El video mapping. Una modalidad del arte contemporáneo (IV)
Ilusionismo perceptivo
El vídeo mapping es una representación de la realidad física del referente asumido (edificio u objeto), reinterpretado en su visualidad por el equipo encargado de su realización, que lo trasforma abiertamente en su superficie, volumetría y apariencia de una forma libre y fantasiosa. De ese modo, la realidad deja de mostrarse definitiva en la forma de su acostumbrada manifestación aspectual para abrirse a otras posibilidades de ser, impulsada por la imaginativa creatividad de los artistas que lo concibieron. En consecuencia, el principio conceptual seguido por el mapping es no dejar inalterada en su aspecto perceptible la realidad física de la superficie seleccionada, al jugar de manera ostentosamente lúdica y con pleno disfrute para ejercer cambios sobre su aspecto visual. Solo que esos cambios radicales se dan desde lo virtual, manteniendo integro, sin cambio físico alguno, al objeto o edificación que le ha servido de trampolín, para hacer saltar su imagen física y ofrecer los cambios facilitados por la tecnología digital. Ese es el terreno donde se efectúan y se fundamentan de modo hábil los presupuestos desde los cuales se desarrolla.
Muchas veces se distancia tanto de lo real observado en el edificio u objeto considerado que hace aparecer ante el asombro del público una inusitada supra-realidad virtual, resultante de la osada e irreverente mediación entre lo físico real del fondo y lo ficticio de las imágenes construidas artísticamente. Se trata de combinar el mundo real con el virtual mediante un proceso informático, enriqueciendo sobrecogedoramente la experiencia de lo observado. Se funda en una ilusión perceptiva que modifica el aspecto visual del espacio real sobre el cual es proyectado, alterado visualmente para mostrar relaciones espaciales y situaciones nuevas, con un carácter que va del ilusionismo realista a lo fantasioso.
El público asistente al espectáculo observa en el tiempo anterior a su comienzo a las edificaciones presentes en el espacio físico de las plazas (por lo general es ahí donde se realizan los espectáculos públicos de mapping). Luego, una vez comenzada la proyección, asiste con sorpresa al cambio y desplome progresivo de las estructuras arquitectónicas, o a la recomposición en una o varias edificaciones que abarcan lo proyectado, de acuerdo a la manera compositiva concebida por sus creadores, mientras permanecen inalteradas las edificaciones colindantes no utilizadas como pantallas.

El mapping produce un cambio radical en la dimensión sensorial de lo visual, de cuanto detalle esté presente en esa superficie de base sobre la cual es proyectado. Hay tal grado de suplantación virtual de las formas en la superficie utilizada como pantalla de proyección, que hace olvidar a los asistentes del colorido, las texturas y las formas de ese fondo real, salvo cuando aparecen de nuevo en contrapunto para dar paso a otra avalancha virtual de formas, texturas, diseño y colorido, afianzada en la impactante fuerza de atracción sensorial de las nuevas imágenes y el universo sonoro creado a ese fin, los cuales se imponen con impacto perceptivo y emocional a los asistentes. Adquieren la condición de una realidad virtual convincente que clama por el estatus, de realidad en sí misma, a pesar de su posterior fugacidad. En eso se unen a las artes del espectáculo cinematográfico y teatral aunque difieran notablemente de estos.
Losreceptores presentes en esas presentaciones no dejan de ver ni de estar conscientes de los objetos y personas situados fuera del campo de la superficie abarcada por el accionar visual del mapping. Perciben ese entorno ambiental, pero es tal la concentración de los asistentes en lo proyectado, que se reduce y hasta sustrae respecto al ambiente circundante ―iluminado con luz tenue― para acentuar el contraste de lo proyectado. Perceptivamente, gana en atracción visual respecto al entorno físico inmediato donde es presentado, el cual debe estar llevado a un nivel muy bajo de iluminación, a fin de que resalten con nitidez las imágenes. Algo semejante ocurre en la sala cinematográfica, oscurecida, lo cual condiciona concentrar la percepción en el filme que se despliega en formas cambiantes en la superficie de la pantalla. Los asistentes a la sala dejan de prestar atención a los demás, reducidos en su valor relacional de atracción ante las imágenes proyectadas en la pantalla.
