Hay un gran debate político sobre el racismo sistémico y estructural global. Pongámosle academia al asunto.

Conceptualmente, desde los postulados del materialismo dialéctico, lo sistémico tiene carácter objetivo y lo estructural también, ello significa que actúan con independencia de la voluntad humana porque no dependen de la subjetividad. Lo objetivo se produce y reproduce de por sí, fuera de la voluntad del ser humano a menos que el ser humano rompa violentamente las bases que sostienen ese sistema y esa estructura; o sea, cuando las fuerzas productivas llegan al clímax de sus contradicciones con el modo de producción en que se desarrollan provocan la revolución social que transforma las relaciones de producción y con ello, la formación económico-social.

“La Revolución socialista se hace contra toda explotación, y en el caso cubano cambió un país por otro, cambió un pueblo por otro, instruido y pleno de derechos”.

El racismo tiene carácter histórico, fue una creación del capitalismo. No se habló de razas en las sociedades antiguas y medievales. El concepto de raza es fruto de las ciencias biológicas de la modernidad y su manipulación por la burguesía durante el proceso de acumulación del capital produjo el fenómeno de la discriminación racial en todas sus formas: racismo biológico que justifica la discriminación por el color de la piel; racismo etnocentrista, para discriminar por el origen o la pertenencia a una etnia o grupo étnico; el racismo antropocéntrico contra las personas con una apariencia epitelial de un tipo pero con mestizaje genético ancestral; racismo simbólico o prejuicios raciales, y el racismo contra los inmigrantes o xenofobia.

El racismo justificó un supremacismo blanco europeo que justificó la esclavización, segregación, humillación y genocidio de los nativos americanos, africanos, asiáticos e indígenas australianos y oceánicos.

Como consecuencia, el racismo se hizo sistémico y estructural en el capitalismo y claro que tiene un carácter global, porque se ha globalizado el capitalismo.

Cuba hizo una revolución social que transformó radicalmente las estructuras económicas y sociales que existían antes de 1959; porque la revolución social socialista lo que hace es eso, no es la revolución social burguesa que se gesta dentro del feudalismo. La Revolución socialista se hace contra toda explotación, y en el caso cubano cambió un país por otro, cambió un pueblo por otro, instruido y pleno de derechos.

En Cuba se produjo una profunda revolución social. Foto: Tomada del Portal Cuba

Existe racismo en Cuba, lo reconoce el Estado socialista cubano y se lo recuerda a diario la sociedad civil. Racismo con factores objetivos heredados de cuatro siglos de colonialidad y neocolonialidad, que en las condiciones de subdesarrollo, escasez de recursos naturales, financieros, y bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos con efectos extraterritoriales, se agudizan y hasta se reproducen en forma de marginalidad y existen factores subjetivos, producto de una herencia cultural que se ha naturalizado a nivel social y también de una automarginación en muchos casos. Ello no significa que en Cuba haya racismo sistémico y estructural, en este país se produjo una profunda revolución social.

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