La historia latinoamericana constata la estrecha relación entre México y Cuba en varias aristas de la vida humana, y el ballet ha sido una de ellas. Las principales escuelas de México se rigen por la metodología cubana de ballet, se hace mención al menos a tres centros con el mayor impacto en el estudio de este arte en tierras mexicanas: Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, en Ciudad de México, la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey y el Programa Profesional de Ballet (PROVER) en Córdoba. Esto demuestra la importancia y fuerte presencia de la metodología cubana de ballet en México.

Estas escuelas sirven como antecedente para la Academia de Ballet Cubano ABC de Xalapa y su proyecto ALAS (Programa Profesional de Ballet en Xalapa), creado por Lizet Estrada en el año 2021. ALAS está dedicado a la formación profesional de ballet a través de la metodología cubana para niñas y niños de escasos recursos, en coordinación con el Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y con el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC).

ALAS es un proyecto gratuito que contribuye a la socialización del ballet, a brindar oportunidades para niñas y niños y a la captación de público. Entre los desafíos más notorios para este proyecto se encuentran: los estereotipos sociales en cuanto a la supuesta homosexualidad del varón en danza clásica, que atraviesa, en ocasiones, por las suaves maneras con las que se aprecia el ballet y la supuesta vulgaridad en las niñas por el uso de ropa pegada al cuerpo que deja marcar las siluetas, el desconocimiento, al percibirse el ballet como un proceso artístico aislado de las raíces y cotidianidad xalapeña; como un hecho europeo que pertenece a una clase social. Cambiar la mirada eurocentrista y vetusta que se tiene sobre el ballet clásico, volviéndolo un hecho más real y más latinoamericano. Presentar el ballet como un hecho actual, productor de conocimientos y nuevas poéticas, poseedor de un lenguaje vasto y actualizado acorde con los imperativos de estos tiempos. ALAS surge como defensor del ballet para intentar romper con esas barreras sociales y culturales.

“Las principales escuelas de México se rigen por la metodología cubana de ballet”.

En Xalapa también se cumple esta constante de que en su mayoría las escuelas de ballet dicen regirse por la metodología cubana. Varios son los maestros e importantes figuras cubanas del ballet que han llegado a territorio xalapeño a impartir clases, realizar montajes, etc. La carrera de danza contemporánea de la Universidad Veracruzana, también manifiesta en su plan de estudio adoptar la metodología cubana en la disciplina de danza clásica, que sirve de apoyo en la formación de los estudiantes, y no es la única institución de este tipo que plantea hacerlo en México. 

La metodología cubana de ballet ha permeado casi todo el proceso de enseñanza en México y Xalapa no es la excepción. Ahora bien, específicamente en esta ciudad falta concretar el proceso de enseñanza a través de los preceptos de la Escuela Cubana de Ballet. La Academia de Ballet Cubano ABC a través de ALAS es el primer intento real que se constata, nacido de la metodología cubana y que replica sus postulados.

Es la Escuela Cubana de Ballet una de las principales fuentes de conocimiento para la enseñanza de la danza clásica en Xalapa. Además, es uno de los principales métodos que mejor se adapta a las condiciones físicas, psicológicas y sociales del xalapeño.

“La metodología cubana de ballet ha permeado casi todo el proceso de enseñanza en México y Xalapa no es la excepción”.

Existen al menos tres rasgos destacables de la Escuela Cubana de Ballet que se prefieren preponderar: el primero es la cualidad de esta de lograr un sincretismo entre la danza clásica, el folclor y la cultura cubana, que se refleja tanto en lo técnico/artístico desde el proceso de enseñanza mismo hasta las creaciones coreográficas del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y otras compañías importantes en la cristalización del estilo cubano de ballet, como son el Ballet de Camagüey, Prodanza, entre otras; lo cual la convierte en única de su tipo en el continente; segundo es la organicidad que logra la Escuela Cubana de Ballet en el proceso de enseñanza que contiene tres elementos importantes, que son la edad, el nivel académico que se corresponda a la edad y el nivel de ballet, esta característica es crucial y diferenciadora del proceso del ballet en Xalapa; y el tercer rasgo es el proceso de examen de admisión.