“Hay tal grado de suplantación virtual de las formas en la superficie utilizada como pantalla de proyección, que hace olvidar a los asistentes del colorido, las texturas y las formas de ese fondo real”.
Las posibilidades de desatención instantánea en los cines es muchísimo mayor en relación al mapping, pues mientras la presentación fílmica dura horas, la proyección del video mapping es de solo minutos. Su brevedad exige un estado perceptivo con propiedades diferentes a las del cine. Cualquier pestañazo o comentario volteando el rostro durante la proyección es fatal, porque se pierde la continuidad. Cada fracción de segundo de tiempo en el mapping pesa muchísimo más que el minuto de tiempo cinematográfico en los cines.
Por su parte, lo situado fuera del área visual de lo proyectado en el mapping cede en valor de interés y atracción (visual y sonora), como si no importara para nada en ese momento. Es esa la sensación y el comportamiento más generalizado en el público. En el caso del mapping, los presentes se sienten arrastrados a seguir con suma diligencia la sucesión de imágenes visuales y efectos sonoros. Caen en una situación cuasi-inmersiva por el poder magnético de la atracción ejercida, a pesar de percatarse del resto del entorno ambiental del que no se aíslan del todo perceptivamente. Han de seguir cada cambio de imágenes y no solo a la visión de conjunto, so pena de perder la continuidad y la multiplicidad de aspectos de lo presentado, generalmente lleno de matices y cambios sorprendentes de manera fulminante.
Los intensos cambios visuales que muestra el mapping parecen afiliarse al espíritu de los grandes modistos del orbe, pues se funda en que nada debe permanecer igual en su apariencia externa. Pasa como si se tratara metafóricamente de cambios de vestuario acelerados de una persona (léase de la edificación u objeto), impregnándose de nuevas personalidades, al ponerse a su disposición y antojo cuantas variaciones quiera asumir, viendo cómo su imagen corporal única de partida adopta un sinfín de maneras diferentes. De ahí el interés tan marcado de abalanzarse especialmente sobre grandes edificaciones, símbolos de la localidad o la ciudad, para hacer de algo reconocido como símbolo cultural de identidad y valor permanente, el pretexto para buscar un frenético y radical cambio de imagen, y con eso un cambio de su personalidad y sus atributos identificadores.

Trae a colación desde el punto de vista gnoseológico que las vestiduras fenomenológico-aspectuales de los objetos y edificaciones intervenidas no están sujetas a la permanencia como equivocadamente acostumbran a ser vistos en su aspecto rutinario, y con eso a identificarlos con su modo dado real de ser. Al ser puestos por el mapping en un excepcional estado de excitación visual en medio de un acompañamiento sonoro, aparecen bajo otra óptica conceptual como si pudieran seguir una interior vocación de cambios. La realidad se torna mutante.
Si se observa con cuidado el actuar del mapping, se podrá observar que su osado accionar es a la vez conservador, pues en su virtualidad deja intacta la condición de base del objeto, conjunto arquitectónico o edificación aislada que le sirve de base. Se establece la analogía con el modo de actuar del modisto famoso, quien juega con gran soltura y da rienda suelta a su prodigiosa ensoñación, cambiando la fisonomía del objeto considerado, sea persona o grupos de ellas que le sirven de modelo, mientras el cuerpo humano en su caso y esos objetos en el mapping permanecen invariables físicamente detrás de esos cambios cosméticos y de ropaje. Son cambios de imagen desde lo virtual, no desde lo físico subyacente.
