La grandeza de Alicia no estriba solo en la increíble bailarina que fue, sino que se entregó toda en función de dotar a su país de una compañía a la altura de las mejores del mundo y, más allá, crear ―para orgullo patrio― la escuela cubana de ballet de la cual nos hablan sus continuadores. Algunos discípulos, colegas, Premios Nacionales de Danza y estudiantes de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso comparten sus opiniones acerca del legado de la Prima Ballerina Assoluta.