Volverá,
lo conozco.
Como el pedazo de una estrella
volverá.
Nunca en su estirpe
ha muerto para siempre un hombre.
Omar González, “Versión del guerrillero”
Amplio y diverso resulta el catálogo editorial que, en Cuba y en el mudo, se encarga, desde hace décadas, de revelar la acción y el pensamiento de un hombre que consagró su existencia a luchar por la soberanía del mundo.
De ahí que, en la bibliografía relacionada con Ernesto Che Guevara, aparezcan tanto sus propias obras como aquellos libros que estudian, analizan, reflexionan acerca de su vigente ideario.
Dentro de la relación de títulos publicados sobre el Guerrillero Heroico no solo se encontrarán investigaciones, ensayos y testimonios acerca de su vida y obra, sino también poemas creados como muestra de la admiración y el respeto de escritores de todo el mundo.
Varias son las antologías poéticas publicadas en Cuba que presentan esos textos, nacidos desde diversas formas estróficas, expresión del alcance y permanencia del preciado legado de un hombre de su tiempo y de todos los tiempos.

A solo dos años del asesinato del héroe en tierras bolivianas, en 1969, apareció la que, de seguro, es la primera de esas selecciones, titulada Poemas al Che, obra con compilación del ensayista, crítico y editor Ambrosio Fornet.
Publicada por el Instituto Cubano del Libro, en sus páginas pueden leerse poemas tanto de autores cubanos como de otras latitudes del mundo, entre ellos Leopoldo Marechal, Carlos Pellicer, Julio Cortázar, Claribel Alegría, Ángel Augier y Eliseo Diego.
Con el transcurso de los años verían la luz, por varios sellos editoriales de la isla, otras antologías, como Para vivir como tú vives, Como jamás tan vivo, Che comandante, amigo y El poeta eres tú.
Entre todas esas selecciones, compilaciones, recopilaciones, antologías, se encuentran dos que, por sus características, merecen ser valoradas en su real dimensión: Cien poemas al Che y Rapsodia para el Che.
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La primera de esas obras, Cien poemas al Che (Colección Sur Editores, Festival Internacional de Poesía de La Habana, La Habana, 2011, 360 pp.) cuenta con selección, edición y notas del poeta Alex Pausides.
Autores de diversas generaciones, estilos, tendencias y latitudes firman los poemas reproducidos en el volumen, que evidencian el reconocimiento universal al ejemplo del combativo revolucionario.
Versos que reflejan cómo las ideas de justicia, soberanía, independencia y paz enarboladas por el Che trascienden las fronteras del tiempo, para convertirse en todo un símbolo en la lucha por un mundo mejor.

Estructurado por regiones del mundo, se incluyen, entre otros, poemas del chileno Pablo Neruda, del haitiano René Depestre, del alemán Peter Weiss, del turco Arif Damar, del estadounidense Irwin Allen Ginsberg y del español José Agustín Goytisolo.
Interesante resulta en ese conjunto “Voces de Che Guevara”, en que el poeta egipcio Salama El Tawil escribe:
Palabras pulsan
en mi interior
me inspiro
en la gente
cada palabra toma de la mano a la siguiente
como un racimo
de amor y libertad
de independencia
y alegría para todos
y yo entre la gente
reacciono
ordenando mis empeños
escondidos o evidentes
hacia la humanidad
al unísono con los amigos
renovando el tiempo
por un mañana mejor con una luz de esperanza.
En esta colección se encuentra una amplia nómina de poetas cubanos, con textos ya clásicos, que pertenecen a la memoria de varias generaciones, entre ellos “Che Comandante”, de Nicolás Guillén, y “Canción antigua a Che Guevara”, de Mirta Aguirre.
“Che”, de Miguel Barnet, es otro de esos poemas emblemáticos, un breve, sentido y hermoso tributo al guerrillero de América:
Che, tú lo sabes todo,
los recovecos de la Sierra,
el asma sobre la yerba fría,
la tribuna,
el oleaje en la noche
y hasta de qué se hacen
los frutos y las yuntas.
No es que yo quiera darte
pluma por pistola,
pero el poeta eres tú.
Se complementa y enriquece esta selección con letras de canciones, entre otros del argentino Atahualpa Yupanqui, del italiano Sergio Endrigo, del venezolano Alí Primera y de los cubanos Carlos Puebla, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Vicente Feliú.
“En esta colección se encuentra una amplia nómina de poetas cubanos, con textos ya clásicos, que pertenecen a la memoria de varias generaciones”.
En Cien poemas al Che se reproducen, asimismo, textos en prosa de José Lezama Lima, Italo Calvino, Ernesto Sábato, Luis Cardoza y Aragón y Alejo Carpentier, quien en su artículo «Héroe de América» asevera:
Nombre de un hombre por siempre inscrito en el gran martirologio de América que se hizo uno con la idea misma de la Revolución— y caído, habrá de levantar nuevas energías revolucionarias en el camino donde, según últimas páginas de su diario, el paso de sus hombres «había dejado huellas». Huellas que no se borran. Que jamás habrán de borrarse. Que quedan marcadas en el suelo del mundo entero.
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Gracias al concurso Ciudad del Che, convocado en Santa Clara para rendir homenaje al Guerrillero Heroico desde la poesía, se publica Rapsodia para el Che (Ediciones Sed de Belleza, Villa Clara, 2016, 88 pp.).
Los 25 textos reunidos en este cuaderno fueron premiados en ese certamen literario entre los años 1997 y 2016 y resultan un singular tributo al Che desde múltiples enfoques y varias formas estróficas.
Textos en que los autores cubanos galardonados —como afirma, en su prólogo el también poeta e investigador Juan Eduardo Bernal Echemendía— proponen una interesante y renovadora mirada al bravo guerrillero.

“Son poemas —escribe— cuyos atributos estéticos afirman los valores reinterpretados en etapa nueva, distanciados de manipulaciones y efectismos, sencillamente comprometidos con la naturaleza de un hombre y las razones que trazó en los caminos del futuro”.
“Che”, de Rubén Faílde Braña, galardonado en la primera convocatoria de 1997, abre esta compilación, que se cierra con “Notas sobre el mismo viaje”, de la autoría de Leymen Pérez, que recibe el Premio Ciudad del Che en el año 2016.
“La heredad”, de Alpidio Alonso-Grau, es otro de los textos publicados, reconocido en el año 2010:
Donde él no está,
R. F. R.
Nos dejó sus preguntas
su mirada de santo
su perfil de mortal crucificado
Junto a su respiración cortada
nos dejó una doctrina del amor
que a cada despertar somete a prueba
palabras que no son El Evangelio
Para los que vendrán
nos dejó su fantasma
sonámbulo pertinaz con un ramo de estrellas
braceando entre las sombras
Nos dejó su difícil manera de morir
Sin saberlo
nos dejó su resurrección
su forma de ser Dios en los tiempos que corren
y
por si fuera poco
nos dejó la vigilia
hecha
según él
de sueños imposibles
Se atrevió a decir: siempre
Prefirió ser nosotros.
La lectura de Cien poemas al Che y Rapsodia para el Che permiten, a través de sus páginas, descubrir, o redescubrir, esos textos que, escritos en todo el mundo, honran la memoria del legendario guerrillero.
Dos libros que, desde la poesía, resultan la más certera confirmación de que —como afirma el autor de El siglo de las luces— las huellas de Ernesto Che Guevara “jamás habrán de borrarse (…), quedan marcadas en el suelo del mundo entero”.