“Si se observa con cuidado el actuar del mapping, se podrá observar que su osado accionar es a la vez conservador, pues en su virtualidad deja intacta la condición de base del objeto (…) que le sirve de base”.
El artista del video mapping se lanza en ese espíritu iconoclasta, demoledor de convenciones, a engendrar un nuevo estatus, un orden de cosas diferente al someter a la dinámica del cambio a esa superficie, especialmente si dota a su propuesta artística de una dinámica frenética. El mapping pone en solfa al estatuto acostumbrado de las cosas de presentarse de modo permanente en su imagendeidentidad. La visualidad de partida de la edificación u objeto físico tomado en referencia no arroja una identificación per se definitiva, una esencia en sí, aunque se definan rasgos supuestamente identificatorios en ese sentido.
Todo está sujeto fenomenológicamente al modo en el cual se presenta a los sentidos, desde hace mucho responsabilizados de ser engañosos, a pesar de existir vertientes de pensamiento que identifican las cosas y los fenómenos de acuerdo a cómo se presentan en la realidad. La manera de mostrarse sensorialmente no es la del ser verdadero y último, con el cual normalmente se identifica a lo físico con lo real. Esta imagen no es definitivamente incambiable al ser la fijeza en su mostrarse no más que uno de los modos potenciales de darse. En eso estimo va la filosofía del mapping, que hace sobrevenir un conjunto de imágenes que, partiendo de un modo de manifestación física visual estable, da entrada a derroteros inusitados que lo hacen presentarse de formas muy variadas, como si la verdadera naturaleza de lo real fuese precisamente el incesante cambio de su presentación visual, para no quedarnos más que en la apoyatura de ese proceder básico de las manifestaciones visibles cambiantes a partir de un núcleo inicial. La marcha de ese funcionamiento desencadenante da paso en el mapping a un torrente de imágenes que se apartan progresivamente de la inicial.
El mapping pone en incertidumbre ese estatus de permanencia y credibilidad de lo físico visible como lo real, al utilizarlo como pretexto para realizar sobre este un juego ilusorio de violenta perturbación de lo visual. Con eso despoja a lo existente del estatus de permanencia visual y corporeidad material en que parece estar sumido. El ilusionismo de lo virtual crea un mundo de posibilidades alternativas a considerar, basado en una dinámica que rompe las barreras de ver las cosas de un modo persistente para considerarlas idénticas a sí mismas. Con el mapping, el principio de identidad se reblandece, hace aparecer un sinfín de cambios como posibles. Se revela que la manera de mostrarse sensorialmente no es la del ser verdadero y último, con el cual se identifica en la praxis habitual a lo real. Esa imagen de partida no es incambiable. La fijeza en que se muestra no es más que uno de los modos potenciales de darse. Para el mapping nada resulta ser de un aspecto definitivo.

Produce el cambio radical en la dimensión sensorial de lo visual mediante diferentes efectos en torno a cuanto detalle esté presente en esa superficie de base sobre la cual es proyectado. Se produce tal grado de suplantación de las formas de la superficie que le sirve de pantalla de proyección, que llega a hacer olvidar a los asistentes el colorido, las texturas y las formas de ese fondo real, ante la avalancha de nuevas formas, texturas, diseño y colorido que se superponen vertiginosamente.
Más allá de las intenciones teóricas de sus creadores, concentrados en el quehacer práctico, en los mapping pueden vislumbrarse ciertas interrogantes acerca del estatuto de la imagen física como real y de su supuesta objetividad frente a las imágenes virtuales. Esta cuestión de por sí amerita un estudio detenido. Ese es un núcleo cognoscitivo fuerte que puede ser rastreado al acercarnos al estudio e interpretación del mapping como fenómeno artístico. Y en eso me quiero detener brevemente para avanzar algunas ideas.