La premisa del sincretismo entre lo clásico, el folclor y la cultura cubana conlleva a pensar en la forma de lo cubano, en el genio e inventiva de los isleños y en la vitalidad de identificarse con orgullo de ser cubano. La escuela cubana se formó mucho después de los grandes procesos de enseñanza del viejo continente, lo cual, quizás, hacía pensar en una improbabilidad de materialización y consolidación de esta, pero aun así se logró, gracias a los esfuerzos en conjunto de mentes brillantes como la triada de Alonsos ya mencionados y a las condiciones políticas imperantes en la Isla por aquella época. Se logró alcanzar lo autóctono, lo propio y una armónica mezcla racial. En fin, la formación de la Escuela Cubana de Ballet es comparable a un milagro histórico, o como el crítico norteamericano Arnold Haskell denominara “el milagro cubano”, como se constata en el texto “La Escuela Cubana de Ballet” del autor Pedro Simón[1]. Por tanto, se vuelve un referente obligatorio para hablar desde el ballet en cualquier parte de Latinoamérica.

“La formación de la Escuela Cubana de Ballet es comparable a un milagro histórico”.

La Escuela Cubana de Ballet le otorga la razón a Carlos Pérez Soto cuando plantea en su texto “Sobre la definición de la danza como forma artística”:

Puede haber muchos Lago de los cisnes. En efecto, y prueba de ello es el ballet cubano que ha logrado construir sus propios cisnes, pero lo que se considera mejor aún es crear un Antes del alba, El solar, Carmen, Muñecos, etc., por citar solo algunos de los tantos ballets creados por emblemáticos coreógrafos cubanos como son Alberto Alonso Rayneri y Alberto Méndez, de una larga lista de grandes creadores de la Isla que han conjugado de manera excelsa el académico ballet con la esencia de la cubanía.

La segunda variable enunciada es el proceso de estudio orgánico que exige y pone en práctica el modelo cubano de enseñanza de la danza clásica, que se compone de tres variables que están estrechamente relacionadas: la edad del estudiante, el nivel escolar correspondiente y el nivel de ballet. Los estudiantes en la escuela de ballet, por lo general, inician sus estudios a la edad de nueve o diez años, lo cual se corresponde a un quinto grado académico de primaria y al primer año de ballet. Este rasgo es fundamental debido a que conjuga la juventud física y mental pero también cierta madurez del cuerpo y la mente. A esta edad los estudiantes todavía poseen una marcada flexibilidad, que es uno de los requisitos más socorridos en el proceso de selección para estudiar ballet. La edad también permite cierta madurez ante la férrea disciplina que demanda la formación de un bailarín. Además, están en un proceso de crecimiento que aunado al ejercicio de grandes estiramientos, respiraciones y alargamiento corporal del entrenamiento del ballet confabulan para moldear el cuerpo bajo los estándares clásicos. Como se anotaba, la edad marca un nivel escolar que debe corresponderse para mostrar la capacidad cognoscitiva del estudiante, que es de suma importancia para obtener un bailarín completo y pensante, capaz de resolver, a nivel mental y corporal, pasos, movimientos, personajes, historias y problemas de índole técnico, artístico o intelectual. A esta edad y nivel académico se le corresponde un nivel práctico de ballet que está en consonancia con las metodologías y pedagogías más exigentes del medio.

“(…) la edad marca un nivel escolar que debe corresponderse para mostrar la capacidad cognoscitiva del estudiante, que es de suma importancia para obtener un bailarín completo y pensante”.

Este rasgo de organicidad en el estudio del ballet es uno de los que más se le acusa a Xalapa de no poseer. Una parte de la consolidación de ALAS bajo la metodología cubana de ballet está el ser asociado de la Escuela Nacional de Ballet “Fernando Alonso”, a través del Centro Nacional de Escuelas de Arte (CNEART). Recientemente, en el mes de septiembre del 2023, se iniciaron acciones reales para conseguir el tan ansiado reconocimiento por parte de Cuba y dar un paso más hacia el proceso de certificación y titulación de los estudiantes de Academia de Ballet Cubano ABC y más específicamente de ALAS.

Se recibieron en el centro a Zulema Armas, subdirectora para las Relaciones Internacionales del CNEART, y a Ramona de Saá (Cheri) metodóloga, maître y, por años, directora de la Escuela Nacional de Ballet “Fernando Alonso”. Muchas fueron las recomendaciones por parte de ambas especialistas, pero específicamente lo que más se recalcó por parte de la gran maestra Ramona de Saá, fue la necesidad de separar los grupos por edades, incluso aunque tuvieran el mismo nivel de ballet. Si un estudiante tiene diecisiete años y otro once, pero ambos tienen un nivel de tercer año de nivel elemental según el método cubano, aun así, no tienen las mismas capacidades intelectuales, ni físicas de aprehensión del conocimiento, por tanto, no deberían estar juntos en un grupo bajo un mismo proceso de enseñanza.  

