El ADN: un testigo singular de la historia
La serie documental Ruta ADN Cuba fue dirigida por el cineasta cubano Alejandro Gil, a partir de una idea del realizador Ernesto Daranas y se inscribe como una obra que indaga en el historial genético de seis figuras del arte y la cultura cubanas.
Realizado por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y el Centro Nacional de Genética Médica, la serie se basa en una investigación sobre los patrones genéticos de estos creadores cuyos resultados son llevados al ámbito del audiovisual para reflejar en imágenes la búsqueda de la identidad en estas figuras.
La serie posee el poder de narrar, mediante entrevistas y testimonios, el pasado familiar e histórico de los estudiados. El viaje físico y espiritual que cada uno de los capítulos propicia forma parte del interés por profundizar en la raíz de los creadores; desde la vida y obra de Osvaldo Doimeadios, Mireya Luis, Zuleika Romay, Nelson Aboy, Roberto Diago y Silvio Rodríguez.

Cada capítulo es una expresión de esa síntesis histórica, social, cultural e identitaria que envuelve la vida y obra de sus protagonistas; al tiempo que relaciona los comportamientos familiares, los rasgos heredados por las líneas maternas y paternas para configurar el carácter de los referidos creadores.
Con la conducción de la directora del Centro, la Doctora Beatriz Marcheco, la serie tiene un perfil científico, pero ello no limita que pueda considerarse una obra audiovisual y que cada capítulo materialice una historia, un conflicto y un acercamiento a estas figuras.
Los antecedentes de la investigación científica revelaron algunas de las características de los seis protagonistas, establecieron el punto de partida para que cada capítulo exprese también la relación entre pasado, memoria y carácter.

El espectador interesado pudiera apreciar uno, varios o todos los capítulos, pues entre ellos guardan relación; al tiempo que pueden ser considerados obras independientes; con su narrativa, estética y diseño propio.
Su director, el cineasta Alejandro Gil refirió sobre el proceso de producción de la serie documental Ruta ADN Cuba, como un proyecto sumamente difícil, por su amplitud y los resultados de una amplia investigación, con varios protagónicos.
“Resultaba una idea sumamente buena para el proyecto, pero mala para nosotros porque se complejizaba enormemente la obra, porque había muchos lugares para ir. Este tipo de proyectos demanda que la cámara esté en los lugares donde tiene que estar, es una exigencia y una posición vital para los proyectos…
“Es una serie donde la ciencia se involucra con la actividad necesaria de la realización, de lo artístico, donde la doctora y el protagónico emprenden un camino de búsquedas, de pesquisas de lo personal, y ambos saben que van a coincidir en un punto clásico y climático, que es la lectura de todo ese estudio académico del ADN del protagónico, el cual espera grandes sorpresas, que resultan emotivas”, expresó el también director del largometraje Inocencia.

La complejidad en la realización de la serie implicaba también la profundidad del estudio realizado, lo que requirió un adecuado manejo desde el guion, lo artístico y el discurso que se emitía, pues todo ello, comunica en el discurso de cada uno de los documentales que integran la serie.
Como refiere la doctora Beatriz Marcheco, el ADN es un testigo singular de la historia, para ofrecer un retrato individual desde el punto de vista genético que ayuda a comprender las diferencias y similitudes entre cada uno de ellos, que forman parte de la composición de la sociedad cubana.
La serie indaga en el papel de la genética, la importancia de la investigación y la ciencia para el conocimiento de nuestro pasado, las raíces y la memoria. A partir de estos presupuestos, en cada capítulo se hace un viaje junto al protagonista para descubrir juntos su pasado, sus huellas familiares y el poder de la genética en el componente humano de cada uno de ellos.