“El mapping pone en incertidumbre ese estatus de permanencia y credibilidad de lo físico visible como lo real, al utilizarlo como pretexto para realizar sobre este un juego ilusorio de violenta perturbación de lo visual”.
Debe observarse y reflexionar al respecto cómo el video mapping, teniendo una existencia y visibilidad estrictamente virtual, necesita partir de las peculiaridades formales de la superficie material sobre la cual se proyectará. Lo virtual e imaginario de sus imágenes interaccionan al ser superpuestas visualmente a lo propiamente real. El criterio de realidad como lo físicamente existente necesita ser ampliado para incorporar la realidad virtual en sus múltiples modos de darse. Cada realidad tiene sus propias cualidades, con visualidades que se articulan e interaccionan en la forma de un gran diálogo: las imágenes virtuales resbalan superpuestas sobre las imágenes de las superficies físicas que sirven de soporte a su proyección, y con ello las comentan, amplifican sus sentidos. No las dejan inertes. En ese contraste, oposición, antagonismo y disparidad instrumentan un diálogo en cuanto a la naturaleza ontológica del ser físico, de lo establecido como real, que tiende a concebirse invariable en muchos órdenes de la vida personal y social, y de cómo interacciona lo virtual con esa permanencia desde lo perceptivo y lo gnoseológico. Los asistentes al espectáculo pueden tener la sensación de presenciar estallantes conflictos de fuerte tensión, más que candorosas armonías entre lo virtual y lo físico. La reflexión no ha de quedar en la epidermis de considerar a las imágenes proyectadas en simples formas virtuales resbalando y confrontándose en su fluir visual con la multiplicidad de detalles de la superficie física que le sirve de fondo. Podemos escrutar con mirada penetrante qué se esconde detrás de la descripción de ese actuar contrapuesto y resbaladizo de las imágenes sobre las concepciones del comportamiento asentado de lo real que se difuminan en una miríada de posibilidades insospechadas. Eso aboca a reflexiones filosóficas y epistemológicas.
Las imágenes virtuales que se deslizan sobre la superficie de la realidad física, no van encaminadas a la reproducción mimética de lo real. En su lugar, se acercan algo a las imágenes de lo real o se apartan completamente de ella. La actitud ilusionista de las artes visuales que aparece de un modo propio en el mapping a partir de los recursos tecnológicos virtuales, coloca al observador ante el desmoronamiento de un orden visual físico, cuya fuerza presencial es modificada y anulada por la intervención de las imágenes en 3D, las cuales simulan ser de alcance físico en esa presentación tridimensional, y aspiran a sobrepasar en sensación la condición de maniobra instrumental, al pretender alcanzar una vivencia en sus efectos que la haga ir más allá de su estatus virtual, a codearse sensorialmente con la fuerza manifestada físicamente por lo real. De hecho, la proyección virtual es otro modo posible de construcción de lo real a partir de la creación artística, algo que viene haciendo el arte desde tiempos remotos ampliando lo real, posicionándose en imagen del mundo.
Durante un recorrido histórico de milenios se ha dado la fiel creencia en la realidad de la imagen física mostrada por las cosas, como si esa imagen presentada fuese la única y natural manera de ser de estas. El mapping pone en entredicho esa consideración de lo real. Evidencia que la imagen de algo (objeto, edificación, en estos casos pero no solo) no tiene por qué estar obligada permanentemente a la fijeza. De ahí esa febril manera de presentarse públicamente en una incesante movilidad aspectual que lo caracteriza, a la cual otorga en cada instante de su duración un rango y estatuto de ser en su manera afirmativa de darse, equiparable al de la fijeza con que las cosas se presentan públicamente en su imagen física en la realidad. Es decir, el mapping juega con una dualidad. De una parte, muestra lo dado con permanencia en su imagen anterior al decursar temporal del mapping. Todos pueden ver al edificio u objeto antes de iniciarse la proyección, tal como ha permanecido desde hace mucho o desde siempre, y a continuación, ver cómo se va transformando en mayor o menor grado y celeridad ante la vista de todos, como un acto mágico y lúdico de la visualidad proyectada.

