Heras, no diré “adiós”, sino “bienvenido a la eternidad, maestro”. Seguirás vivo en cada palabra que publiquemos tus discípulos.

“Gracias por ser todavía más pedagogo y amigo que narrador”.

La carne es efímera; la memoria, imperecedera. Muchas gracias por ser todavía más pedagogo y amigo que narrador.

Tomado del perfil de Facebook del autor