La Orquesta Sinfónica de Holguín es uno de los colectivos de la provincia que más reta lo que podría ser su zona de confort, lo que tradicionalmente se concibe como el trabajo de una agrupación de su tipo: una sala de presentaciones, un repertorio tradicional y un público asiduo a un programa concierto, a una sinfonía íntegra o al repaso por la obra de un determinado compositor. En su larga trayectoria, ha liderado grandes empeños y enarbola un sólido programa de presentaciones con lo mejor de la música de concierto a nivel foráneo y con énfasis, además, en las sonoridades de nuestro país.

Pero también –y es aquí donde resulta una fragua, un taller de creación– dinamita (y dinamiza) su espacio y apuesta por búsquedas que, tras una abarcadora concepción del espectáculo, acerque más al público, a la familia, a la música de concierto, a la música en general. Ejemplos recientes hay muchos y en todos está el ingenio y el empeño de su director, el maestro Oreste Saavedra, al frente de un colectivo catalogado entre los mejores de su tipo en Cuba. Desde Fiesta Sinfónica, en el parque Carlos Manuel de Céspedes (San José) junto a poetas de la provincia, a los Conciertos para la familia, más cercanos e íntimos, pasando por las Escuchas creativas, con estudiantes de música y las Herencias sonoras, en Romerías de Mayo. A ello, se le han sumado otras presentaciones con reconocidos intérpretes e instrumentistas y la participación en proyectos donde convergen diferentes manifestaciones artísticas, principalmente escénicas, en diálogo con la música, todo bajo la batuta del maestro Saavedra.

La Sinfónica sorprende y cada nueva propuesta hace que el melómano –que deja de ser netamente melómano para convertirse en espectador de búsquedas más amplias y atrevidas– vaya preparado, pero con la seguridad de que cada concierto abrirá las puertas a la novedad (y esta novedad, al menos en el plano holguinero, va acompañada por lo sui generis).

Así sucedió con Cinema, el esperado concierto que protagonizó la Orquesta Sinfónica de Holguín este 7, 8 y 9 de julio en la sala Raúl Camayd del Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol. Como el nombre indica, la Orquesta interpretó conocidos temas que integran las bandas sonoras de varios clásicos del cine, principalmente del cine estadounidense, o películas que, sin ser propiamente clásicas, son de gran aceptación popular, lo que subraya el nivel de convocatoria. Pero, Cinema no es solo una orquesta interpretando temas o fragmentos de bandas sonoras —casi siempre los más conocidos—, apoyados de la proyección de escenas de las diferentes películas en el escenario, para estrechar o calzar esa relación entre música e imagen, inseparable en la memoria emotiva al evocar un determinado filme. Su dirección artística fue mucho más allá y si bien Cinema incluye lo anterior, Saavedra comentó en conferencia de prensa que “desde su concepción inicial se pretendía que fuera diferente, una experiencia (…) más allá de lo sonoro y lo visual”. Y por su parte, Fermín López, director de la Compañía de Narración Oral Palabras al Viento, y que aquí realizó la dirección escénica, añadió que este es “un espectáculo de riesgos, que explora diferentes rutas dramáticas y se enrumban en la armonía de todas sus partes”.

Esas rutas dramáticas y esa armonía peculiarizan un espectáculo como Cinema, novedoso en los predios holguineros, como vimos, y en el trabajo de la Sinfónica. El cine y la música son guías en este concierto que teje una dramaturgia enrevesada, barroca, para presentar otros atractivos que añaden, con sus riesgos y cimas, la dosis de espectacularidad buscada. ¿Qué elementos/momentos lo componen? Primero el programa seleccionado, o sea los temas musicales pertenecientes a las bandas sonoras, en el que influye la posesión de las partituras que permiten hacer los arreglos correspondientes. Es decir, que no siempre se puede trabajar con la película que se desea, sino con las partituras que se puedan lograr obtener (el diseño de luces, y la dirección artística en sí, es un punto a favor que debemos tener en cuenta aquí).

El concierto inició con Raider’s March, tema compuesto por el estadounidense John Williams para la banda de En busca del arca perdida, la primera película de la saga de Indiana Jones, y que identifica al personaje en el ámbito popular. Incluyó también temas de la trilogía de El señor de los Anillos (El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo, 2001; El Señor de los Anillos: las dos torres, 2002; y El Señor de los Anillos: el retorno del rey, 2003), dirigida por el neozelandés Peter Jackson y cuya música fue compuesta por Howard Shore. Destacaron otros temas como Somewhere, del clásico musical West Side Story (Jerome Robbins y Robert Wise, 1961), con letra de Stephen Sondheim y música de Leonard Bernstein; The Pink Panther Theme, característica por su solo de saxofón y compuesta por el estadounidense Henry Mancini como tema principal para La pantera rosa (Blake Edwards, 1963); y Gladiador (Ridley Scott, 2000), cuya banda fue compuesta por Hans Zimmer y Lisa Gerrard.

