Digno homenaje por el centenario de las Parrandas de Guayos
Cuando de pequeños pueblos convertidos en gigantes se trata, Guayos ocupa un lugar sin precedente en la cultura cubana. Ubicada en el centro norte de la isla, específicamente en la provincia de Sancti Spíritus, esta comunidad perteneciente al municipio de Cabaiguán se caracteriza por su gente culta y hermosa, cuya principal tradición y pasión es la parranda de barrio.
Surgidas hace más de 200 años (1820) en Remedios (Villa Clara), estas festividades parrandiles con el tiempo se extendieron por toda la zona centro norte de la isla —en pueblos pertenecientes a las provincias de Villa Clara, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila— y constituyen celebraciones populares tradicionales de tipo carnavalesco (según clasificación en el Atlas etnográfico de Cuba: Cultura popular tradicional).
Las parrandas de Guayos forman parte del complejo de 18 festividades de este tipo declaradas Patrimonio Cultural de la Nación (2013) y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco (2018), lo cual les atribuye un significado social y comunitario de alto valor. Se convierten así en una de las expresiones culturales del país de mayor importancia, populismo y relevancia en la cultura popular tradicional cubana. Como aspecto relevante, es una expresión totalmente inclusiva para cultores participantes y practicantes, pues no existe distinción alguna en cuanto a sexo, edad, raza, origen, profesión y religión.

Según cuentan informantes de la tradición, su historia y sentido de continuidad comenzó en el año 1925, cuando varios trabajadores y comerciantes llegaron al poblado desde Camajuaní (Villa Clara) motivados por la industria tabacalera y la construcción del ferrocarril. De ahí las semejanzas con las celebradas en dicha comarca parrandil.
Razón más que suficiente para reconocer como merece a un pueblo que durante 100 años ha salvaguardado, celosa y dignamente, una tradición cuyos saberes y conocimientos han heredados generaciones de güayenses, símbolo de identidad y orgullo de la comunidad portadora. Al igual que las demás parrandas, el proceso se desarrolla durante un año para solo un día de celebración total.
En sus inicios se realizaban el 6 de enero, día en que celebramos con júbilo tan significativa fecha, pues fuimos testigos de una extraordinaria gala artística cultural dedicada al centenario de la festividad parrandil en Guayos. Toda la comunidad fue protagonista y allí se reflejó el decursar histórico y social del fenómeno identitario desde sus comienzos en la Villa de San Juan de los Remedios hasta la llegada de obreros y comerciantes camajuenenses para dejar por hecho y para siempre la reconocida manifestación tradicional. Posteriormente se celebraron en el mes de julio hasta la actualidad que tienen lugar en noviembre o diciembre.
Como toda parranda de barrio, la de Guayos no es la excepción. Presenta como núcleo central la pugna entre dos barrios: La Loma y Cantarrana; el primero, representa la zona más alta del pueblo, su insignia es un chivo y adquiere su identidad a través del color rojo. El segundo, representa la zona más baja, hacia donde corre y se estanca el agua, siendo una rana y el color verde sus símbolos identitarios representativos. No se requiere residir geográficamente en los respectivos lugares para pertenecer a un barrio, por lo que puedes ser vecino de la parte más alta o de La Loma y, sin embargo, por simpatía pertenecer a Cantarrana y viceversa. Además, en un mismo hogar y familia pueden encontrarse seguidores de ambos bandos, lo que genera fuertes discusiones el día de la parranda.

Los elementos de competencia mantenidos desde su aparición hace 100 años son las carrozas, banderas, los fuegos artificiales, estandartes, faroles, así como congas y repiques. Aunque todos estos atributos deciden de igual manera, en la decisión final del triunfo (no cuenta con un jurado especializado, es el pueblo quien decide) es la carroza la que se lleva la mayor admiración de visitantes y foráneos, en la que los artesanos parranderos despliegan imaginación, creatividad y profesionalismo, al ser capaces de reconstruir, recrear y proyectar el tema afín, el cual refiere una obra de la literatura universal, leyenda o narración tradicional. Replican en sus creaciones aspectos de época como sucesos e historias, sobre todo, la auténtica arquitectura, esculturas, modos de transportarse y vestuarios alegóricos. Estos últimos representados por personajes que de forma estática constituyen figurantes, lo cual nos remonta como las máquinas del tiempo a vivir una experiencia única e inigualable.
Por estas razones se le atribuye un alto sentido, no solo de continuidad sino también de conocimientos y valores agregados. Un aspecto interesante y de mayor clímax, lo es sin duda “la frontera”, definida como la zona de combate o enfrentamiento entre los dos barrios. Se caracteriza por una línea imaginaria en el mismo centro del pueblo, donde los devotos de La Loma y Cantarrana se reencuentran como gladiadores medievales haciendo alarde mediante insignias y faroles acompañados por las congas, las cuales realizan la función de convocatoria parrandil de sus seguidores.
Las Parrandas de Guayos son consideradas como las de mayor tiro de fuegos artificiales, de diversos tipos, esencialmente voladores (de luces y de teque-teque o bomba), palenques, palomas, tableros, morteros y los más populosos denominados juegos de luces, piezas que giran desbordando colorido y espectacularidad.
Un elemento que caracteriza la Parranda de Guayos son los changüíes, los cuales se establecen fuera de la fecha de la parranda, protagonizados por la conga de cada barrio y más que otros fuegos artificiales. Tanto en las Parrandas como en los Changüíeses los seguidores de cada barrio acuden fielmente a defender con su presencia los colores e insignias de su bando.

Como colofón, las Parrandas de Guayos se han convertido en la capital de la academia parrandil, pues desde el 2014 se celebra de forma ininterrumpida, por iniciativa de la Casa de Cultura del poblado, el Taller Regional Nacional de Parrandas, cada año dedicado a una parranda diferente. Y aunque siempre ha acudido una representación de cientos de cultores de la comarca elegida para homenajear, también se hace común la participación de los demás pueblos.
En el centenario de las Parrandas de Guayos, del 24 al 25 de octubre llega la XIII edición, dedicada justamente a tan significativa fecha.
Todo esto le atribuye a las Parrandas de Guayos un importante legado que llega hoy de forma ininterrumpida por cien años, impronta de un gran sentido de continuidad y resistencia cultural por parte de generaciones de sus hijos. Así se incluye en la privilegiada lista de las expresiones centenarias, tanto en Cuba como en todo el planeta. Merecedora además de ser manifestación declarada Patrimonio Cultural de la Nación y de la Humanidad por la Unesco, también en el 2015 se le concede el Premio Nacional Memoria Viva, auspiciado por el Instituto de Investigaciones de la Cultura Cubana Juan Marinello, del Ministerio de Cultura.
Llegue por parte del Consejo Nacional de Casas de Cultura nuestras felicitaciones por su cumpleaños 100.
¡¡¡Enhorabuena a Guayos y a su bella gente, a sus generaciones y a los parranderos por mantener por décadas su principal tradición!!!

