La realizadora Ariagna Fajardo (1984) ha encontrado en la creación documental un espacio para contar historias, exponer realidades y mostrar la vida. Con varios documentales en su trayectoria, esta directora ha propiciado que sus obras logren un tono donde lo real y lo soñado se junten en un mismo discurso.

Vinculada desde el 2008 a la Televisión Serrana, Fajardo encuentra en este lugar la necesaria paz, motivación y constancia para sostener su obra en el campo del documental y seguir dejando una mirada profunda sobre el presente. Su perspectiva no se asienta en un matiz sociológico, pero toma de la realidad las historias, los aspectos y los matices que condensan el relato: ella solo traduce en imágenes y sonidos ese pulso.

Fotograma del documental Al final del camino. Foto: Tomada de la página web del Festival de Cine de Gibara

Con su obra Al final del camino obtuvo en 2023 el Premio Coral en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y ahora Tiempo detenido, otro documental suyo, está incluido en la competencia de la edición 46 del evento. Este es un motivo para volver sobre una parte de su trayectoria e indagar en zonas creativas, temáticas y vínculos con ese proyecto de cine comunitario que es Televisión Serrana.

Varios documentales, desde distintas perspectivas, observan el presente. ¿Sientes la necesidad de reflejar la mirada sobre lo que ocurre a tu alrededor?

Encuentro en el documental una posibilidad de expresión sin límites, donde puedo explorar formas diversas de acercarme a una realidad, de narrarla. También representa una manera de ser, de vivir el presente. En ese sentido, podría afirmarte que todos los documentales que he realizado hasta ahora dan fe de mi relación con esa cotidianidad que hace parte del presente de nuestro país.

Algunas ideas fueron motivadas por un gesto, una palabra o quizás una imagen. Otras, en cambio, han sido el resultado de la observación de un mismo espacio y sus formas de vida durante un largo tiempo.

Durante años has estado vinculada a la Televisión Serrana, ¿qué posibilidades de expresión te ha ofrecido este espacio?

Cuando se fundó la Televisión Serrana en San Pablo de Yao, en pleno periodo especial, más allá de las carencias que las familias afrontaban, en el pueblo se vivía con expectación. La llegada de realizadores, acompañados por escritores, artistas plásticos y músicos generaba para los que allí vivíamos un hermoso momento de ilusión. Las primeras tomas que grabaron, representaron para nosotros la primera vez, no solo por el primer momento de verte representado en una pantalla, sino por la certeza de que comenzábamos a formar parte del discurso cultural del país. Después ocurrió algo más hermoso, la posibilidad de aprender a dominar un lenguaje, una tecnología y con ellos la libertad de contar las historias que te rodean. Entonces la puerta quedó abierta.

Para mí ha representado la posibilidad de ir cada día consciente de mi espacio, de mi comunidad y convertirlo en historia y, desde este pequeño pueblo, a más de 700 kilómetros de La Habana, dialogar a través de ellas con públicos diversos.

¿Te consideras deudora del legado de Televisión Serrana, de sus historias, de su sentido cívico y humano con la comunidad?

Sin dudas me siento parte de Televisión Serrana, todo cuanto he aprendido ha sido allí: el valor de una idea, de una imagen, apreciar las posibilidades que ofrece el sonido, lo que representa un punto de vista. Cada documental que he realizado ha sido con el acompañamiento de los profesionales que hacen parte del Grupo de Creación de la institución, los que estuvieron y los que están, porque cada proyecto que se inicia en este lugar pasa por profundos debates que contribuyen a que la obra crezca.

Ariagna, en el centro de la imagen durante el panel teórico Mujeres en el documental. Foto: Tomada de Internet

Entonces desde el punto de vista estético le debo mucho, pero siempre me gusta detenerme en otro elemento que también es parte inseparable de una documentalista, y es el sentido ético. En ese caso, Televisión Serrana ha sido escuela del valor de lo humano, de lo justo, de lo que nos hace iguales, por encima de cualquier otro elemento. Existe un saber compartido que te enseña a mirar de una manera particular los lugares, las familias, la naturaleza, partiendo siempre del respeto.

Es un lugar muy importante para mí, quizás mi segunda casa, un espacio al que he subido cada mañana a compartir sueños, alegrías y tristezas, dependiendo de cada momento de la vida.

Siento un profundo agradecimiento por Daniel Diez y por todos aquellos que han formado parte de esta televisora, que sin dudas transformó la comunidad. Mucho se habla del agua que llegó a todos por primera vez y las calles asfaltadas, aunque en el fondo todos sabemos que lo más hermoso fue el valor que depositaron en cada uno de nosotros y que a través de sus imágenes comenzamos a sentir orgullo de lo que somos y del lugar que habitamos.

Hace dos años mereciste el Premio Coral con el documental Al final del camino. ¿Un premio deseado o resultó una sorpresa?

Fue una sorpresa hermosa que generó gran alegría, no solo para el equipo de trabajo del documental, sino para muchos que acompañan y valoran el trabajo de Televisión Serrana. Sentimos que fue un premio que reconocía no solo la obra, sino la constancia y el acompañamiento a una realidad, en ocasiones, marcada por la precariedad.

En la edición 46 del Festival se incluye tu obra Tiempo detenido, donde se manifiesta esa voluntad por capturar un fragmento de tiempo, de vida…

Este es un documental que realicé como parte de un taller que impartieron Gianfranco Rosi y Jean Perret en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), en noviembre de 2024. Teníamos como locación principal el Pueblo Textil que está a unos pocos metros de la escuela, y la incertidumbre que provocaba un apagón general que duró tres días, dos sismos en Oriente y un ciclón en occidente que detuvo una parte de los rodajes. Resultaba un gran desafío contar esta historia, que pretendía detenerse en el gesto simple, en la quietud de lo cotidiano, en el vacío.

Agradezco profundamente a los profesores, a la Cátedra de Documentales de la EICTV, a Julio R. Vega Garcés, quien estuvo a cargo de la producción y el sonido directo, a Alfonso Fontela Soto que realizó el diseño de la banda sonora y a Carlos Rodríguez Fontela por la corrección de color. Fue un privilegio contar con esos acompañamientos en la realización de este documental que se sumerge en sentimientos que son parte de nuestro presente.