Quizás la primera imagen que nos viene a la mente al pensar en Fidel Castro Ruz o Ernesto Che Guevara es la del destacado combatiente internacionalista y antiimperialista, lugar indiscutible que se ganaron ambas figuras en el imaginario de los revolucionarios cubanos y del mundo.

Sin duda, el antiimperialismo de Fidel y del Che constituye hoy un ejemplo imprescindible para todos los que luchan en cualquier rincón de nuestro planeta, pero siempre habrá que destacar que ese antiimperialismo no estuvo jamás asociado a odios y fanatismos, sino a principios e ideas revolucionarias de hondo calado. Tampoco es correcto asumir de manera distorsionada —como se ha pretendido propalar por los enemigos de siempre— que Fidel y el Che constituyeron obstáculos para construir una relación Estados Unidos-Cuba, más civilizada y que eran opuestos a una normalización de las relaciones bilaterales.

“Desde que se encontraba en la Sierra Maestra (…), a través de varios periodistas estadounidenses que lograron entrevistarlo, Fidel trasladó su posición constructiva y de principios al gobierno y pueblo norteamericanos”.

La historia registra que tanto Fidel como el Che, desde el apego a los principios y el respeto a la soberanía de Cuba, no solo estuvieron dispuestos a establecer puentes con el gobierno y el pueblo de Estados Unidos, sino que ellos mismos fueron protagonistas de iniciativas de diplomacia —ya fuera de manera abierta o secreta— en la búsqueda de una mejor relación con el vecino del norte.

I

Desde que se encontraba en la Sierra Maestra, en frontal lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, a través de varios periodistas estadounidenses que lograron entrevistarlo, Fidel trasladó su posición constructiva y de principios al gobierno y pueblo norteamericanos. Al más conocido de todos, el periodista Herbert Matthews, del New York Times, le expresó Fidel el 17 de febrero de 1958: “Puedo asegurar que no tenemos animosidad contra los Estados Unidos y el pueblo norteamericano”.Esta misma posición la reiteraría durante su viaje a ese país en abril de 1959, luego de alcanzado el triunfo revolucionario.

Histórica foto de Fidel junto al periodista del New York Times Herbert L. Matthews. Foto: Tomada de Cubadebate

Después de producirse la ruptura de las relaciones diplomáticas en enero de 1961, el líder de la Revolución no perdió oportunidad alguna en construir los puentes necesarios con la sociedad estadounidense y la clase política de ese país, que pudieran fomentar las tendencias favorables a un cambio en la política de Estados Unidos hacia Cuba.

Fidel Castro estrecha la mano del vicepresidente estadounidense Richard Nixon en Washington, el 19 de abril de 1959. Foto: Tomada de Cubadebate

En los meses finales de la administración de J. F. Kennedy (1961-1963), se abrió un canal de comunicación secreto e indirecto entre Kennedy y Fidel que fue cortado de forma radical luego de producirse el asesinato del presidente estadounidense el 22 de noviembre de 1963 en Dallas. No obstante, Fidel mantuvo su disposición a darle continuidad a la búsqueda de una relación de respeto entre ambos países y así se lo hizo saber al sustituto de Kennedy en la Casa Blanca, Lyndon Johnson (1963-1967), al enviarle en 1964 un mensaje verbal a través de la periodista Lisa Howard,[1] que entre otras cosas señalaba:

Dígale al Presidente (y no puedo subrayar esto con demasiada fuerza) que espero seriamente que Cuba y Estados Unidos puedan sentarse en su momento en una atmósfera de buena voluntad y de mutuo respeto a negociar nuestras diferencias.

