Para nadie es un secreto que la bailarina Sadaise Arencibia ha sido, desde sus tempranos inicios como alumna de ballet, una figura altamente notable y admirada. La naturaleza la dotó de uno de los más espectaculares físicos que ha conocido el ballet cubano en toda su historia: una bella línea corporal con exquisitas proporciones de cabeza, cuello y extremidades, que unido todo ello la han definido desde entonces como el ideal estético de una “ballerina”, y no digo bailarina.
Comenzó sus estudios en 1991, en la Escuela Provincial de Ballet “Alejo Carpentier” de La Habana y los continuó en la Escuela Nacional de Ballet con destacados profesores, entre ellos, Ramona de Saá, Adria Velázquez y Mirtha Hermida. En su etapa escolar realizó presentaciones en México y Colombia como parte de un intercambio cultural entre los dos países y en 1998 fue finalista del Concurso Internacional de Ballet de Jackson, Estados Unidos. Entre 1996 y 1999 obtuvo Medalla de Oro en cada una de las celebraciones del Encuentro-Concurso Internacional de Academias de Ballet, y en 1997 en el Concurso Internacional de Ballet “Alicia Alonso”, todos celebrados en La Habana.
En 1999 ingresó en el elenco del Ballet Nacional de Cuba, bajo la dirección técnico-artística de Alicia Alonso, compañía con la que ha actuado en países de América, Europa, Asia, así como en Egipto y Australia. Ha sido artista invitada del Ballet de la Opera de Roma (2006 y 2007), del Ballet del Teatro Teresa Carreño (2008). En el año 2002 recibió el Premio Villanueva de la Crítica, otorgado por la Asociación de Artistas Escénicos de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) por su interpretación del pas de deux Agón, de Balanchine. En el 2005 fue promovida al rango de Bailarina principal y en el 2009 al de Primera bailarina. Participó en la Gala Internacional de Ballet celebrada en el Teatro Nacional de Santo Domingo (República Dominicana); en la gala Viva Alicia, en el Teatro Bolshoi de Moscú; en la gala homenaje a Alicia Alonso en el Teatro de la Zarzuela de Madrid; en la gala homenaje a Alicia Alonso en Johannesburgo, Sudáfrica, y en el Festival de Ballet de Ravelo, Italia, entre otros.

Su repertorio ha incluido roles protagonistas en obras de la gran tradición romántico-clásica y en creaciones contemporáneas de coreógrafos cubanos y extranjeros. En el 2019 recibe la Distinción por la Cultura Nacional, que otorga el Ministerio de Cultura de Cuba, y la Moneda Conmemorativa 20 años de pertenencia al Ballet Nacional de Cuba. En el 2023 recibió el Premio Lorna Bursall, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la Medalla Alejo Carpentier, del Consejo de Estado de la República de Cuba.
El nombre de Sadaise Arencibia está asociado a roles de rica tradición, en los que ha brillado con particular relevancia y en los cuales destacan su hechizada Odette, su Princesa Aurora, su Cisne moribundo, su lánguida Giselle-Wili, su Reina de las nieves, su Hada Garapiñada, pero también están su sufrida Tatiana, su majestuosa Madame Taglioni, la añorante Consuelo y la rebelde Carmen. Y hace muy poco tiempo volvió a deleitarnos como Lucile, la musa danesa que esculpió el gran Bournonville. Todos estos roles han marcado su legado escénico, vigente como ejemplo de maestría escénica, más allá de los artilugios técnicos.
“Cuánto vamos a extrañar todo lo valioso que nos ha entregado, sabiendo cuánto más podría darnos como ejemplo a seguir por las nuevas generaciones que vendrán.”.
Ahora, para sorpresa de todos, ha decidido abandonar los escenarios como intérprete, una decisión muy personal y respetable, pero que ha hecho meditar a todos los que han seguido por décadas su rica trayectoria. Cuánto vamos a extrañar todo lo valioso que nos ha entregado, sabiendo cuánto más podría darnos como ejemplo a seguir por las nuevas generaciones que vendrán.
El Ballet Nacional de Cuba, la noche del 23 de abril, ocasión en que interpretó el rol de La mujer, en el ballet Bodas de Sangre, de Antonio Gades, le tributó un bello homenaje a cortina abierta desde la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba. Al ver su señorío, sus refinadas maneras, su proyección escénica y el gran arte que bulle en su interior todavía, me hizo recordar la famosa definición que le dijo la crítica neoyorquina al gran bailarín danés Erik Bruhn cuándo, a destiempo, decidió abandonar los escenarios: “Usted no se ha retirado, usted ha abdicado su trono”, le dijeron entonces. Eso mismo vino a mi mente y a la de la legión de admiradores de Sadaise cuando la vimos decir adiós entre ovaciones y flores.
Me ha encantado 🫀Gracias de ❤️