Además, complementaron el programa: Misión imposible (Brian de Palma, 1996), con una banda compuesta por Lalo Schifrin y Danny Elfman, y cuyo tema central entró en las principales listas musicales del mundo ese año; La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), donde encontramos nuevamente al clásico John Williams, con la música que le otorgó el quinto Oscar de su carrera (el tema principal, con el predominio del violín, es el más conocido y fue el interpretado en el concierto); la saga Star Wars, iniciada por George Lucas en 1977 con Star Wars: Episodio IV–Una nueva esperanza, y tercera obra de John Williams en Cinema; Piratas del Caribe y el inicio de la franquicia con Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra (Gore Verbinski, 2003), con música de Klaus Badelt y Hans Zimmer; la serie de Harry Potter, compuestas por ocho películas e iniciada por Harry Potter y la piedra filosofal (Chris Columbus, 2001), con música otra vez del maestro John Williams; El fantasma de la ópera (Joel Schumacher, 2004), cuya banda sonora compuso el inglés Andrew Lloyd Webber, quien trabajó, además, en el guion, a partir de la novela de Gaston Leroux y del propio musical que él realizara en 1986; y Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988), con la banda sonora del maestro italiano Ennio Morricone, con cuyo hijo Andrea, quien compuso el tema de amor, trabajó en uno de los filmes clásicos de su amplia carrera.

Estos son los temas que integran el programa de Cinema, un hermoso homenaje al cine y su música. La interpretación, como nos tiene acostumbrados la orquesta, fue de altura, límpida y bien ejecutada. ¿Pero qué añadieron Oreste Saavedra y Fermín López al cuerpo de su dramaturgia? Más allá de la música y las imágenes proyectadas (no siempre en todos los temas) el espectáculo nutrió su dinamismo y frescura con la magia y el ilusionismo del mago Manuel Alberto, que logró desplazarse con habilidad por el poco espacio del escenario entre el foso y la orquesta, y realizar una convincente actuación que dialoga con el filme.

La presentación estuvo matizada, además, con la actuación e incluso dosis de humor de Yordanis Sera, integrante también de Palabras al Viento, que encarnó una especie de “coordinador descoordinado” del espectáculo, a ello se sumaron las interpretaciones del colectivo Bella Voce, en El señor de los anillos y varios momentos de El fantasma de la Ópera, con la utilización del foso del teatro y otros engranajes técnicos poco utilizados. También intervinieron Beatriz González, Aiyan González y la pequeña Anabel Saavedra, quien interpretó Somewhere de West Side Story; además de la participación especial de Banzai y Coliseo, proyectos de Cosplayers y Cosmakers, que aportaron “movimiento escénico” al desplazarse, encarnando personajes de varios filmes, por el escenario y entre el público, y actuaron, mientras escuchamos la música, como si dejaran de estar “atrapados” en las peculiares historias de las sagas más populares, entre los más jóvenes y varios de los que pasamos o rozamos las tres décadas: El señor de los Anillos, Piratas del Caribe y Harry Potter.

Cinema fue, sin dudas, un homenaje al cine y a su música, que trasciende el séptimo arte y se convierte en parte de la memoria emotiva y la cultura general. Música compuesta por grandes maestros para los filmes y también adaptaciones a temas anteriores que integraron musicales o son parte de la música popular. Esa urdimbre ingeniosa que es Cinema –apoyada por el Consejo Provincial de las Artes Escénicas y el propio Complejo Cultural Teatro Eddy Suñol– busca el espectáculo y el dinamismo, tratando de evitar fórmulas. Es difícil librarse del todo de ellas –por lo que siempre alguna sugerencia podrá hacerle el espectador avispado y activo–, pero este equipo soñó alto su propuesta y entregó algo más de una hora y media de calidad sonora y artística.

Todos sabemos que el cine y la música forman un viejo maridaje, y si a ellos se suma una dosis de inventiva y se articula un espectáculo integrador, atrevido e ingenioso, es entonces posible que propuestas como Cinema de la Orquesta Sinfónica de Holguín y sus invitados, se nos reafirmen, más allá de los aplausos y el éxito, como un suceso artístico y una inmersión en los sentidos en el arte.