Creo que no existen áreas polémicas entre nosotros que no puedan discutirse y solucionarse en un ambiente de comprensión mutua. Pero primero, por supuesto, es necesario analizar nuestras diferencias. Ahora, considero que esta hostilidad entre Cuba y los Estados Unidos es tanto innatural como innecesaria y puede ser eliminada.[2]

No sería este el único mensaje, ni al único presidente norteamericano al cual Fidel trasladaría su posición a través de distintos canales e iniciativas diplomáticas. Durante las administraciones de Gerald Ford (1974-1976) y de James Carter (1977-1980) incluso se producirían experiencias de diálogo, conversaciones, negociaciones y acercamientos en los cuales brilló el líder cubano, tanto en su maestría para explorar caminos que condujeran a una mejoría de las relaciones bilaterales como en la protección y defensa de los más sagrados principios de la Revolución, en especial en la salvaguarda de nuestra soberanía tanto en el plano doméstico como internacional.[3]

“Hacer estallar a este país, como se ha pretendido y todavía se pretende, no beneficiaría en nada los intereses de Estados Unidos. Lo haría ingobernable por cien años y la lucha no terminaría nunca”.

El 22 de septiembre de 1994, en una carta enviada al presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, quien había servido de mediador entre Cuba y Estados Unidos durante la crisis migratoria que se produjo en ese año, Fidel señalaría:

“La normalización de las relaciones entre ambos países es la única alternativa; un bloqueo naval no resolvería nada, una bomba atómica, para hablar en lenguaje figurado, tampoco. Hacer estallar a este país, como se ha pretendido y todavía se pretende, no beneficiaría en nada los intereses de Estados Unidos. Lo haría ingobernable por cien años y la lucha no terminaría nunca. Sólo la Revolución puede hacer viable la marcha y el futuro de este país”. [4]

Se podrían mencionar otros ejemplos. Pero estos son más que suficientes para demostrar que la postura de Fidel fue siempre favorable al diálogo y la negociación con el vecino del norte.

El 17 de diciembre de 2014, Raúl y Obama informaron la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas. Foto: Tomada de Escambray

Seis semanas después de los anuncios del 17 de diciembre del 2014, Fidel ratificó su posición en cuanto a una normalización de las relaciones con Estados Unidos.

“No confío en la política de los Estados Unidos” —dijo, teniendo suficientes elementos de juicio para hacer ese planteamiento. Pero también expresó que, como principio general, respaldaba “cualquier solución pacífica y negociada a los problemas entre Estados Unidos y los pueblos o cualquier pueblo de América Latina, que no implique la fuerza o el empleo de la fuerza”.[5]

II

Desde el propio año 1959, el Che Guevara ocupó un lugar destacado en el diseño y la ejecutoria de la política exterior de la Revolución Cubana y, en el caso de su visión y postura con relación a Estados Unidos, compartió los mismos criterios de Fidel en cuanto a la posibilidad de establecer vínculos que contribuyeran a una relación bilateral más distendida y respetuosa, él mismo sería protagonista de algunas de las más importantes iniciativas de acercamiento diplomático a Estados Unidos en los inicios de la década del 60 del siglo pasado.[6]

Ernesto Che Guevara con el entonces Presidente del Consejo Nacional de Gobierno de Uruguay, Eduardo Víctor Haedo, 1963. Foto: Tomada de Internet

El rol más relevante que desempeñó en ese sentido se produjo a solo unos meses de la derrota de la invasión mercenaria por Playa Girón, cuando en agosto de 1961 sostuvo en Montevideo un contacto extraoficial con Richard Goodwin, uno de los principales asesores del presidente Kennedy. El encuentro tuvo lugar en el marco de la Reunión Extraordinaria del Consejo Interamericano Económico y Social celebrada en Punta del Este, Uruguay, cuando delegados argentinos y brasileños lograron propiciar una entrevista entre ambas figuras en la madrugada del 17 de agosto de 1961. Constituía el primer contacto directo de alto nivel entre autoridades de ambos países desde la ruptura de las relaciones en enero de 1961, y el más importante por el rango político de sus participantes acontecido durante la administración Kennedy.

