Las luchas por alcanzar la igualdad plena de la mujer, en Cuba, han tenido también una historia enlazada a las batallas por alcanzar la liberación nacional. Tras el triunfo revolucionario de 1959, se tomaron decisiones radicales con respecto a la situación de la mujer en la sociedad y se crearon programas que fueron acompañando a las cubanas a alcanzar independencia económica, desarrollo profesional, libertad individual.

Cuba ha trabajado con responsabilidad y constancia para cumplir los compromisos que, desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, desarrollada en Beijing en 1995, quedaron como acuerdos del encuentro.

Algunas de las razones que motivan las luchas de las mujeres en el mundo ya son conquistas en nuestro país. Asistir a la escuela, igualdad de salario, derechos reproductivos, no discriminación, aunque se esfuercen muchos enemigos de la Revolución en demeritar y minimizar todo ese esfuerzo. En el asunto de vivir sin violencia todavía queda mucha tela por donde cortar; no es suficiente con legislar, no se resuelve solo con derechos: se requiere de un esfuerzo conjunto, integrado en función de contrarrestar las causas que propician la ocurrencia de estos hechos.

“Se realizan acciones a favor de las mujeres en el teatro, pero no se ha articulado un sistema de relaciones entre una y otra, no se ha visibilizado la conciencia crítica alrededor de estos hechos”.

Las agendas políticas contra nuestro país apuestan por atacarnos, desde la proyección constante en medios independientes de una narrativa de caos, enfocada en demostrar ineficiencia e ineficacia en el desarrollo de las estrategias de género en Cuba y amplifican situaciones de feminicidios. De igual manera se reproducen estos esquemas en redes sociales. Su motivación es la denuncia, nunca la resolución de estos conflictos, de lo cual tienen poco que argumentar, en tanto no tienen verdaderos proyectos sociales para acompañar las problemáticas de género.

Actualmente, desde la dirección del país, se implementa el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres en Cuba, el cual articula acciones para promover el avance de las mujeres y la igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades, refrendados en la Constitución de la República de Cuba; así como profundizar en los factores objetivos y subjetivos que, como expresiones de discriminación, persisten en la sociedad cubana, y obstaculizan alcanzar un mayor resultado en lo económico, político, social y familiar, con el fin de eliminarlos.[1]

Para la realización de dicho Programa se indicó, desde todos los organismos de la Administración Central del Estado, la creación y funcionamiento de Comités de Género.

Desde el Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE) se ha trazado una estrategia que se proyecta como plataforma del trabajo del Comité de la institución. El mismo está integrado por prestigiosos investigadores, críticos de arte, y personalidades del arte escénico de ambos sexos. Esperamos que, a partir de su funcionamiento, las mujeres adquieran mayor protagonismo en nuestros escenarios.

Berta Martínez como Lala Fundora en la obra Contigo pan y cebolla. Foto: Cortesía de Vivian Martínez Tabares

Si bien desde la escena cubana ha sido abordada la temática de la igualdad de la mujer —recuérdese los grandes personajes femeninos creados por dramaturgos cubanos como Virgilio Piñera, Héctor Quintero, Eugenio Hernández Espinosa—, su representación desde las diferentes manifestaciones escénicas todavía es insuficiente.

Es cierto que podemos enumerar experiencias sólidas de trabajo, con loables resultados, como el Encuentro Internacional de mujeres teatristas Magdalena Sin Fronteras, coordinado por la destacada actriz y directora teatral Roxana Pineda, desde la ciudad de Santa Clara. En la provincia de Granma y en vínculo con la Uneac del territorio, se gesta el proyecto de intervención comunitaria con enfoques de género Musas inquietantes, desarrollado por la actriz Yamisleidis Reyes.

En Santiago de Cuba, la Premio Nacional de Teatro Fátima Patterson, dentro de la Jornada de Teatro Joven Repique por Mafifa, estimula el diálogo creativo y polémico para el abordaje de la temática. La Bienal Escritura de las Diferencias es un evento internacional que promueve la dramaturgia hecha por mujeres, y se ha venido desarrollando en la capital y en Santiago de Cuba también.

