Gilda: mujer sin silencios es un libro concebido desde el cariño. Contiene los testimonios y valoraciones recopilados por la actriz e investigadora Gina Caro sobre la obra fundacional de Gilda Hernández Rico, y los sentimientos de admiración hacia la actriz, dramaturga y directora artística, expresados por integrantes de Teatro Escambray y otras personalidades de la cultura.

El prólogo del periodista Pedro de la Hoz ubica al lector en el entorno en el que la mujer-madre materializó su ideario artístico y resalta la contribución de la publicación de Ediciones Alarcos a la memoria de la escena nacional:

“Emerge la artista en continuo aprendizaje y profundo magisterio. Una personalidad para nada detenida en el tiempo y bien lejos de encajar en una pieza monolítica inconmovible. Una criatura luminosa y terrenal, dotada de intuición y capacidad de calado en el establecimiento de vínculos artísticos y humanos”.

Integrantes de Teatro Escambray y otras personalidades expresaron sus criterios sobre Gilda Hernández Rico para el libro. Imagen: Tomada del Portal Cubarte

Gina Caro, en su rol de escritora, nos permite conocer del apoyo de Gilda al surgimiento del Conjunto Folklórico Nacional, su comprensión de la cultura comunitaria, y la forma en que dejó atrás la vida cómoda de la capital, junto a su hijo, el actor Sergio Corrieri y un núcleo de seguidores, para hacer teatro en las lomas villareñas y motivar la participación del público campesino en el acto escénico.

Cada acápite evoca, de manera sucinta, el temperamento, la calidad como actriz, exigencia y sentido organizativo de Gilda, además de relatar su presencia en la brigada artística que actuó para las tropas cubanas en las contiendas armadas de Angola y Nicaragua.

La descripción del surgimiento de Teatro Escambray, de la construcción de sus espacios, relaciones y procesos creativos, nos permite recordar a gente valiosa que renovó conceptos teatrales con la mirada puesta en los problemas del entorno rural.

“La descripción del surgimiento de Teatro Escambray, de la construcción de sus espacios, relaciones y procesos creativos, nos permite recordar a gente valiosa que renovó conceptos teatrales con la mirada puesta en los problemas del entorno rural”.

Herminia Sánchez, integrante del núcleo inicial de Teatro Escambray resumió sus vivencias en esa agrupación:

A nosotros nos pasó una cosa, a todos, y es que fue un cambio muy brusco. No teníamos condiciones ningunas, porque al principio se manejó la idea de que fuéramos en parejas para empezar a hacer una investigación por cada uno de aquellos municipios. En aquellos lugares, dormíamos en el suelo… Gilda se las arreglaba para darnos una frase de aliento y ayudarnos a continuar.

La intención renovadora se impregnó en muchos de los integrantes del grupo y surgieron dramaturgos, directores e investigadores que, a su vez, gestaron posteriores empeños creativos como Teatro Cubana de Acero, Teatro de Participación Popular y Teatro Buendía.

La actriz Gina Caro, que integró la compañía teatral, se reveló en esta ocasión como una acuciosa investigadora. Imagen: Tomada de Internet

Flora Lauten recuerda a “Tota”: “Siempre fue una mujer con una personalidad extraordinaria, con una energía, con una capacidad para la alegría… La tarea de un director es dar confianza al ser humano con el que está trabajando. Lo deduje a partir de la forma en que trabajaba Gilda”.

Con Gilda: mujer sin silencios, Gina Caro se estrena como autora y, al ser ella misma testimoniante, nos motiva a retomar el impulso creativo de los años 1960 y revitalizar el sentido unificador y social del concepto movimiento teatral.

En 1977, ya sexagenaria, Gilda fundó Pinos Nuevos como filial juvenil de Teatro Escambray. Según la investigadora y dramaturga Esther Suárez Durán, “guió al grupo en sus primeros pasos. Contribuyó a definir el carácter de su práctica, los títulos iniciales de su repertorio”.

Francisco Fonseca dignifica la experiencia en Isla de la Juventud: “Nosotros no fuimos a la isla a celebrar nada, fuimos a buscarnos problemas, a denunciar, como habíamos visto hacer a Teatro Escambray”.

La obra de Teatro Escambray perdura en la continuidad de la agrupación y asume nuevas vertientes en las Cruzadas Teatrales. “Tota” hubiera querido irse a las montañas con los teatristas de hoy. Sus décimas, actuaciones y puestas en escena figuran en las páginas de un libro necesario si se quiere conocer de teatro cubano.