Coincidiendo con el mes dedicado mundialmente a la danza, la Compañía Folklórica Camagua, dirigida por el maestro Fernando Medrano Vireya, realizó una exitosa temporada en la sala Covarrubias del Teatro Nacional, esta vez dedicada al 40 aniversario del Sistema Nacional de Casas de Cultura y a la conmemoración 58 de la fundación de la Escuela Nacional de Danza. Ambas instituciones culturales cubanas han servido durante su larga trayectoria a la formación de bailarines, profesores e investigadores del arte danzario, ya sea desde el contexto de artistas aficionados, como del área profesional.

Igualmente, durante el transcurso de este año 2023, la Compañía Folklórica Camagua está celebrando su duodécimo aniversario, fundación que tuvo lugar el 12 de abril de 2011 en Camagüey. Por esa razón, la temporada en La Habana bien podía formar parte de una muestra de los resultados artísticos alcanzados por la agrupación en la escena cubana contemporánea.

La exitosa temporada de Camagua en el Teatro Nacional estuvo dedicada al 40 aniversario del Sistema Nacional de Casas de Cultura y a la conmemoración 58 de la fundación de la Escuela Nacional de Danza.

Camagua brindó al público habanero dos espectáculos diferentes compuestos por siete obras, durante los días 13, 14, 15 y 16 de abril, los cuales provocaron largas ovaciones del público espectador, el cual fue muy numeroso durante los cuatro días de sus presentaciones. El primer programa contó con tres coreografías, todas de la creación de Fernando Medrano Vireya. Congos trinitarios mostró el resultado de un proceso de investigación-creación realizado en el antiguo Cabildo de los Congos Reales de Trinidad, y donde se muestran danzas tradicionales pertenecientes a esta área cultural del país, como tonada trinitaria, rumba managua, rumba ombligada, milena (makuta trinitaria), y el garabato, todas ellas de fuerte antecedente bantú.

Cubanísimo recrea algunos de los más importantes bailes de salón sociales cubanos pertenecientes al siglo XX, como el danzón, el danzonete, el bolero, el chachachá, el mambo y el son, en esta ocasión con el fin de homenajear a uno de los más importantes compositores de música popular bailable de Cuba: el sonero Adalberto Álvarez. Como colofón se interpretó el baile carnavalesco de la chancleta, el cual combinó magistralmente las habilidades en el juego de diferentes sucesiones de ritmos producidos por el sonido de las chancletas de madera al golpear el piso, con el acompañamiento de dos canciones populares famosas en su época: “La caminadora” y “La batea”. El espectáculo concluye con Homenaje, que refleja la presencia francohaitiana establecida en Camagüey desde finales del siglo XVIII hasta principios del XX. La obra es un agasajo al grupo músico-danzario de portadores culturales Caidije, del municipio de Minas, de esta provincia. Incluye los bailes del congó, fey, saboné y gangá, pertenecientes al sistema religioso del vodú.

El segundo programa de la temporada incluyó cuatro obras: Awán, de Bárbara Balbuena en calidad de invitada, es una proyección escénica de una de las ceremonias rituales de mayor importancia en la Regla Arará de Cuba, religión popular cubana de origen ewé fon. La coreografía está basada en un awán o limpieza dedicada a Afimaye, vodún de las enfermedades y dueño de la tierra y el sustento, con el fin de lograr el restablecimiento de una mujer enferma a través de rezos, cantos, toques, danzas arará y el trance posesión de la divinidad. Clave, guateque y son es una coreografía de Fernando Medrano que incluye algunos de los bailes tradicionales campesinos que están vigentes en la Fiesta de los Bandos de Majagua, de la provincia de Ciego de Ávila. Aquí se muestran expresiones músico-danzarias poco conocidas en la escena nacional, como “el espantapájaros”, “el muñecón” y “el abanico y el bastón”; las cuales son ejemplos de los procesos de rescate, reconstrucción y revivificación realizados por los propios portadores de los bandos azul y rojo, como forma de complejizar cada año la competencia de este evento popular tradicional.

A 12 años de su fundación, la Compañía Folklórica Camagua constituye una de las agrupaciones danzarias profesionales más importantes en el panorama escénico de la danza folklórica cubana actualmente.

Rumbeando, una creación en coautoría entre Balbuena y Medrano, centra su atención en las rumbas miméticas o del tiempo de España, estilo rumbero de gran antigüedad, pues están basadas en narraciones de hechos y la imitación de personajes de la vida cotidiana y de las costumbres de la época colonial. Aquí son representadas Mamabuela, Lala no sabe hacer na´, el Papalote y el Muñeco, donde en la teatralización de cada historia se puede apreciar la utilización de una amplia gestualidad corporal de fuerte carga histriónica, de intención erótica y de doble sentido, de ahí su carácter satírico, picaresco, propio de nuestra identidad cultural.

