Amigos, lectores y admiradores de Gabriel García Márquez se dieron cita este sábado en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña para conversar sobre la trayectoria artística del Premio Nobel de Literatura y su relación con Cuba.

La ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia, Patricia Ariza Flórez, habló de las veces en que coincidió con el Gabo, a quien admira como escritor y ser humano. “Fue un privilegio poder presenciar uno de los encuentros entre el Premio Nobel de Literatura (1982) y el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro”.

“El escritor colombiano profesaba un inmenso amor por Cuba, a la que consideró como una segunda casa”.

Ariza y el resto de los panelistas coincidieron en que el escritor colombiano profesaba un inmenso amor por Cuba, a la que consideró como una segunda casa. Jaime Abello, cofundador de la Fundación Gabo, también resaltó la relación de amistad entre el autor de El coronel no tiene quien le escriba y Fidel.

“Tengo el sueño de que Cien años de soledad se escriba por todas las paredes de mi país”, agregó la titular de Cultura de Colombia en el último momento de su intervención para darle paso al resto de los panelistas que hablaron del interés de Gabriel García Márquez por el séptimo arte.

Patricia Ariza y el resto de los panelistas coincidieron en que el escritor colombiano profesaba un inmenso amor por Cuba, a la que consideró como una segunda casa.

El escritor José Luis Díaz, el cineasta Lisandro Duque, el escritor cubano Francisco López Sacha y Senel Paz, Premio Nacional de Cine, coincidieron en que el Gabo no solo aportó a la literatura mundial, sino también a la manera en que se concibe el cine contemporáneo.

Luego, se presentaron los títulos El cine según García Márquez, de la cineasta costarricense María Lourdes Cortés y Los amores contrariados. García Márquez y el cine, del profesor y crítico Joel del Río, quien confesó en el encuentro que siempre quiso escribir un libro sobre la relación de García Márquez con el audiovisual.

“Gabo no solo aportó a la literatura mundial, sino también a la manera en que se concibe el cine contemporáneo”.

Ambos títulos, con concepciones distintas de lo que significó el cine para el escritor colombiano, dan fe de una de las afirmaciones de López Sacha en el conversatorio: “El estilo de Gabriel García Márquez es muy difícil de llevar a la pantalla, aunque en algunas cintas hubo reflejos de la superdimensión del realismo mágico propio del Gabo”.

Del Río dijo que a la hora de escribir su libro se concentró en los reflejos remarcables que aparecen en algunas películas basadas en la obra del Gabo y en el mar de entrevistas existentes en las cuales el escritor colombiano habla de cine y también en su faceta como crítico.

“El estilo de Gabriel García Márquez es muy difícil de llevar a la pantalla, aunque en algunas cintas hubo reflejos de la superdimensión del realismo mágico propio del Gabo”.

García Márquez comentó en 1981 que su amistad con Fidel Castro era intelectual y que cuando estaban juntos hablaban de literatura. Al líder de la Revolución le ofrecía libros e, incluso, los borradores de sus novelas, para tener su criterio antes de publicarlas.

El Gabo escribió varios textos sobre la realidad cubana. Destacan tres crónicas publicadas en su país bajo el nombre “Cuba de cabo a rabo”; el reportaje “Operación Carlota” —sobre la presencia de tropas internacionalistas cubanas en Angola— y las decenas de artículos dedicados a Fidel Castro.