Tigre
De profesión cuidabas un algarrobo de cuatrocientos años.
Hospedado de un mundo muy exterior apareciste
con dos perros desde una casa tímida
y ahí nomás hiciste llorar de epifanías, por abundar lo sencillo.
Nos revelabas cómo amar la contundencia de un pomelo
imperando en el misterio de los galponcitos
no en la dualidad de los ecos
ni en lo turbio ni vaivenes. No confundiste ni juzgaste.
Dios: arena entre vos y yo.
Si existiera aparecido espeso: eras vos.
Discreto como clavo de ataúd.
Vos con cariño anunciando a tu amigo:
un mandarino torvo, este tiene cien años.
Certera charla de verte, de dejar de arder en preguntas.
¿Demostrabas indiferente que nos querías?
Si pudiera secar la levedad
y con un sorbo guarecer
la confidencia de ese cielo con Él, con Raúl y con Dante
cuando el yaguareté nos miró verdaderamente fijo,
sostenerme en ese frenesí suave
ante cada vacío insembrado que
siento tener.
Las corpulentas
De buenas dicen cosita linda a la tevé.
¿Pero de qué modo son fuerza?
No alcanzan a cruzar los muslos
las amolda su propia forma precipitada,
recostadas en su sueño, manejan motos
cosechadas en cuerpos ocupados de paciencia,
de bancos atardecidos.
Minga del sudor de la noche en que dormimos la piel
y ese asunto de las mechas bordadas con yuyos;
carbonatos violetas a las patas,
panorámicos pollos asfixian: pormenores para desentenderse,
comen canciones en dormitorios floridos.
El día está pesado: ojo de bife alzando el macetón.
Redondas, laboriosas sin hartura.
Cuando la abeja va a la uva es que está a punto:
paqué salir, mejor espiar de la persiana.
Probablemente no alcanzaría
con desovar goce en bailes groseros.
Paqué saltar cascada, mejor hornear esponjadas harinas
quedarse en el valle de la cama
hacer callar lechuzas, cavar potes color fiesta.
La costumbre es su estadío original.
¿De qué modo?
Las corpulentas distinguen:
cualquier campana no es quimera.
El acabamiento: sus cuerpos a los canes.
La naturaleza no reconoce geografía.
¡Qué les importa!
“Sobre todo, no cometas esta falta:
no digas que tu oído te ha engañado
o aquello no era más que un sueño”.
Konstantinos Petrou Kavafis
En eso que ahí fue claro
a Mario Castells
Recordas Mario
que te paseaba en una camioneta
por esas curvas de junio
que yo llevaba un sombrero gracioso para vos
y que nos reíamos, erizos de sol
trillando la ruta doce
y que avanzamos embobados
en esa instancia
que allí fue verdadera
y exageradamente revelada.
Recordas que me convenciste de cruzar desde Corrientes al Paraguay
que acepté cediendo mi terquedad.
Podes recordar Mario, el olor a aceite quemado
las masitas en la guantera
ese calor tolerable con Los Palmeras
los pomelos arracimados que robamos,
nuestra simetría en relación a las pieles, a la siesta?
Florecíamos en el bienestar de esa dimensión
sin comprenderla aun
pero seguramente.
¿O nada hay de lo que soñamos Mario?
Miguel Culaciati
Periodista y escritor. Nació en 1965 en Rosario (Argentina). Libros publicados: Contracorriente (2000), Tierra Prometida (2003), Aguarriba (2012) y Cien estrellas (2016). Es creador del espacio “Poesía Esencial” en Facebook e Instagram, en el que integra una docena de antologías de poetas de su ciudad natal.
Llevo el sol y la sal
bajo los párpados.
Bajo la lengua
no sé
si algún día
saldrás de mí…
Valeria del mar.
En Contracorriente.
______
Vivir sin imaginar
es renunciar a volar.
Es desperdiciar el infinito.
Es morir de realidad
Día a día,
miedo a miedo,
renuncia a renuncia…
En “Cuadernos Errantes” 2015 / 17
______
Tengo un otoño rojizo
un pájaro quieto bajo la lluvia
la misma ventana.
Tengo bajo las nuevas hojas
los mismos senderos.
Tengo viejos sueños, nuevos misterios…
Algo que resiste
entre el silencio y la maravilla,
______
Me dejo naufragar en tus brazos
porque de ellos nacen los pájaros
que me hacen libre…
______
A escondidas de la luna
un ángel de sensibilidad infinita
se balancea
Pende luminoso de la frágil piel de luz
que abriga la tierra
Con la ayuda del ángel
nuestras cansadas almas hacen frente
y dan batalla
a las miserias y horrores del mundo
Para, a pesar de todo, seguir creyendo
para, a pesar de tanto, seguir amando
(Este texto acompaña la foto de portada
de Poesía Esencial)
______
Escribo desde este temblor,
a partir del asombro,
contra el abandono.
Escribo aferrado a la luz,
atravesado por la injusticia,
sostenido en la utopía.
Escribo cielos nos amparen,
vientos que nos animen,
palabras que nos acerquen.
Con tozuda obstinación
escribo soles en cada estación
y lunas para navegar
cada vez que el mar se torna abismo.
Poemas de vapor escribo,
letras biodegradables,
confesiones de náufrago.
Cuando escribo vida escribo amor
y cuando escribo tu nombre me justifico.
Porque no me resigno al extravío: escribo
Al filo del derrumbe, desconcertado, semidesnudo
con el último sorbo de vino rojo en la boca:
escribo.
