“Naturaleza Muerta”

Caen tardes plomizas sobre las lluvias de septiembre.

El abismo seco de los truenos

golpea la osamenta de una palma que respira con

molestias al final de la calle.

Lo que en otro tiempo fue nacimiento o desnudez,

es ahora el oxígeno desesperado de algún arrecife

que expande su rumor por toda la ciudad.

Desaparecen árboles,

agonizan jardines,

saltan en pedazos monumentos antiguos,

puntales de otra época que el viento empuja entre quejas,

barrotes y fantasmas.

Un lento ataúd de color amarillo

navega bajo la angustia de rostros cansados de sillones.

Ya no funcionan ni los bailes de máscaras.

Hay ruidos,

demasiados ruidos para un domingo que recién comienza.

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