
Senderos de Santiago (+ letras inéditas)
9/2/2017
A tres años de su escapada sigue doliendo, y cuesta mucho hablarlo y pensarlo en pasado porque Santy está ahí, omnipresente en recuerdos, videos, fotos; en la sonoridad y musicalización permanente de la casa y hasta en el ruido que emana de la radio y que, inevitablemente, trae sus comentarios sobre la calidad artística de alguno de sus “colegas”.

Foto: Kaloian
Apelo a un texto que escribí en aquel febrero para orientarme, pero lo dejo al costado y propongo, en realidad, contar una anécdota en la que el Santiago padre, el Santy enamorado, el Feliú compositor y el cubano comprometido, se adueñaron del departamento que compartíamos en Almagro, Buenos Aires, durante una de sus giras por el sur; cuando en una madrugada de noviembre surgieron y se terminaron tres canciones geniales que casi no tocaría en público, pero que están seguro entre sus obras más bellas, no solo por su calidad, sino también por la sentimental fuente de inspiración.
Hacía tiempo que Santy me decía: “tengo que presentar algo nuevo, debo estrenar una canción”, y mientras aparecía esa “canción de arte” metía un instrumental como intro de “No fue amor” (tema inédito), en sus shows. Mientras tanto en la casa guitarreaba y se veía que estaba al nacer algo, pero la letra no quería aparecer, y seguía el guitarreo que era en sí una obra de arte. Pero una noche, mientras Santiago miraba el noticiero y yo dormitaba en otro cuarto, las noticias sobre lo que pasaba en España le hicieron ¡boom!
Estaba encantado, feliz, enamorado, y en ese estado salieron también esa madrugada los versos apocalípticos de “No estemos todavía”.
“¡Esto no puede ser, mi hijo allí y no en Cuba! Dame un lápiz, Jose, por fa”. Me levanté, le acerqué el lápiz y me desvelé; sacó unos papeles de la mesa y se puso a escribir, tomó la guitarra y “La isla de Fidel” se terminó a las 2:00 de la mañana, casi sin tocar el pocillo de café que le había acercado. Siguió en ese trance creador como si nada pasara, y con el cigarro humeando transcribió y ordenó unos versos que ya traía, escribió nuevos, siguió con el cigarro, el lápiz y la guitarra; se detuvo en unos versos de Sindo Garay, que quiso dar vuelta pero los dejó tal cual, y con eso terminó su “Gemma”, otra recién parida que se la escuché al piano en la siguiente gira, aunque la grabó a tres guitarras en Neuquen días después de su nacimiento.
“No sabes —le dijo a Yusa al día siguiente—, me salieron unas canciones bellas, bellas, una ‘revolucionarota’, por Adriano y para Cuba, y la otra de amor para mi jeva”. Estaba encantado, feliz, enamorado, y en ese estado salieron también esa madrugada los versos apocalípticos (según su propia definición) de “No estemos todavía”, la canción que estrenó en esa misma gira en Lomas de Zamora.

Santiago, Gemma y José Bonavita. Foto: Cortesía del autor
Esa es la anécdota. Después de esa noche y del encuentro con Fito (Páez) y la charla con Yusa donde cerraron un concierto de ella con “Amor de millones”, de Sara (González), nos fuimos al sur, yo embobado por lo que habían sido dos o tres días de “golpe a golpe, verso a verso” y él como si nada, si no había hecho otra cosa que abrir la puerta a las musas y dejarse llevar.
Contada la anécdota, vuelvo a aquello que escribí hace un tiempo, tres años ya, y lo reescribo como cierre de esta nota, porque saco cuentas, y si bien nos conocíamos desde hace mucho, nos conocimos bien, bien y nos elegimos hermanos ahí ese mismo 2011, los dos iguales (Aries, pero los dos distintos), yo diré que los dos buenos, otros dirán que los dos locos (locos de distinta locura), él artista y yo fan, él genio y yo fan, él músico y yo fan, él especial y yo… fan, pero fan especial.
Mil anécdotas y situaciones graciosas vienen a mi mente, momentos gratos, gratísimos. En toda esta historia hay amistad y afecto, hay amor correspondido, hay hermandad porque nos elegimos hermanos (al menos así lo sentí y él me lo hizo saber).
Tuve el privilegio de pasar unos días con él y hasta de estar en lo que sería su último concierto, ayudando con las letras y el atril. Santy estaba feliz, con miedo o responsabilidad por lo que le tocaba, pero feliz, de estar solo a estar en pareja, y de ser padre o estar por ser padre de nuevo, y de ver cómo acomodarse los tres, a saberse cuatro por la llegada de Adriano. “Mira tú, de soltero a padre de familia”, me decía, y yo le retrucaba: “Pobre Gemma, de estar sola, a tener que cuidar tres nenes”.