Lleno de locura
falto de tiempo
rebalsado de fe
cada día, cada lluvia
escribo resistiendo, escribo amando
escribo muriendo, escribo resucitando…
“Tránsitos ” VII – 2017
______
Voy
por la boca
de esa palabra
flotando hacia el Sol
que amanece de tus ojos…
______
Tú cóncava, yo convexo
Tú luna, yo sol
Tú remanso, yo torbellino
Tú puerto, yo mar
Dos navegantes de cielos y utopías
tripulantes de naves aladas
viajeros de un sueño infinito…
Sé bien que tu cuerpo fue hecho para mis manos
tu boca para mis labios
tu corazón para mi esmero…
Es hacia tu exacta y luminosa piel que migra mi deseo
mi anhelo, mi sexo
Estemos donde estemos y como estemos
contigo no hay distancia
no hay adentro, no hay afuera
no hay par ni impar, no hay frontera
Es en las cristalinas aguas de esta bendición,
de esta creencia
que diluimos serena y gozosamente la otredad:
hace tiempo que parte de uno vive en el otro
Que inspiramos, exhalamos, caminamos,
saltamos, tropezamos y caemos juntos…
Reímos, lloramos, transitamos el resplandor
el asombro, el milagro
también la zozobra, el desencanto…
Buscando el sosiego
el equilibrio, la tierra prometida
luchamos, sudamos, nos transmigramos
morimos y volvemos a nacer
tan sólo para confirmar
cómo nos amamos
cuánto nos amamos…
“Acerados”
______
Sí, es verdad,
como las golondrinas de marzo
han pasado sueños, soles y años.
Sigo sin embargo e inexorablemente
empapado de vos…
No hay instancia
ni encuentro rincón
donde no me siga lloviendo
tu nutriente, fresquísima
y pacífica lluvia…
______
Somos dos pasajeros más
en este carrousel de sueños, desvelos
empeños y desgarros
Vamos girando,
contemplando milagros y miserias del mundo
en trescientos sesenta grados
La fuerza del misterio prístino y cierta obstinación
nos impulsan
Mientras giramos y giramos
vamos enhebrando delicados segmentos de luz,
destellos de amor, con paciencia de orfebres
Como el fugitivo en el oscuro túnel
anhelamos la claridad definitiva
o al menos
un manto de misericordia
para nuestros cansados corazones.
Orlando Valdez
Poeta. Nació en Ramallo (1961). Entre 1962 y 1985 vivió en San Nicolás. Desde 1986 vive en Rosario (Argentina). Ha publicado El mezquino trazo del acto (poesía). Ed. Laborde. Rosario, Argentina, 1° Ed. 2012 y 2° Ed. 2013; La cobardía feroz del silencio (poesía). 1° Ed. Menta Producciones. Rosario, Argentina, 2007 – 2° Ed. Laborde. Rosario, Argentina, 2017; y El hondo silencio de toda locura (poesía). 1º y 2º Ed. Los lanzallamas. Rosario, Argentina, 2001.
El color de la noche
todavía veneraba
cuando se iban
las estrellas
el color de la noche
la rompiente madrugada
de golondrinas
y jilgueros
y el cielo
y el final
entonces
comenzaba
y el día
era de otros
En las calles en la noche
el frío en las calles se agrava en la noche
del invierno hojas como animales
claman por la urgencia del alba
y la luna fuera de su menguante
entonces pregunto por mí y qué hay de mí
del suceso
y el hallazgo
de la luz de una vela
el estigma
y su sombra
Octubre tiene
como noche huesos
acantilados
en lo profundo
de una ola
el ocaso infinito
de la mirada
algo salino. Ahora
vida o muerte es
albatros en su pico
Más de tres veces
intro/vierte difusa
negando el
ocaso
más de tres veces el
largo desvarío el
delirio que esparce la
luz de una piedra
casi siempre al
ras
del suelo sobre el
extremo de la
línea
y susurra y tiende las
manos al
oyente
Amo y soy amor
amo y el amor
tal vez sea mujer
inasible
con tormentas
como olas
y a la vez silvestre
aroma de flores
con mucho color
como nunca todavía.
amo y soy amor
salvaje animal
de la llanura
que habita solitario
modificándose
como la violenta
y súbita gravedad
de un soplo
que dio vida que mata ahora
Intervalos
entre concilios del rito
ofrenda costados de lunas
en intervalos
enciende velas
y asesina
al ángel de cenizas
cinco
o seis minutos antes
que la vez anterior
Para que amanezca
partes de la noche arrojadas en la arena
como olas mis huesos mi carne aún
cuando de Clara no hay estrella ni foto
y ella dónde ella juega
y cuánto de mí a un costado
delirante quizá inútilmente al extremo despedazándome
mientras Marisí es cierta novel
y única luz del cielo tanta luna creciente
que hube traicionado
para que amanezca mar entre mis dedos
Iguales
olvidé mi nombre
y las esquinas del barrio
el himen de las niñas
que juraron obedecer
al naufragio de sus vestidos
porque los muertos eran sólo
a cebita y
a los tres días el poeta
volvería a morir
en la misma oscuridad
ante los ojos de la noche
éramos miles
y más que eso iguales
Estimado
Yunieski Betancourt Dipotet
Una vez más agradecido por el espacio dado.
Y celebro esto como un símbolo del que brillará por siempre.
Nos vemos un día.
Saludos Cordiales desde Rosario Argentina
http://www.orlando-valdez.blogspot.com