“Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de lo grande”
Tagore[1]

Patria es aún un continente virgen en espera de sus exploradores. Tal es el sabor que me dejaron la conferencia “Patria: la plenitud del periodismo martiano”, de Pedro Pablo Rodríguez, así como las intervenciones de un grupo de investigadores del Centro de Estudios Martianos (CEM) en la mañana del 16 de marzo.

Patria es aún un continente virgen en espera de sus exploradores”.

Con la mirada limpia, el verbo claro y la pasión razonadora, Pedro Pablo —PP para los que le quieren, que son muchos— leyó su conferencia como si se tratase de un eco compacto del curso que ofreció hace un par de meses en el Instituto Internacional de Periodismo. Todos los esfuerzos editoriales de Martí fueron mencionados por él: la soñada pero imposible Revista Guatemalteca, la fugaz pero modernista Revista Venezolana, el comercial pero eficaz mensuario La América, la frustrada pero eterna revista infantil La Edad de Oro, y por último, el periódico Patria, pleno pero inexplorado en toda su dimensión.

“Hay que estudiar más la obra martiana en Patria”, resumió PP. Y agregó: “Martí no está agotado; agotado está el investigador que piense así”. Estas apreciaciones dieron pie a un debate en torno a las aristas aún desconocidas, o poco conocidas, de la obra cumbre del pensamiento martiano.

“Hay que estudiar más la obra martiana en Patria”.

Es necesario, insistió, publicar completo dicho periódico para luego someterlo a un estudio poliédrico y verlo desde diferentes ángulos. Faltan por abordar el concepto de república martiano; los acercamientos a la pintura, la música y la literatura; la guerra de independencia; el rol de Puerto Rico; el equipo de colaboradores involucrado en la creación del periódico; el estilo de Martí, con sus neologismos y atrevimientos sintácticos; el tratamiento diferenciado a los anexionistas (cubanos desarraigados) y a los autonomistas (cubanos equivocados); las referencias a los viejos patriotas, particularmente a Gómez, Maceo y sus respectivas familias, a la intelectualidad de la Isla, a sus obreros y pequeños empresarios; la inteligencia y fidelidad de hombres poco conocidos como Rafael Serra; las cartas a los lectores; la sección dedicada a los Estados Unidos; el diseño del periódico; los editoriales, etcétera.

Patria es el boceto de la Cuba independiente”.

Al margen, Marlene Vázquez, directora del CEM, apuntó que Patria se ha estudiado desde el punto de vista histórico y periodístico, pero no literario o artístico, ni filosófico o comunicacional. A propósito, agregó PP, Martí solía plantear los problemas filosóficos —como la relación hombre-naturaleza— a través de un enfoque perfectamente aterrizado en nuestra realidad concreta.  

Patria es el boceto de la Cuba independiente. En sus páginas, Martí dibujó su concepto, talló el alma cubana, trazó un camino digno para la nación. ¿Cuántos arcanos aguardan entre sus columnas al cubano interesado en descubrirlos? ¿Cuántas respuestas a interrogantes que todavía hoy nos angustian?

“Gustavo Robreño Dolz le entregó el Premio Periódico Patria por su contribución a la difusión de la obra del Maestro”.

Como tanto ha honrado PP la labor periodística de Martí, esta, convertida en distinción que otorga la Sociedad Martiana, le devolvió el gesto cuando Gustavo Robreño Dolz le entregó el Premio Periódico Patria por su contribución a la difusión de la obra del Maestro.

Recuerdo que cuando estrenaron la película de Fernando Pérez sobre Martí en el cine Chaplin, su título me condujo a aquella estrofa que habla del canario amarillo que tiene el ojo tan negro, y eso me llevó al Sol y a sus manchas de “Tres héroes”, reminiscencia que me devolvió a la sentencia de Publio Terencio Africano: “Soy un hombre, nada humano me es ajeno”.

Así es PP: de nombre, Pedro y Pablo; de alma, por su humildad y sapiencia, Meñique.


Notas:

[1] Rabindranath Tagore: Pájaros perdidos (sentimientos), en Obras Escogidas, Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1985, p. 393.

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