A Senel Paz

Existe, hay, se produce una tendencia exasperante, tediosa y molesta a abusar de los vocablos sinónimos, semejantes, equivalentes o parecidos, lo cual provoca desconcierto, desasosiego, irritación, bravura y al final, incomprensión en el público, auditorio, tertuliantes y oyentes. ¿Ustedes no se han percatado, asombrado, descolocado y molestado cuando exageran, manipulan, retuercen, estrujan y ponen a secar nuestro exquisito, delicioso, versátil y riquísimo vocabulario? Eso que le hacen a diario, consuetudinariamente, con reiteración y alevosía al diccionario, glosario, terminología, lengua materna o léxico, francamente, con sinceridad, honradez, honestidad y cosa humilde, no tiene perdón, misericordia, ablandamiento ni compasión posible, probable, factible ni viable.

Existe una tendencia exasperante a abusar de los vocablos sinónimos, lo cual provoca desconcierto, y al final, incomprensión en los oyentes. Imagen: Tomada de Internet

Pondré algunos ejemplos, citas, copias, hechos factuales que testimonian, describen, ilustran, atestiguan y dan fe de lo que digo, expreso, anuncio y que pretendo, intento, trato de enmendar, corregir, arreglar y denunciar:

Siempre siempre las mujeres somos féminas, Cuba es la Mayor de las Antillas, la berenjena es la solanácea morada, el agua es el líquido preciado mientras la sangre, también líquida, es vital; la notaria de la esquina es infrascripta, quien no nos permite firmar un documento, sino establecer un vínculo contractual; a los muchachos se les somete en la escuela a un análisis actitudinal, y el equipo ganador de la copa de fútbol no es el argentino sino el albiceleste. Insólitos, inéditos, impertérritos, inescrutables casos que nos dejan, sin dudas, boquiabiertos, pasmados, límbicos y patidifusos.

También, además, asimismo y por si faltara algo, se produce, ocurre, se da, se genera un nuevo vocabulario, expresión léxica o lenguaje, que lejos de aportar, enriquecer, sumar o esclarecer, entorpece, enturbia, engorrona, dando, ofreciendo, causando confusión, embrollo, entorpecimiento. No me refiero, no me dirijo, no critico los nuevos vocablos que emergen, como son el caso de sororidad (solidaridad entre mujeres) y resiliencia (resistencia y creatividad ante adversidades), sino a la heteronormatividad falocéntrica, Dios mío, que no es más que el machismo homofóbico de toda la vida, así como las personas tóxicas son sencilla y llanamente las malas gentes de siempre. Opino, creo, considero y argumento que debemos comunicarnos con sencillez, humildemente, con modestia y elegancia comunicativa (no comunicacional, aclaro, objeto, señalo y puntualizo), en aras de identificar, detectar y confirmar cuando alguien pretende impresionar, lucirse, causar admiración, y nos habla, nos dice, nos expresa algo parecido al esperanto.

Casi nunca resulta más favorable y mejor entendible utilizar análogos en sustitución de la palabra original.

En resumen, para concluir, finalizar, cerrar sin llegar a “culminar”, por cierto, que “culminar” significa llegar a la cumbre y no precisamente terminar, afirmo e insisto que hablar en plata hablando en plata, es mucho más comprensible, didáctico, útil y provechoso que complicarse con neologismos, enredos y expresiones más intrincadas que el bosque de La Habana, y más causantes de vértigo que la montaña rusa. No siempre o mejor dicho raramente, casi nunca, contadas veces, resulta provechoso, más favorable y mejor entendible utilizar análogos, similares, parecidos, semejantes o equiparables en sustitución de la palabra original, auténtica, primigenia. Así me despido, luego de rematar, ultimar, finiquitar y pulir esta nota, comentario, glosa o anotación. ¡Qué fatigoso es epatar!, o sea, causar gran asombro.

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