Cuando decidió ser escritor, Marlon Duménigo Pau se propuso, como meta, publicar un libro antes de los 35 años. Y lo ha cumplido.

“En el oficio de escritor, los tiempos son diferentes a los de otras carreras. En el deporte, por ejemplo, eres un veterano a los 35 años; pero en la literatura, a los 36 te consideran un escritor joven. Yo comencé a escribir en Trinidad, en el último año de mi carrera de ingeniero, con 22 años. Había leído pocos libros, considero.

Hombres de rutina se publicó el año pasado con la Editorial Primigenios”. Foto: Tomada del perfil de Facebook de Marlon Duménigo.

“Pensar en poder participar en el curso del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso me inquietaba pero lo veía lejano. Sin embargo, me fue posible antes de lo imaginado, al llegar a La Habana.

“Intento no presionarme mucho con la edad. Existen concursos para menores de 35, pero también existen sin límite de edad. Me propongo mantenerme centrado en crear. Algunos escritores escribieron su mejor obra a los 20 años, y otros, a los 60. Es cuestión de madurez creativa. Yo comienzo una carrera ahora, no es el momento para hacer valoraciones de mi obra. Lo importante es querer mejorar todo el tiempo”.

Egresado de la Universidad de Ciencias Informáticas y con una significativa presencia en diferentes antologías de cuentos, y obtención de premios, reconocimientos y menciones, Duménigo Pau está feliz con el resultado de su primer libro: Hombres de rutina.

“En el libro incluí cuentos que escribí hace seis años y otros de hace dos. Abarca un periodo desde 2013 hasta 2019. Empecé a escribirlo cuando cursaba estudios en el Centro Onelio. El libro está dividido en tres partes, porque durante ese tiempo mi estilo cambió entre la fantasía y el absurdo, y esa diferencia se nota.

“Casi todos los cuentos parten de situaciones cotidianas que terminan en algo inesperado, porque en los cuentos me interesa sorprender al lector que solo al final pueda unir todos los puntos de la historia.

“En cuanto a la estructura final, el libro había tomado varias formas pero sentía que era necesario cerrar el ciclo e iniciar otros proyectos.

“Yo comienzo una carrera ahora, no es el momento para hacer valoraciones de mi obra. Lo importante es querer mejorar todo el tiempo”.

“Finalmente Hombres de rutina se publicó el año pasado con la Editorial Primigenios. Se lanzó unos días después de mi cumpleaños. Estoy contento con el resultado. El libro se presentó en el evento Marzo Literario, que fue una alternativa virtual a la Feria del Libro de La Habana, suspendida por la situación epidemiológica del país. Próximamente se presentará en la Feria Latinoamericana de Literatura en Cartagena de Indias, en Colombia, como parte del catálogo de la editorial. Quiero presentarlo de manera presencial en Cuba en algún momento, cuando se pueda”.

¿Te ha convenido el aislamiento impuesto por la pandemia para escribir más?

“Se pudiera pensar que como el oficio de escritor es solitario, convino la pandemia. Romper la dinámica de la vida afecta el proceso creativo de cualquier manera. Algunos días no se tienen ganas de escribir y hay que sobreponerse y hacerlo.

“Me he impuesto una disciplina. Escribo en las mañanas y eso marca mi comienzo del día. Casi termino mi sesión de escribir cuando el doctor Durán inicia su conferencia. En ese tiempo también leo, leo mucho, que es vital para un escritor.

“Creo que la disciplina es importante para todas las profesiones. Aunque es cierto que la creatividad depende de muchos factores, hay que continuar. A veces con el pretexto de no tener inspiración, alargamos el momento de sentarnos a escribir y aprovechar para tallerear los textos, que es lo que menos disfruto de escribir, aun sabiendo que es fundamental.

“Con inspiración o no, me obligo a escribir cinco días a la semana. Algunos días son más productivos que otros. A veces escribo un párrafo y a veces cuatro páginas, pero la constancia es lo más importante”.

“En el libro incluí cuentos que escribí hace seis años y otros de hace dos. Abarca un periodo desde 2013 hasta 2019”. Foto: Portada del libro Hombres de rutina. Cortesía de la autora

¿Ser escritor: Talento nato o aprendizaje?

“En el resto de las manifestaciones artísticas existen academias y los artistas se forman, aunque también existen los empíricos. En la literatura sucede igual, entonces no entiendo el debate que se genera continuamente sobre eso.

“En muchos países existen cursos de escritura creativa que te aportan herramientas, te recomiendan lecturas, te acortan un poco el camino para convertirte en escritor.

“En Cuba tenemos el centro Onelio, y defiendo su labor y lo mucho que aporta a los jóvenes que se interesan en la literatura. Pero no se puede pretender que pasar el curso te lleva directamente a ser escritor. En la primera clase te dicen: ‘Aquí no se hacen escritores’… Es que te enseñan las técnicas narrativas que han usado maestros de la literatura universal, te dan las herramientas para que sepas enfrentarte a la creación. Lo demás va por uno mismo.

“También existen los talleres literarios que te permiten analizar los textos desde diferentes puntos de vista y enriquecer más tus conocimientos al respecto. Todo eso contribuye a la formación de un escritor, aunque existen los que nunca han ido a un curso o taller y escriben como ángeles. Se trata de talento. El talento no se puede enseñar pero se puede pulir”.

¿Desarrollas algún proyecto nuevo?

“A principios de 2020 empecé a escribir una novela. Es un proyecto que me mantiene ocupado y espero terminar en julio o agosto. Es la primera vez que escribo una novela. Llevas meses con los mismos personajes, las mismas tramas. No sé si la pandemia ha sido una ventaja o una desventaja, pero ha sido diferente escribir bajo esas condiciones. He disfrutado mucho la evolución del texto.

“Además he comenzado otro libro de cuentos y puedo adelantarte que será de temática deportiva. Me gusta mucho el deporte y aunque la mayoría de los cuentos serán del absurdo no descarto otros géneros. Temo repetirme, así que trato de reinventarme todo el tiempo”.