Al superponerse las imágenes sobre el soporte físico de fondo con un total desacato a las formas físicas de este, pretende alcanzar una verosimilitud presencial lo proyectado por el mapping, que desafía a lo existente físicamente con la fuerza impactante de su visualidad virtual. Se nutre muy probablemente, aunque esto sea una presuposición hipotética, de la insatisfacción sicológica humana a quedarse detenida en la imagen de lo real, tal y como es dada de manera natural a los sentidos. La imaginación humana hace trascender con el mapping a lo visto físicamente y le dota de cualidades, identidades y personalidades nuevas.
Con esa acción de cambios perceptivos en el objeto o edificio tomado de referente de partida, saca a relucir, al moverse a nivel comunicativo de lo sensible, cuánto interviene gnoseológicamente lo circunstancial en la manera de darse lo observado como lo real-real. Este aspecto identificatorio de lo real es incitado a escapar del modo acostumbrado de ser visible, al ser sometido a regímenes cambiantes en el tratamiento visual, en un suceder rítmico vertiginoso que pone al espectador en vilo, a no dejar escapar su atención ni por un momento, pues cada instante se fuga en sus formas y da paso a otras en sucesión. El cambio acelerado de las imágenes del mapping, dirigido a lograr una desestabilización y destrucción de ese estatus, da paso al reordenamiento del campo perceptivo del espectador, de cómo puede ver con un sentido cambiante aquello material que pensaba sujeto al peso ostentoso y solemne de una sola manera osificada de ser. Actitud iconoclasta del mapping que trasciende lo meramente artístico, encaminada a lograr el arribo a una perceptiva diferente que rompa conceptualmente con los dogmas o convenciones establecidas en lo gnoseológico.

Lo mostrado en las imágenes del mapping se da a cada instante con tal fuerza que su naturaleza virtual desea ser asumida de una manera unánime por sus testigos presenciales como si estuviese movida por una aspiración de realidad. Pero no a una realidad con deseo de permanencia, sino transitoria, sumamente inestable y cambiante, que se metamorfosea a cada instante. En el breve tiempo de duración de cada imagen del mapping, desea presentarse con un aspecto convincente: aun si esa imagen es enteramente inverosímil, darse fenomenológicamente como una realidad posible le confiere a esas imágenes artísticas un alto grado ilusorio de realidad y una emocionalidad vivencial que se desborda e intensifica a cada instante. El modo de ser de lo artístico en el mapping instaura fenomenológicamente un nuevo orden de cosas, una nueva visualidad, un existir triunfante, a pesar de la fugacidad final del espectáculo. Ese es el poder del arte, al crear nuevas realidades mediante sistemas de representación que, aun siendo ilusionistas, no dejan de provocar una impresión tremenda en quienes las observan, distinguiéndolas como dotadas de vida propia. El arte es por eso creador de mundos. Instituye nuevas realidades que pasan a coexistir con las realidades de la vida. Pasa a ser una más dentro de aquellas.
