Alberto Méndez es el autor de obras devenidas clásicos de la danza cubana como Tarde en la siesta o Rara avis que, interpretadas por varias generaciones de bailarines, han convocado los aplausos del público y las más altas valoraciones de la crítica.

El renombrado coreógrafo celebró 85 años de vida el pasado 8 de abril. Asomarse a su trayectoria es recorrer momentos extraordinarios de la historia de la danza, a través de la óptica de un hombre que ha creado más de cien obras, abarcando los más disímiles asuntos: 

En cierta ocasión, expresó: “Todos los temas pueden servir de inspiración artística. Ahora bien, la cuestión es darle a la piedra la belleza de la flor, y a la flor la fuerza de la piedra. Es decir, lograr una transformación artística”. [1]

Además de un excelente bailarín, Méndez creó obras devenidas clásicos. Imagen: Tomada del BNC

Sorprende la capacidad de Alberto Méndez para indagar todas las posibilidades expresivas del cuerpo humano, y lo confirma el hecho de que coreografió para grandes figuras, para muy jóvenes bailarines y hasta para estudiantes.

Sus piezas exigen destreza técnica a los bailarines formados académicamente y demandan altos niveles de interpretación, porque sus creaciones han oscilado de la narratividad a la abstracción, añadiendo toques de humor o expresiones de fino lirismo. Nos veremos ayer noche, Margarita se inspira en La dama de las camelias; en Paso a tres los intérpretes juegan al ballet, Ogún y Ochún atraviesan El río y el bosque, y una juguetería es el contexto de Muñecos.

Se ha movido con libertad en el terreno de la danza académica, pero también ha coreografiado para el Conjunto Folclórico Nacional de Cuba; ha montado espectáculos para el Circo Nacional con malabares, contorsionistas, magia, acrobacia. Son famosas sus puestas en escena con grandes cantidades de participantes, algunos entrenados como bailarines y otros bailadores plenos de entusiasmo, presentados en plazas públicas.

“Sorprende la capacidad de Alberto Méndez para indagar todas las posibilidades expresivas del cuerpo humano”. 

Nada en la danza le es ajeno: “El trabajo del coreógrafo es tan complejo, que todos los factores influyen y tienes que interesarte por todo. Tienes que tener un sentido muy agudo de la observación; te tiene que interesar la física, la química, la música, las guaguas, el cielo, el agua, las frutas, el amor”.[2]

El autor de Muñecos, pieza por la cual ha recibido innumerables elogios desde su estreno en 1978 —ocasión en que la bailaron Caridad Martínez y Fernando Jhones— hasta el día de hoy, es fundador del movimiento de danza en Cuba y fue parte del elenco que bailó el 11 de febrero de 1961 en la sala Covarrubias del Teatro Nacional las obras Mambí y Mulato, de Ramiro Guerra; y La vida de las abejas y Estudio de las aguas, el montaje de Lorna Burdsall de las obras de Doris Humphrey. Poco después llegó al Ballet Nacional de Cuba, donde concibió la inmensa mayoría de su repertorio.

La crítica valoró positivamente el desempeño de Alberto Méndez en la categoría de Demi caractere en el Ballet Nacional de Cuba, pues convirtió personajes secundarios en grandes roles a partir de su interpretación, como en Mamá Simone de La fille mal gardée; o en el Hada Carabosse de La bella durmiente del bosque, pero la necesidad de expresarse lo condujo al arte de la coreografía.

Méndez fue el creador de Ad Libitum, obra que reunió en escena a Alicia Alonso y Antonio Gades. Imagen: Tomada de Granma

Tuvo la inmensa suerte de crear para figuras legendarias. En primer lugar Alicia Alonso, a quien acompañó en una etapa fecunda para ambos, desplegando imaginación para que la excepcional bailarina mostrara su virtuosismo y sus dotes interpretativas. Para ella creó La diva, dedicada a María Callas. También la reunió en escena con el fenomenal Rudolf Nureyev, en el Poema del amor y del mar, acompañados por la voz de Victoria de los Ángeles, lo cual fue registrado como un suceso del arte mundial. Otro gran encuentro danzario, el de Alicia y Antonio Gades en Ad Libitum, lleva la firma de Alberto Méndez.

En el amplio repertorio de Alberto Méndez la música cubana ha sido protagonista. Pondré tan solo algunos ejemplos. En Muñecos colaboró Rembert Egües. Ernesto Lecuona acompaña Tarde en la siesta. Calixto Álvarez fue el compositor para Doña Rosita. Los hermanos Vitier García-Marruz escribieron partituras: Sergio para Ad Libitum y José María para El humo y la gloria.

“Tuvo la inmensa suerte de crear para figuras legendarias”.

Todos los grandes bailarines del Ballet Nacional de Cuba han interpretado obras de la inspiración de Alberto Méndez. Las cuatro joyas, es decir, Loipa Araújo, Aurora Bosch, Josefina Méndez y Mirta García. También Jorge Esquivel, Rosario Suárez, Lázaro Carreño, María Elena Llorente, y figuras internacionales como Carla Fracci y Ekaterina Maximonova.

No soy estricto, soy capaz de cambiar según el intérprete. No es exactamente igual, tienes que tener la mente abierta. No se puede ser categórico con un artista. Si estás trabajando con dos bailarines como son Lorna y Sarabia, tienes que aprovechar sus peculiaridades. María Elena Llorente y Lázaro Carreño hacían el Vals, yo aproveché que ella era valiente para las cargadas y que él era muy fuerte. Sin embargo, la última cargada es espectacular, la hacían María Elena y Lázaro y más nadie la pudo hacer luego, tuve que cambiarla. Lorna Feijóo y Sarabia hacen mucho virtuosismo técnico, yo los dejé porque en definitiva eso no cambia nada, al contrario, enriquece la coreografía, porque no estás obligando al bailarín o al intérprete a hacer cosas, que en definitiva no le van a salir bien. Cambia, si no estás cambiando un ballet. Con Muñecos también ha sucedido, ha sufrido muchos cambios. [3]

Inteligencia, sensibilidad, esfuerzo, imaginación, capacidad para dialogar con los demás distinguen a Alberto Méndez. Su vasta y extensa labor creativa prestigia a la Escuela Cubana de Ballet, por esa razón ha sido objeto de estudios académicos, entre los que resalta el de Kenia Luz García quien afirma: “… Alberto Méndez reúne las condiciones de un coreógrafo de éxito, haciendo que se identifique a priori con cubanía y nacionalidad, con las raíces más genuinas de nuestra danza…”.[4]


Notas:

[1] Alberto Méndez. Tomado de Cuba en el Ballet, Vo 9, No 2, 1978

[2] Alberto Méndez. Tomado de Cuba en el Ballet, Vo 9, No 2, 1978

[3] Cabrera, Chanell: “Los bailarines son seres especiales. Entrevista al coreógrafo Alberto Méndez, Premio Nacional de Danza 2004”, en Todaladanza. No 4, septiembre-octubre 2021

[4] García, Kenia Luz: “Alberto Méndez. Un coreógrafo de éxito”. Tesis de Licenciatura, Universidad de las Artes ISA, 1999-2000