Los documentos desclasificados en Estados Unidos y algunos que han aparecido en los archivos de Brasil muestran que el Che trasladó una rama de olivo a la administración Kennedy. El Che expresó que Cuba aspiraba a un modus vivendi —no a un imposible entendimiento—, y entre otras cosas que la isla estaba dispuesta a pagar, a través del comercio, por las propiedades estadounidenses expropiadas; que se podía llegar al acuerdo de no hacer ninguna alianza política con el Este —aunque ello no afectara la afinidad natural existente— y analizar las actividades de la Revolución Cubana en otros países, pero que no se podía discutir ninguna fórmula que significara desistir de construir el tipo de sociedad que se aspiraba para Cuba.El Che planteó además que sabía era difícil negociar esas cosas, pero que se podía abrir la discusión comenzando por los temas secundarios.[7]

“De haber evaluado objetiva y correctamente los criterios expuestos por el Che, la administración Kennedy hubiera podido adoptar hacia Cuba una política más racional, lógica y apropiada, en lugar de promover la subversión y el terrorismo”.

Sobre esta entrevista ha escrito el destacado investigador cubano Jacinto Valdés-Dapena:

En su encuentro con Goodwin, Che Guevara expuso con claridad meridiana los principios de la política exterior de la Revolución Cubana, el programa del socialismo cubano.

Con un hondo sentido dialéctico el Che analizó las causas y condiciones que condicionaron el fracaso de los planes de los Estados Unidos contra Cuba en 1961 y pronosticó, además, los futuros fracasos de la política norteamericana hacia Cuba de no rectificar en sus enfoques.

El relato que ofrece Goodwin de este encuentro evidencia que el propósito de la parte norteamericana consistió en escuchar, observar y explorar los criterios y la posición de Cuba.

De haber evaluado objetiva y correctamente los criterios expuestos por el Che, la administración Kennedy hubiera podido adoptar hacia Cuba una política más racional, lógica y apropiada, en lugar de promover la subversión y el terrorismo a través de Mangosta, que se extendería de noviembre de 1961 a noviembre de 1962.

Siendo uno de los ideólogos de la Nueva Frontera, Goodwin, sin embargo, no captó en sus análisis sobre Cuba, la significación del carácter autóctono, legítimo y autónomo del socialismo cubano.[8]

La periodista estadounidense Lisa Howard, quien había desempeñado un papel activo como canal de comunicación privado entre Fidel y la administración Kennedy en el año 1963, continuaría intentando ejercer esos buenos oficios durante la administración de Johnson. Por instrucciones de Fidel, quien había invitado a la periodista a visitar la isla a inicios del año 1964, Che le concedió una entrevista para el noticiero Issues and Answers. “Comandante Guevara —le preguntó ella—, Fidel Castro ha declarado en varias oportunidades que le gustaría normalizar las relaciones con los Estados Unidos. ¿Usted también está a favor de la normalización de las relaciones?”. “Absolutamente” —respondió el Che— y señaló que, como ministro de Industrias, las relaciones comerciales normales resultarían particularmente beneficiosas para él. “Sobre la base de unos principios de igualdad plena, la normalización de las relaciones sería ideal para nosotros”.[9]

“Comandante Guevara (…), Fidel Castro ha declarado en varias oportunidades que le gustaría normalizar las relaciones con los Estados Unidos. ¿Usted también está a favor de la normalización de las relaciones?”. “Absolutamente” —respondió el Che”.

Durante su visita a New York en diciembre de 1964, para participar en representación de Cuba en los debates de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Che realizó un nuevo esfuerzo de aproximación diplomática a Estados Unidos. El 16 de diciembre de 1964, conversó en privado en medio de una fiesta organizada por Howard en su apartamento en East 47th Street, con el senador demócrata por Minessota, Eugene McCarthy, de tendencia liberal, a quien comentó sobre la situación política y económica en la isla y la visión cubana sobre EE.UU., y le afirmó que el apoyo de Cuba a la revolución en América Latina era “una misión necesaria para el gobierno cubano, ya que la revolución era la única esperanza para el progreso”. Al concluir el encuentro, el legislador quedó con la impresión de que el interés mayor del Che era “expresar el interés de Cuba en comerciar con Estados Unidos y que este reconociera al régimen cubano”.[10]