Atendiéndonos a esto, el estado de las percepciones consideradas ligadas a lo estricto real, se tornan desestabilizadas, escurridizas, fugaces, al dar paso a su suplantación perceptiva por las experimentaciones con la luz y el diseño que hacen presentarse al objeto o edificación en el mapping, transformado visualmente por los numerosos cambios efectuados. A la manera del ilusionismo de la magia, se despliegan las imágenes del mapping emergiendo de la nada, revelando un mundo diferente al sentido común en el desvanecimiento de las formas, colores, texturas y dimensiones virtuales, en transformaciones de algo en su contrario o en cualquier otra cosa. No es raro ver convertido lo sólido en líquido o desvanecerse en nubes de gas, o bien el estallido en mil fragmentos de un orden edificado y su vertiginosa reconstrucción. Crea tal estado de sugestión en el público que, como en los actos de magia, sorprende y excede cuanto de lógica racional pudiera explicarlo. Hace sentir al público la entrada a un mundo maravilloso de encantamiento, a participar visual y emocionalmente en un espectáculo sugestivo que transformará su sensibilidad, a veces a nivel muy hondo en su impresión, cuyo efecto perdurará en la memoria de los asistentes por mucho tiempo. En ese juego, la imagen virtual generada en el mapping llega a darse como verosímil aun en su carácter fantástico, pretendiendo alcanzar el estatuto de verosimilitud de lo real, no obstante su condición virtual. El modo cambiante de las imágenes virtuales estremece y lleva a la ruina simbólica al orden visible identificado como lo real-real. De ahí, la fuerza convincente de las imágenes en los proyectos más sobresalientes del mapping, los cuales se imponen a los observadores, asumiéndolos como realidades, cuyo estatuto pretende irrumpir y hacerse presente desde lo real virtual, en competencia ostentosa con la realidad física.
Bibliografía:
– Aguilar Orozco, Mike: Medios de interacción con aprendizaje cognitivo: el video mapping digital y multimedia (2018). Universidad Técnica de Cotopaxi. UTC. Ecuador. MEMORALIA. Artículo: 9, ISSN: 1690-8074 Número 15. Enero / Junio 2018.
– Barber, Gabriela y Marcos Lafluf: New Media Art; un abordaje al video mapping (2015) Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República de Uruguay. Research Gate. Conference Paper · November 2015 DOI: 10.5151/despro-sigradi2015-70184 https://www.researchgate.net/publication/301454043.
– Prácticas de la cultura digital y difusión del patrimonio. Video mapping y remix. (2017). IX EBAM. Encuentro latinoamericano de Bibliotecarios, Archivistas y Museólogos. “Revalorizando el patrimonio en la era digital”. Del 9 al 13 octubre.
– Esteves Tepedino, Marcelo Alexandre: El video mapping: definición, características y desarrollo (2014). Trabajo de fin de Grado. Facultad de Ciencias sociales, jurídicas y de la comunicación. Universidad de Valladolid. http://dx.doi.org/10.3145/epi.2014.sep.10
– García Yagüe, Albert: Proyecto de video mapping y performance: imagen, cuerpo y escena (2017). Máster en Producción Artística. Facultat de Belles Arts de Sant Carles. Universitat Politècnica de València.
– Iker Oiz Elgorriaga. Mapping. Luz, sonido, espacio y percepción (2013). Trabajo final de máster en postproducción digital. Escuela Politécnica Superior de Gandía. Universidad Politécnica de Valencia.
– Jiménez l., Alejandro y Liliana Vergara Z.: “Arquitecturas emergentes: video mapping en el museo”. Actas icono14 – VI congreso internacional ciudades creativas | 24 y 25 de enero de 2018m pp. 514-530. Orlando, Florida | Asociación de comunicación y nuevas tecnologías c/ salud, 15 5º 28013 – Madrid (España) cif: g – 84075977 www.icono14.es/actas
– Mateos-Rusillo, Santos M.; Gifreu-Castells, Arnau (2014): “Reconstrucción y activación del patrimonio artístico con tecnología audiovisual. Experiencia de Taüll 1123”. El profesional de la información, septiembre-octubre, v.23, n.5, pp. 527-533. http://dx.doi.org/10.31.45/2014, sep. 10.
– Peláez Pacheco, José Luis (2013): Modelo metodológico para proyectos Multimedia en video mapping interactivo. Facultad de Ingeniería. Programa de Ingeniería Multimedia. Universidad de San Buenaventura. Cali
– Velásquez Salamanca, Daniela: El video mapping como nuevo formato audiovisual que abre espacios de creación y visualización en tiempo real (2016). Trabajo de Grado. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá.

