El evento Noviembre Fotográfico se ha presentado en 2025 renovado y con mucho dinamismo en su accionar. Ha tenido una gran presencia en los medios y ha organizado, hasta el momento, excelentes muestras. Como siempre, en su programa exhibitivo se combinan artistas consagrados con nuevos valores. De estos últimos es la exposición Trance, del joven artista santiaguero Renato Arza, inaugurada recientemente en la galería El reino de este mundo, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.
En esta exposición resaltan varios valores al mismo tiempo, pero antes es bueno apuntar que el artista no es fotógrafo de profesión, ni siquiera de formación, sino un actor de radio y televisión en Santiago de Cuba. Lo descubrí por casualidad al tropezarme en Casa de África, en enero de 2024, con su muestra Espacio de cimarronas. Había acudido a ese museo por otra muestra, Ofrendas, de los artistas del lente Julio Larramendi y Roberto Chile, pero esperando por el comienzo de la inauguración, al deambular por los salones, me encontré frente a unas fotografías que me engancharon en el acto. Alberto Granados, director del museo, me explicó su origen y me anunció que el autor estaría presente esa tarde. De manera que, poco después, en medio del público que asistió a Ofrendas, conocí a Renato Arza. Conversamos, le pedí que me enviara más imágenes y su currículum, cosa que hizo, y que aumentó la sorpresa. Tengo la sensación de que Trance, o su idea, nació aquella tarde en Casa de África hace casi un año.
“Arza se revela como un gestor de símbolos culturales, los que vienen marcados por una sutil e inteligente combinación de efectos visuales”.
Cuando posteriormente pude ver las fotografías que integraron las dos primeras muestras de Renato Arza, Oníricas y silentes y Desajustes del alma me percaté de que había toda una vocación simbólica empeñada en ese tema, en el que el cuerpo desnudo o semidesnudo de las modelos y su puesta en escena apuntaban a una indagación en las tradiciones identitarias del país. En Trance hay algunas piezas de las primeras muestras de Renato Arza y otras elaboradas para la ocasión, por lo que puede apreciarse como una muestra panorámica de una obra nueva que surge con ímpetu en el escenario iconográfico nacional.
Sentí que, de alguna manera, esa obra estaba en la cuerda de otras exposiciones de valor antropológico de maestros del lente como Alberto Díaz (Korda), Roberto Salas, igualmente de ensayos fotográficos de otros consagrados como Raúl Corrales y María Eugenia Haya (Marucha), también de la década de los sesenta, que siguieron poniendo la atención en nuestra pluralidad étnica. Trance continúa por esos senderos, aunque su autor no esté totalmente consciente, no lo sé, de esa sintonía. Pienso que es una obra más alineada con el estilo de Juan Carlos Alom, otro maestro.

En todos los casos, los cuerpos desnudos o semidesnudos de las modelos ceden la primacía del signo erótico y lo desplazan a un segundo plano. Lo onírico o surrealista matizan todo el conjunto. A su vez, lo ornamental de sus bizarras vestiduras y decoraciones son las características principales del efecto visual logrado, un misticismo extraño o sugerente, si es que se le puede decir así. Las atmósferas de oscuridad y lo ornamental, junto a las poses de las modelos, producen un efecto enigmático que se corresponde con lo que el fotógrafo quiso lograr. Lo esencial en estas piezas es la búsqueda de las connotaciones culturales que residen en los cuerpos negros y mestizos, que son muchas, como se sabe, aunque también hay imágenes de modelos blancas.
Arza se revela como un gestor de símbolos culturales, los que vienen marcados por una sutil e inteligente combinación de efectos visuales. Trabajar con fortuna en las densidades simbólicas de una tradición cultural es un desafío para cualquier artista.

Estas fotografías son un golpe visual placentero y a la vez misterioso. Como se sabe, el arte no es tanto para entenderlo como para sentirlo y en ocasiones basta con experimentar su influencia en los sentidos. Cabe añadir que son piezas muy cuidadas en cuanto a la limpieza de la escenificación y también en la meticulosidad de su impresión, aspectos que denotan igualmente a un artista que va en serio en su labor creativa.
A la muestra asistió un nutrido público si se toma en cuenta la situación actual de la ciudad (escasez de transporte y la afectación del virus) y que fue la primera tarde invernal del año. Personalidades de la cultura, dirigentes y fotógrafos asistieron a la inauguración. Arza conversó con los presentes y fue entrevistado por los medios. Para Noviembre Fotográfico es un acierto haber incluido esta muestra en su espléndida programación.





