Una mezcla de pasado y futuro confluye en la exposición Miradas en espejos: Brasil y Cuba por Pierre Verger, porque la fotografía tiene el poder de congelar el tiempo, de sostener una imagen para la eternidad en un soporte impreso o en la memoria de quien la observa. La capacidad para captar el instante, para reflejar un espacio de tiempo y dejarlo como testimonio de un hecho, una persona o un paisaje es un arte que vale la pena resguardar.

Bajo esos preceptos, Miradas en espejos… inserta dentro de Noviembre fotográfico, sostiene el interés por indagar en el pasado común entre Brasil y Cuba, y así se acerca al legado de Pierre Verger, a quien Lydia Cabrera caracterizó como “el último viajero romántico con sensibilidad de poeta”, palabras que se confirman cuando uno recorre las amplias paredes de Factoría Habana y descubre que Verger nos brinda un recorrido por la cultura, las tradiciones y la sociedad.

Miradas en espejos: Brasil y Cuba por Pierre Verger sostiene el interés por indagar en el pasado común entre Brasil y Cuba.

Las imágenes revelan personas y nos brindan sus ojos penetrantes desafiando el lente, son habitantes de cualquier espacio y parecen que a través de su mirada están conectando con un lenguaje común, están marcando un retrato social, cultural, antropológico del pasado.

Además de los rostros duros y de las imágenes sobre sus ritos, hay manos que hacen arte y pies que transitan tierras y dejan signos a su paso. Todo ello aparece en este recorrido fotográfico que ha sido curado por Alex Baradel, Concha Fontenla y Lissette Solórzano y que brinda al interesado un muestrario, un catálogo del tiempo, del pasado común, de las herencias africanas y de ese recorrido que Verger hizo por estos paisajes para describirnos a través de las propias fotografías.

Según refiere una de las descripciones situadas en la propia galería: “La mirada de Verger era la de un investigador que viajaba con objeto de conocer e investigar las culturas de la diáspora africana, interés que no resulta evidente en el libro Cuba; a pesar de que contiene fotos tomadas por Verger durante aquel viaje, la editorial francesa Paul Hartman ─con la que Verger había colaborado en otras ocasiones— optó por descartar las fotos de interés etnológico, seleccionando paisajes arquitectónicos, urbanos y, sobre todo, naturales. Sin embargo, el paisaje humano y, sobre todo, las expresiones religiosas afrocubanas fueron lo que más le interesaron en esta incursión por Cuba y el Caribe, como demuestra una maqueta del libro concebida por Pierre Verger tras el viaje (no publicada y presentada en esta muestra)”.

En la presentación de la muestra Lissette Solórzano refirió que Verger se distingue como antropólogo por su singularidad y belleza.

En sus palabras de presentación de la muestra, Solórzano refirió que Verger se distingue como antropólogo, con dos claves que lo hacen único: singularidad y belleza; y donde se manifiesta el concepto de búsqueda que distingue al fotógrafo para capturar el instante.

Agradeció a las personas, instituciones y galerías que forman parte de la programación de Noviembre fotográfico e invitó a recorrer cada uno de estos espacios con la mirada fija en la estética visual de este artista que supo recoger en su lente la confluencia de voces, rostros y paisajes que nos identifican desde rasgos comunes.

“A la inauguración de la exposición asistió Alpidio Alonso, Ministro de Cultura”.

La relación histórica, cultural y ancestral de Brasil y Cuba, nos hacen herederos de saberes, prácticas y territorios de mitos y tradiciones; algunas de ellas, mostradas aquí gracias a ese viajero que supo encontrar poesía en cada uno de los momentos en que apretó el obturador para aprehender el tiempo.

A la inauguración de la exposición asistió Alpidio Alonso, Ministro de Cultura, representantes de la Embajada de Brasil en Cuba, artistas, curadores e invitados, los que recorrieron el espacio galérico con la certeza de que el lente de Pierre Verger une las historias de Cuba y Brasil, como si los espejos fueran un lugar donde mirarse por dentro.