En la práctica xalapeña luego se hace muy difícil lograr ese nivel orgánico del estudio por cuestiones económicas, de tiempo, porque no hay un proceso de selección real, porque el sistema de enseñanza escolarizado mexicano no lo permite o no está diseñado y pensado para actividades artísticas con miras profesionales, etc. En ALAS esta es una de las tareas pendientes que más se intentan cumplir, al menos con el grupo de primer año, que en este proyecto inicia desde los seis años de edad, ya con un entrenamiento que se rige por el programa de estudios de primer año de nivel elemental de la metodología cubana de ballet. La danza clásica a nivel mundial inicia a edades cada vez más anticipadas a las marcadas por la escuela cubana, esto se debe a una búsqueda de desmedida destreza y virtuosismo; ese específicamente no es el factor que conlleva a que en ALAS el estudio comience desde tan temprano bajo patrones y disciplinas claras de una clase de ballet completa, sino que la captación de público ejecutante se vuelve más fácil a esa edad.

En ABC sigue siendo una prioridad emular en términos generales el sistema de enseñanza cubana de ballet, por tanto, una tarea que se espera se resuelva a corto plazo es lograr que los estudiantes del proyecto ALAS puedan recibir sus estudios de ballet acompañados de la escolaridad, pensada desde preceptos artísticos, sin saturación de tareas o trabajos extracurriculares que hacen mella en sus tiempos dedicados al ballet, pero también al tan importante y sano descanso físico y mental que debe tener un estudiante de danza clásica. 

El tercer rasgo es el examen de admisión para estudiar ballet. Este es un hecho realmente controversial, si bien es cierto que ayuda a escoger a niñas y niños con probadas y palpables habilidades físicas y mentales para el correcto estudio del ballet, lo cual permite augurar la terminación del proceso de formación de modo satisfactorio y la posterior incorporación al mercado laboral, dotando al anterior estudiante finalmente bailarín o docente de ballet con las herramientas casi ideales para el desempeño de su carrera, también está demostrado que no siempre ocurre de esta positiva manera. 

Esta prueba de ingreso es realmente violenta, niñas y niños ofrecen sus cuerpos bajo el escrutinio público de la mirada aguda, comparativa y discriminante de un grupo de doctos en ballet. Casi a modo de pasarela o rodeo se escoge al mejor ejemplar. ¿Quién sube más la pierna? ¿Quién luce más agraciada? ¿Quién está mejor proporcionada o proporcionado? Estas y más son las preguntas para seleccionar, a la joven edad de nueve años, donde las proporciones físicas aún en desarrollo en muchos casos no alcanzan su máximo esplendor y es muy difícil predecir, porque la genética no es una ciencia exacta. Incontables son los casos que a los nueve o diez años cumplían con los patrones de selección más exquisitos y que por diversas índoles no pudieron terminar su carrera de bailarín o incluso que quizás a esa edad en que fueron seleccionados cumplían con las pautas físicas exigidas, pero luego no siguieron un curso orgánico o el esperado corporalmente por varias razones, dígase genética, enfermedades u otras.

“El ballet es una carrera larga, de formación de hábitos físicos y mentales que no se definen en un proceso de admisión de una hora”.

En ABC, varios son los casos que han demostrado que el trabajo diario, el esfuerzo y dedicación, bajo un entrenamiento bien pensado y ejecutado a través de la metodología cubana, en correspondencia con un sólido plan de estudio, un muy bien dosificado programa y un buen claustro, son claves para lograr un correcto proceso de enseñanza con resultados técnicos/artísticos de probada calidad. El ballet es una carrera larga, de formación de hábitos físicos y mentales que no se definen en un proceso de admisión de una hora. Esta autora, en su recorrido de trece años como maestra, de ellos los últimos nueve en Xalapa, ha palpado cómo un pie plano puede lograr el más alto relevé de tres cuartos de punta, como el empeine menos agasajado logra la más fuerte y bella línea, y así sucesivamente, varios estudiantes convertirse en hermosos cisnes, desde las particularidades de cada individuo, de cada cuerpo, porque para hacer ballet hace falta mucha voluntad y un cuerpo.  

