“El Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias.
No fue la única amarga prueba de la adversidad,
pero ya nada pudo contener la lucha victoriosa de nuestro pueblo.
Trincheras de ideas fueron más poderosas que trincheras de piedras.
Nos mostró el valor de una doctrina, la fuerza de las ideas,
y nos dejó la lección permanente de la perseverancia
y el tesón en los propósitos justos”.
Fidel Castro Ruz
26 de julio de 1973

Aunque, como es conocido, los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, el 26 de julio de 1953, no lograron el resultado esperado, resulta incuestionable la trascendencia de tan aguerridas acciones.

Esta heroica gesta, encabezada por Fidel junto a los jóvenes de la Generación del Centenario, contribuyó, de manera decisiva, a luchar por el derrocamiento de la tiranía de Fulgencio Batista y así alcanzar la libertad, la independencia, la soberanía, de la patria amada.

El análisis, estudio, investigación, de la epopeya del 26 de julio ha permitido conformar una amplia y valiosa fuente documental que, desde diversas miradas y perspectivas, se acerca a un hecho que cambió el rumbo no solo de la historia de Cuba, sino también de América Latina.

No creo equivocarme al afirmar que, el documento de mayor alcance y permanencia en esa bibliografía, es el alegato de autodefensa pronunciado por Fidel, el 16 de octubre de 1953, en el juicio seguido por la tiranía batistiana a él y a los revolucionarios que asaltaron ambas fortalezas orientales.

La historia me absolverá, que así se titula ese documento, además de denunciar los atropellos, los maltaros, los crímenes, que sojuzgaban al pueblo, presenta el programa que, de haber triunfado entonces la acción, cambiaría la vida en la isla.

Dentro de esas entregas, una de las más completas es La historia me absolverá. Edición anotada, con edición y notas de los investigadores Pedro Álvarez Tabío y Guillermo Alonso Fiel.

La primera edición de La historia me absolverá aparece, en los turbulentos días de la clandestinidad, en el año 1954, cuando, a pesar de la feroz persecución del régimen, fue posible reconstruir el alegato pronunciado por Fidel, imprimir el texto y lograr su distribución en el país.

A lo largo de estas casi siete décadas, este texto ha tenido numerosas ediciones ―tanto dentro como fuera de la isla―, que hacen posible, a quienes llegan a sus páginas, conocer uno de los capítulos esenciales de la historia libertaria de la mayor de Las Antillas.

Dentro de esas entregas, una de las más completas es La historia me absolverá. Edición anotada (Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2005, 256 pp.), con edición y notas de los investigadores Pedro Álvarez Tabío y Guillermo Alonso Fiel.

Publicado originalmente en 1993, este libro presenta, de manera definitiva, el texto del alegato, libre de errores y erratas de anteriores ediciones, además de incluir, entre otros materiales, un amplio aparato de más de 560 notas y una selección bibliográfica relacionada con este hecho histórico.

Esclarecedoras resultan las palabras del historiador Pedro Álvarez Tabío cuando, en la introducción al volumen, escribe:

Manifiesto programático, acta de acusación y denuncia, alegato de justificación legal, moral, filosófica y política de la lucha revolucionaria contra la tiranía, La historia me absolverá es, por derecho propio, el documento raigal de la Revolución Cubana y uno de los textos principales en la historia del pensamiento político y la acción revolucionaria en Cuba y en América Latina.

Quienes se interesen en conocer cómo fue posible imprimir La historia me absolverá a solo un año de haber pronunciado Fidel su alegato de autodefensa, deben revisar el libro Pequeña Gigante. Historia de: La historia me absolverá (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2010, 144 pp.), de Martha Rojas.

¿Cómo se logró publicar La historia me absolverá, en 1954, burlando la férrea censura? ¿Cómo fue posible que Fidel dirigiera el proceso desde la cárcel en Isla de Pinos? ¿Quiénes participaron en tan arriesgada empresa? ¿Cómo se distribuyeron los miles de ejemplares publicados?

