“El cóndor pasa”
Epígrafe
En Cuzco, en una plaza cuyo nombre desconozco, los
indígenas hacían sonar “El Cóndor pasa” con sus antiguas
flautas de pan.
La música no necesita traducción
En mi alma hay un código que la descifra
De la niebla de los Andes
Emana el sonido celestial
De los diálogos entre montañas
De la voz que viaja entre una vida y otra
De sus gestos, sus sonrisas
Compartimos el azul del cielo y la leche materna
Que contiene la dulzura de la humanidad
Como hijo de las Montañas Yinshan
Al ritmo de sus animadas notas
Atravieso el desfiladero
De civilizaciones y colores de piel
Bailo junto a indígenas
Al compás de la libertad y el amor
Escucho el paso de las nubes
El murmullo del arroyo
El canto de las aves
El sonido de las risas
Danza Canto Baile
Regreso al origen, antes de la palabra
A la bondad antigua, a las canciones primigenias
Cada perla de agua tiene su propia felicidad
Cada río encuentra su manantial antes del mar
Bajo la insinuación divina del oráculo
El Águila Ceniza vuela cerca del altar divino
La flauta de pan canta “El Cóndor pasa”
Atrás de cada nota
Se refugia la melancolía y la soledad
El viento sopla sobre ríos y montañas
La poesía regresa al centro de la tierra
Observa el incomparable esplendor del atardecer
* Es miembro de la Asociación China de Escritores y vicepresidente de la Sociedad de Poesía de Mongolia Interior. Es poeta residente del Instituto de Tecnología Profesional de Baotou.