Che Guevara en la Asamblea General de la ONU, 1964. Foto: Tomada de cubasolidarity

Como hemos expuesto en breves líneas, Fidel y el Che defendieron con altura y coherencia lo que podemos decir ha sido la posición histórica de la Revolución Cubana en su política exterior hacia Estados Unidos: la disposición al diálogo y a la negociación con el vecino del norte sobre la base del más estricto apego a los principios de igualdad soberana. Una posición que tiene raíces que se remontan al pensamiento y praxis política del Apóstol de la independencia de Cuba en el siglo XIX,[11] José Martí, quien cuando faltaba muy poco para la nueva arrancada independentista, en enero de 1894, definió la postura “cauta y viril” como línea rectora de la política cubana frente a Estados Unidos. Ante la asimetría de poder había que imponer el respeto del adversario por la capacidad de crear, erguirse, resistir y vencer.

Pero también el Apóstol creía viable un escenario de paz con los Estados Unidos: “Es posible la paz de Cuba independiente con los Estados Unidos, y la existencia de Cuba independiente, sin la pérdida, o una transformación que es como la pérdida, de nuestra nacionalidad”.[12]


Notas:

[1] Lisa Howard: Actriz y periodista de la ABC. Famosa por su audacia en obtener entrevistas exclusivas con importantes líderes mundiales. En 1963 consiguió una entrevista con el líder cubano Fidel Castro y a partir de ese momento se convirtió en una importante mediadora entre Cuba y Estados Unidos, tanto durante la administración Kennedy como luego en el período de Johnson. La CIA y otros funcionarios del gobierno de Estados Unidos trataron de eliminarla como canal de comunicación entre Washington y La Habana al considerarla muy apasionada con el tema de lograr un entendimiento entre ambos países. Logró también una entrevista exclusiva con el Che Guevara en 1964.

[2] Del primer ministro Fidel Castro al presidente Lyndon B. Johnson, mensaje verbal entregado a la señorita Lisa Howard de la ABC News, el 12 de febrero de 1964, en La Habana, Cuba www.gwu.edu/-nsarchiv/ (Traducción del ESTI)

[3] Para ampliar véase, Elier Ramírez Cañedo y Esteban Morales Domínguez, De la confrontación a los intentos de normalización. La política de Estados Unidos hacia Cuba, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2014 (segunda edición ampliada)

[4] Véase Carlos Salinas de Gortari: “Muros, puentes y litorales. Relación entre México, Cuba y Estados Unidos”, Penguin Random House. Grupo Editorial, Ciudad de México, 2017, pp.125-126.

[5] Fidel Castro Ruz: “Para mis compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria”, mensaje publicado en el periódico Granma, el 26 de enero de 2015.

[6] Para ampliar sobre este tema véase: Elier Ramírez Cañedo, “El Che y las relaciones Estados Unidos-Cuba en los años sesenta”, Editorial Ocean Sur, 2017.

[7] De Richard Goodwin al presidente Kennedy, 22 de agosto de 1961. Tomado de National Security Archive: http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB269/doc01.pdf (Internet) (Traducción del ESTI)

[8] Citado por Asdrúbal Pereira Cabrera en: “1961/ Ernesto Che Guevara en Uruguay. Para dar vuelta el mate. Documentos auténticos”, Editora Política, La Habana, 2012, p.168, tomo II.

[9] Peter Kornbluh y William Leogrande: “Diplomacia encubierta con Cuba. Historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana”, Fondo de Cultura Económica, México, 2015, p.117.

[10] Peter Kornbluh y William Leogrande, Ob.Cit, p.136

[11] Véase: Elier Ramírez Cañedo, “José Martí y Fidel Castro ante el desafío de la Roma Americana”, Cubadebate, 31 de enero de 2023.

[12] Citado por Rolando González Patricio en: “Frente a frente. Las relaciones Cuba-Estados Unidos en el proyecto republicano de José Martí”, en: Anuario del Centro de Estudios Martianos #25, 2002, p.29