Nos despedimos con un abrazo hasta agosto, en que vendría a Argentina a presentar sus dos discos: el de trova tradicional (Senderos) y el de canciones a guitarra (para el que tenía, al menos, seis canciones ya), porque se lo debía.
Santiago estaba feliz y enamorado de la vida, la que recién había vivido hasta la mitad según él mismo decía, pero dicen que se le paró el corazón… y yo creo saber —como dijo Liuba— que se le explotó de tanto amor.
Podrán decir que vivirá en su arte o en una buena canción o en una guitarra bien tocada o en nuestros corazones, pero así y todo yo siempre estaré esperando el mail en que me pida armar una “girita por el capitalismo”, y lo sentiré presente en la sonrisa de Mateo, que llegó y trae a su padre en los gestos, en el caminar y hasta en su afecto al piano y la guitarra.
Podrán decir muchas cosas, pero en lo que a mí me toca quisiera haber tenido la capacidad para escribir algo lindo, a su altura; pero me aprieta el pecho, me duele el alma, me entristece pensarlo en pasado y aún recuerdo ese abrazo que nos dimos en 23 y G, frente a la casa de Augusto y Rosy Blanca, cuando nos dejamos hasta pronto, pero ya no nos veríamos. Al otro día yo me volvía de madrugada, así que nos despedimos, aunque sigo intentando descubrir el truco que nos está haciendo y enterarme, por fin, que esto de su muerte no es más que uno de sus pases mágicos, porque Santiago, además, era mago.
Letra de las canciones que Santiago Feliú escribió en Argentina y no grabó:
“La isla de Fidel” (Buenos Aires, 15 de noviembre de 2012)
En mi casa el mundo
tiene otro color
la diferente manera
de creérselo
humanidad humanizada
humano amar.
En mi patio
el río corre sin temor
hacia un destino, un sentido distinto
hacia un yo qué sé
sincero sentimental sentimiento.
Enamorada al día
tuya y mía
miniatura colosal
que se muere por su panal
más allá del allá o acá.
En mi patria
la vida se resiste a odiar
se determina y camina
corriendo hacia su lugar
aire de sol
cura dolores
llanto de mar.
En mi pobreza
la escuela no se cerró
con cascarilla, aguardiente
con flores, tabaco y miel,
dos velas y una oración
para Fidel.
Lleva una flor herida
sin espinas
una desilusión
y unas ganas del corazón
con la sonrisa triste y feliz.
En mi huerto
el miedo no llegó al terror
ni los peores errores
sirvieron para morir
la dictadura
fue neuronálgica y pasional
En mi sueño
mi sueño no se cumplió
pero se acerca bastante
a lo tanto que se soñó
y aquí estamos
aquí seguimos guevariándolo
Revolución querida
sobreviva
vida de tu nación
revoluciona por tu amor
cada vez más
tu corazón.
“Gemma” (Buenos Aires, jueves 15 de noviembre de 2012. 1:30hs. A partir de un verso de “Perla marina”, de Sindo Garay)
Quiero hacer
la sublime
y más feliz canción
que hable de ti
como vuela en tu cielo mi desvelo
Es así
que me encontraré
perdido en ti
para que si
inocencia sin miedo
a amar de nuevo
En mi amarizas
tierna y sorpresa
dulce y sonrisa
luna sobre mí
Hada salvándome
del amor
entre curándote
mi alma sobre ti
Quiero ser
lo que puedo
lo que quiero hacer
darte y tener
despertarme en tu lado
enamorado
Ámame
cuerdamente iluminándose
quiero decir
apagar la locura
de la duda
Hada divina
susto y valor
musa intranquila
lágrima de amor
llena mi muerte
con tu vida
duerme mi soledad
sobre tu calor
Alma sublime
para las almas
que se comprendan
fiel como tú y yo.
“No estemos todavía”
Milagrosamente, vivimos en este solitario mundo.
soles de hielo, congelándonos lo más profundo.
en la luz del sueño, lloran los pesares del amor eterno.
lunas de fuego, derritiéndonos lo más adentro.
en medio de eso, hay que quererse bien,
hacerse cargo del asunto.
pronto crecer para poderlo juntos.
la verdad se perdió en el aura de una mentira rota,
mendigando el amor divino que nos toca.
sometidamente, vamos en manadas pareciendo gente.
siempre buscando, siempre encontrándonos lo mismo.
una de dos, ni una más, una sola que empeora cuanto más resuelve.
en toda opción, la felicidad se tiene ausente.
entre las alas de la libertad, va la bandera de tu vida.
universalizándote, lamiendo las heridas.
ojalá que el amor le gane a la sabiduría,
que en las manos de dios no estemos todavía…
solitariamente, vivimos en este milagroso mundo.
Hola. Quisiera saber si alguien dispone de la letra de la canción inédita de Santiago Feliu ABRACADÁBRAME. Desde ya, muchas gracias.