El espectáculo termina con Caribe soy, de Fernando Medrano, una coreografía inspirada en las expresiones músico-danzarias de origen jamaicano. La obra fue lograda a partir de un proceso de investigación realizado en el barrio jamaicano del Central de Baraguá, especialmente con el Conjunto Tradicional La Cinta, comunidad localizada en el municipio de Baraguá, provincia de Ciego de Ávila. Los bailes y cantos seleccionados para la obra fueron Banana, el Limbo, Slay man mouse, Donkey, Brown y la Cinta, los cuales están vigentes en las festividades de estos grupos. Las distintas danzas son de motivación laica, de divertimento y con un fuerte componente competitivo a partir de la demostración de habilidades, como los juegos de zancos y de la Zaranda, en las cuales se aprecian elementos comunes dados en las características de estas expresiones de antecedente caribeño-inglés. La obra termina con el Baile de la Cinta por la inminente espectacularidad que la caracteriza, tanto por la ejecución danzaria al ritmo del toque de los tambores, como por el tejido de las cintas alrededor de un palo central. El pare al unísono del movimiento y la música en una pose final, terminó siempre con un fuerte aplauso de los espectadores.

Es también indispensable resaltar, al referirse a los resultados artísticos de Camagua, el alto nivel profesional que se aprecia en la ejecución e interpretación de la orquesta. Está constituida por diez músicos, tres cantantes de excelente calidad vocal y siete instrumentistas, que bajo la dirección del compositor y arreglista Julio Javier Puig, son capaces de ejecutar un amplio abanico de géneros músico-bailables cubanos de diferentes orígenes, lo cual requiere la alternancia en la utilización de los más variados instrumentos de música popular tradicional cubana: percusión, cuerdas, viento metal, etc. La intervención de la orquesta en los espectáculos de la compañía es vital, pues forma parte intrínseca de la estructura coreográfica. 

A cada una de las coreografías desarrolladas por este colectivo, le antecede un arduo proceso de investigación-creación que ha partido desde el trabajo de campo en los focos culturales seleccionados en diferentes áreas del país, hasta la teatralización del hecho folklórico con la necesaria redimensión y estilización artística en función de captar la atención del espectador. Los resultados artísticos de la Compañía Folklórica Camagua también son muestra de una férrea disciplina, tanto en las formas de entrenamiento corporal que emplean, como en el tiempo dedicado a los ensayos de los espectáculos a desarrollar en los distintos espacios escénicos de carácter nacional o internacional.

Dirigida por el maestro Fernando Medrano Vireya, esta agrupación ha alcanzado una alta calidad de sus propuestas artísticas.

Los bailarines se entrenan en preparación física, técnica de la danza moderna, técnica de la danza folklórica, en este caso la creada por la profesora Teresa González Martínez; y clases de danza folklórica con las manifestaciones músico-danzarias contenidas en el repertorio coreográfico de la compañía. Como parte del entrenamiento artístico se incluyen los ensayos de las obras que forman parte de las funciones programadas, los cuales están bajo la responsabilidad de Pablo Sarduy Fernández, régisseur de la agrupación. El trabajo se realiza de lunes a viernes en el horario establecido entre 9:00 a. m. y 1:30 p. m.

Entre los eventos artístico-culturales en los que participa regularmente la Compañía Folklórica Camagua, están los dirigidos artísticamente por su director Fernando Medrano: Semana de la cultura camagüeyana (en el mes de febrero); Fiesta del Tinajón (en noviembre), donde Adalberto Álvarez fue por varios años su presidente de honor; y Guateque de la llanura (en mayo). Durante las festividades del San Juan camagüeyano, la agrupación actúa en espacios caracterizados dentro del carnaval, como por ejemplo El rincón campesino. Igualmente, las galas artísticas constituyen un espacio importante para sus representaciones, tal es el caso del 8 de mayo, Día del Son; el Festival Internacional de Folklore de carácter virtual, en el mes de diciembre; y las galas dedicadas al aniversario de diferentes instituciones camagüeyanas o nacionales donde son invitados.

A solo 12 años de fundada, es posible afirmar que la Compañía Folklórica Camagua ha alcanzado una alta calidad de sus propuestas artísticas, y constituye una de las agrupaciones danzarias profesionales del país más importantes en el panorama escénico de la danza folklórica cubana actualmente.

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