In Memoriam: Jorge Agostini, campeón en el deporte y en la vida
Tal vez hasta algún lector, sobre todo joven, se pregunte quién fue Jorge Agostini, qué hizo, por qué nos resulta hoy tan poco conocido. Amigo, no tiene usted la culpa de ello. La responsabilidad es nuestra, de todos cuantos intentamos, y unas cuantas veces no logramos, ejercer un periodismo indagador, que no se detenga ni se regodee solo en la superficie de la historia. Jorge Agostini Villasana fue, es, un deportista premiado dentro y fuera de Cuba, un conspirador contra la dictadura del presidente Gerardo Machado, un honesto oficial graduado de la Escuela Naval de Mariel en la Cuba republicana, un héroe de las tropas republicanas durante la Guerra civil española, un combatiente de la lucha antisubmarina en la Segunda Guerra Mundial, un mártir del proceso insurreccional. No es poco. Y tampoco es todo.
Se cumplen ahora 115 años del natalicio de Jorge Agostini el 5 de febrero de 1910, en Mayarí. Y se conmemorará el próximo 9 de junio el aniversario 70 de su asesinato en plena calle por las fuerzas batistianas en 1955.

Si nos detenemos en el deportista, su palmarés internacional es brillante. Agostini fue campeón de florete individual y de espada por equipos en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 1946; fue subcampeón de florete individual y campeón por equipos en los Juegos Centroamericanos de Guatemala 1950; ganó medalla de plata en florete por equipos y bronce en espada en los Primeros Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951. Participó también en los Juegos Olímpicos de Londres 1948. Su currículo como esgrimista es excelente.
Graduado de alférez de fragata en la Escuela Naval de Mariel en 1931, dos años después integra ya los movimientos conspirativos que desde la Marina de Guerra manifiestan su descontento con el gobierno de Machado, lo cual lo fuerza a exiliarse. Regresa tras la caída del tirano el 12 de agosto. En septiembre no apoya el movimiento de clases y soldados autotitulado como “revolucionario”, cuyo liderazgo asume el astuto sargento taquígrafo Fulgencio Batista, indetenible ya en su ambiciosa carrera militar que lo llevará a convertirse en “el hombre fuerte de Cuba”. Agostini solicita su baja de la Marina y vuelca sus esfuerzos junto a los revolucionarios liderados por Antonio Guiteras, quien cae en El Morrillo en mayo de 1935.
“Se cumplen ahora 115 años del natalicio de Jorge Agostini el 5 de febrero de 1910, en Mayarí”.
Emigra y desde Estados Unidos embarca hacia España, envuelta en fratricida contienda civil, y del lado de las fuerzas republicanas alcanza el grado de comandante, participa de combates navales al mando de un submarino C-4 y en las postrimerías de la guerra tiene la responsabilidad de organizar la retirada en Cataluña ante el avance de las huestes nacionalistas franquistas. En Francia es confinado en un campo de refugiados y no regresa a Cuba hasta 1940, para reincorporarse a la Marina de Guerra.
“Emigra y desde Estados Unidos embarca hacia España, envuelta en fratricida contienda civil, y del lado de las fuerzas republicanas alcanza el grado de comandante”.
Ha acumulado experiencia militar y prestigio suficientes que hacen de él un oficial muy útil y conocido entre los mandos navales. Es profesor de Artillería en la Escuela Naval de Mariel, sirve en el crucero Cuba, recibe adiestramiento en Norteamérica y se incorpora a la lucha antisubmarina que enfrenta la presencia de los submarinos nazis en el Mar Caribe durante la Segunda Guerra Mundial.
Llega el año de 1952 y Jorge Agostini se encuentra al frente del puesto naval de Camarioca, municipio de Cárdenas, cuando el 10 de marzo Batista da el golpe de Estado. Batista y él ya se conocen, van por aceras opuestas y Agostini se exilia nuevamente, pero regresa clandestinamente e integra el núcleo de oficiales de la Marina que conspira contra el nuevo régimen que ha violado la constitucionalidad.
Se aprestaba a encontrarse con otros compañeros conspiradores cuando fue sorprendido e identificado en la calle 2 entre 15 y 17, en El Vedado. Primero fue golpeado salvajemente y a continuación el alférez Julio Laurent, del Servicio de Inteligencia Naval, le disparó a quemarropa. Su cadáver fue arrojado frente a la Casa de Socorros más cercana y la autopsia reveló 21 perforaciones de bala, numerosas con orificio de entrada por la espalda.

Su asesinato causó gran conmoción nacional. La prensa y la ciudadanía denunciaron la brutalidad del crimen. Entre aquellas voces se escuchó la del joven doctor Fidel Castro, quien –amnistiado pocas semanas atrás junto al resto de los moncadistas– desde las páginas del periódico La Calle escribió con fecha 11 de junio:
“¿Tiene acaso un grupo de hombres derecho a arrancarles la vida a sus semejantes con más impunidad de la que no tuvieron nunca los peores gánsteres? Hoy es Jorge Agostini, nuevo mártir en la lucha por la liberación nacional, ¿quién será el próximo combatiente en caer acribillado?”