Estas son algunas de las interrogantes respondidas en las páginas de este libro, en que se incluyen los testimonios de quienes, en la clandestinidad, amenazados y perseguidos, enfrentaron la riesgosa misión de dar a conocer las ideas defendidas por Fidel en el citado juicio.

¿Cómo se logró publicar La historia me absolverá, en 1954, burlando la férrea censura? ¿Cómo fue posible que Fidel dirigiera el proceso desde la cárcel en Isla de Pinos? ¿Quiénes participaron en tan arriesgada empresa? ¿Cómo se distribuyeron los miles de ejemplares publicados?

El sugestivo título dado al libro, es explicado así por su propia autora:

Un sencillo hombre, cajista de imprenta ―oficio casi extinguido― comparó La historia me absolverá, por su calidad discursiva, fuerza y posibilidades, con una “Pequeña Gigante”, nombre de cierta máquina de apariencia modesta pero altamente apreciada por los obreros del giro.
(…)
Calificativo poético y trascendental ese del Patato ―como lo llamaban sus compañeros.

Testigo excepcional del juicio orquestado por la dictadura batistiana a Fidel y a los moncadistas, la periodista y narradora Martha Rojas (Santiago de Cuba, 1931-La Habana, 2021) es autora de otros libros de imprescindible referencia sobre la gesta del 26 de julio de 1953.

Entre esas obras aparecen Los testigos del hospital (1967); El que debe vivir (1978), Premio Testimonio Casa de las Américas; El juicio del Moncada (1979), y La Cueva del Muerto (1983), novela testimonial adaptada al cine por Santiago Álvarez bajo el título Los refugiados de la Cueva del Muerto.

El luchador independentista puertorriqueño Juan Camacho, con imaginación y empeño, inspirado en el alegato de autodefensa de Fidel, se propuso, y logró, una empresa nunca antes llevada a cabo: trasladar, a estrofas decimales y versos octosílabos, el trascendental documento.

Como una verdadera rareza dentro del catálogo editorial cubano dedicado a la epopeya del Moncada, puede calificarse el libro La historia me absolverá. Decimario (Ediciones La Memoria, Colección Cuba y Puerto Rico son, La Habana, 2013, 112 pp), de Juan Camacho.

El luchador independentista puertorriqueño Juan Camacho, con imaginación y empeño, inspirado en el alegato de autodefensa de Fidel, se propuso, y logró, una empresa nunca antes llevada a cabo: trasladar, a estrofas decimales y versos octosílabos, el trascendental documento.

«Si la poesía, en tanto que arte, es libertad, como lo es, uno de los méritos de esta obra de Juan Camacho –asegura el poeta y abogado puertorriqueño Luis Raúl Albaladejo– es haber ejercido esa libertad a partir de un texto preestablecido sin que por ello su ejercicio creador sea menos libre».

Una verdadera rareza dentro del catálogo editorial cubano dedicado a la epopeya del Moncada.

Antes de La historia me absolverá. Decimario, Juan Camacho (Bayamón, Puerto Rico, 1947), poeta, maestro, dirigente sindical y comunitario, incansable defensor de la independencia de su patria, ya había publicado, entre otros títulos, Abelardo, también en décimas.

Juan Camacho cierra La historia me absolverá. Decimario, este sugerente y respetuoso homenaje a al enérgico alegato, con esta décima:

Sé que la cárcel es dura,
de amenazas y lamentos,
de cobarde ensañamiento
y de completa censura.
Mas nunca la dictadura
mi espíritu cejará,
ningún tirado podrá
doblegar a quien soporta.
Condenadme, no importa,
la Historia me absolverá.

Regresar ahora a La historia me absolverá, cuando se recuerda el aniversario 70 de los asaltos a las hasta entonces inexpugnables fortalezas de Santiago de Cuba y Bayamo, es como volver a vivir aquella heroica gesta del 26 de julio de 1953, ese capítulo imprescindible de la historia de la nación cubana.

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