Ofrecer un último designio sobre el examen de admisión es complejo, al menos en Xalapa aún no cobra toda la fuerza que tiene en Cuba, y quizás sea ese atisbo inicial el que permita dilucidar cuál sería la mejor manera de ponerlo en práctica en tierra xalapeña o incluso vetarlo completamente. El tiempo y la práctica serán los aliados que contribuyan a dar una conclusión más exacta sobre este tema.

Creo que un profesor debe mantenerse en estado de perenne curiosidad, de inquietud y de insatisfacción con el fin de emprender nuevos rumbos, partiendo de las viejas tradiciones, pero con un sentido dialéctico.[2]

Con las palabras del maestro de maestros Fernando Alonso, padre de la metodología cubana, se abre la brecha para seguir investigando, proponiendo y transformando con sentido dialéctico.  

“(…) un profesor debe mantenerse en estado de perenne curiosidad, de inquietud y de insatisfacción con el fin de emprender nuevos rumbos”.

Mucho tiene el ballet en Xalapa que aprender del ballet cubano, sin olvidar sus propios matices, cultura y folclor. ALAS promete ser recipiente donde confluya lo cubano y lo xalapeño. Mucho queda por teorizar, crear y practicar para lograr cambios en el entorno social y espiritual. Sin perder de vista que nada es exacto e inquebrantable. Así como se moldean los cuerpos danzantes, se reconstruye la historia y el futuro de la danza en Xalapa.

Las categorías deben ser usadas más para referir aspectos, tendencias o tensiones que universos cerrados y compactos. Cada vez que se da un ejemplo de alguna debe tenerse en cuenta que no hay casos “ejemplares” y sin mezcla.[3]

ALAS, como exponente del ballet xalapeño que se forja e inicia su etapa hacia la consolidación, danza en adagio cauteloso, pero también en coda desenfrenada con los postulados de la Escuela Cubana de Ballet, para lograr la cristalización del ballet clásico en tierras jarochas. Como bien anota Soto, ya no hay casos sin mezclas, una gran hibridación desde lo autóctono se augura para el ballet xalapeño. Piano y arpa bailan un danzón o un pas de deux, a veces Tchaikovsky, a veces la Bamba.


Notas:

[1] Simón, Pedro; “La Escuela Cubana de Ballet” (1973).

[2] Alonso, Fernando; “La función del profesor en la formación del artista” (1971).

[3] Soto, Carlos Pérez; “Sobre la definición de la danza como forma artística” (2008).

Bibliografía:

Alonso, F. (1971). “La función del profesor en la formación del artista”. Cuba en el Ballet, 2(1), 8-10.

Ballet Clásico Origen e Historia en la Ciudad de Veracruz. (s.f.).

Bartutis, M. B. (22 de 05 de 2021). Cubaescena. Obtenido de Cubaescena:

https://cubaescena.cult.cu/alberto-alonso-lo-particular-en-la-coreografia-cubana/

Cabrera, M. (27 de octubre de 2014). Cubadebate. Obtenido de Cubadebate:

http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2014/10/27/retrato-de-la-escuela-cubanade-ballet/

Cruz, S., Peredo, R., & Schwartz, A. (1994). La enseñanza artística en Xalapa (danza /19361975). Xalapa: Universidad Veracruzana Centro de Información Documental e Investigación (CIDI).

Espinoza, M., Miranda, R., & Paz Valdés, M. (2009). Mutaciones escénicas. Mediamorfosis, trasnmedialidad y posproducción en el teatro chileno contemporáneo. Santiago de Chile: RIL editores.

Islas, H. (1995). Tecnologías corporales: danza, cuerpo e historia. D.F, México: Cenidi Danza/INBA.

Ituarte, D. E. (2019). Aproximaciones al Ballet y a la Danza Moderna y Contemporánea en Veracruz (1940-2015). Xalapa: Vera-Danza Ediciones.

Simón, P. (1973). “La Escuela Cubana de Ballet”. Cuba en el Ballet, 4(3), 49-58.

Soto, C. P. (2008). Sobre la definición de la danza como forma artística. AISTHESIS(43), 34-

39.

Tortajada, M. (1995). Danza y poder. D.F, México: Cenidi Danza/INBA/CONACULTA.