Es decir, se realizan acciones a favor de las mujeres en el teatro, pero no se ha articulado un sistema de relaciones entre una y otra, no se ha visibilizado la conciencia crítica alrededor de estos hechos.

La relación de mujeres distinguidas con el Premio Nacional de Teatro es extensa: Raquel Revuelta, Rosa Fornés, María de los Ángeles Santana, Berta Martínez, Verónica Lynn, Hilda Oates, Flora Lauten, María Elena Molinet, Fátima Patterson, Herminia Sánchez.

Al dedicar la edición del 2021 del Festival de Teatro de La Habana a Berta Martínez, se reconoce la importancia de una de las figuras fundacionales del teatro cubano. Ella forma parte de la tríada de nuestros grandes directores, junto a Vicente Revuelta y Roberto Blanco.

La Dra. Graziella Pogolotti ha subrayado la importancia de su legado: “(…) el sello personal de su obra permanece y contribuye a configurar la historia del movimiento teatral cubano”.[2]

El Comité de Género del Consejo Nacional de las Artes Escénicas deberá trabajar para incentivar el debate en torno al tema, desarrollando espacios de diálogos y de estudios sobre el enfoque de género, en contacto con especialistas en la materia, lo cual develará diferentes maneras para expresarlo en todas las manifestaciones de las artes escénicas.

“En Santiago de Cuba, la Premio Nacional de Teatro Fátima Patterson, dentro de la Jornada de Teatro Joven Repique por Mafifa, estimula el diálogo creativo y polémico para el abordaje de la temática”. Imagen: Tomada de Cubaescena

Se ha orientado al Centro de Documentación de las Artes Escénicas crear el Archivo de las mujeres de la escena cubana. También se pretende estimular una política de repertorio por encargo que aborde la temática. La dramaturgia nacional ha tenido aciertos al abordar la igualdad de la mujer y esas obras han sido llevadas a escena; pero esta ha dejado de ser prioridad tanto en los textos como en las tablas.

Trabajaremos para potenciar los eventos que en torno al tema se organizan, y para diseñar otros espacios que permitan socializar y presentar los resultados que, desde la creación, se vayan generando con obras que aborden la problemática.

A su vez, deberán generarse opciones de financiamiento a aquellos grupos que propongan proyectos de creación que indaguen en el tema y habrá que sistematizar la presencia en la programación de aquellas agrupaciones que, en sus repertorios activos, aborden los asuntos de mujeres.

El desarrollo de campañas promocionales y la producción de materiales audiovisuales, protagonizados por las artistas de primer nivel afrontando la temática de igualdad de género, así como la gestión de artículos y contenidos, permitirá sostener con sistematicidad publicaciones en los principales medios y revistas culturales con énfasis en las de las artes escénicas (web Cubaescena, boletín Entretelones, boletín Prometeo, revista Toda la danza).

Será necesario articular los esfuerzos institucionales para producir desde nuestros centros de investigación, documentación y archivo de las artes escénicas, líneas de investigaciones que prioricen las temáticas de género y la consiguiente socialización de resultados a través de exposiciones, paneles, publicaciones, audiovisuales, etc.

Sin lugar a dudas, el Comité de Género se convertirá en una herramienta para favorecer y visibilizar el compromiso político del CNAE con el Programa de Adelanto de la Mujer; también permitirá llevar a cabo un ejercicio más integral, coherente y articulado entre el abordaje del tema y la creación escénica.


Notas:
[1] Aguilar, Carolina et al: “¿Por qué un Programa Nacional para el adelanto de las Mujeres en Cuba?”. Diario Granma, 5 de abril de 2021.
[2]  Pogolotti, Graziella: “Homenaje a Berta”. Cubadebate, 4 noviembre de 2018.