“En el jardín la mitad que me espera”

Salió al jardín

con las primeras líneas de la aurora.

Su mirada se extendió

sobre los idilios del camino.

Con el galope de los caballos

y el adiós de los perros,

se levantó sobre el velo de la paciencia

bajo las hojas que rodeaban el pasado.

En su mano cayó la imagen

de la flor que luego fue hasta la mejilla

para esperar la lágrima

qué rodó hasta la raíz de su tiempo,

con otro aliento

del rocío volvió sobre antiguos pasos

donde se abrieron las manos.

En el búcaro de la familia

dejo aquella rosa

en la que el rostro amado sonreía.

Bajo la claridad se acomodaba

como un amante sobre la noche.