La aplicación de la ciencia en la cultura cubana no solo se remite a la academia, sino que también forma parte del trabajo de otras instituciones y empresas de la Cultura. El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficas (Icaic) es otra de las instituciones líderes en la implementación de un mecanismo de trabajo que se enfoca en la gestión de la ciencia y la innovación, con estrategias basadas en investigación-desarrollo, como el Régimen Legal de las Productoras Independientes, un modelo que busca modernizar la industria.

Para acercar el cine al público contemporáneo, el Icaic aplicó estudios de audiencia durante el pasado Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, mientras que la investigación “Consumo de animados y videojuegos”, realizada en colaboración con la Universidad de La Habana y el Instituto Juan Marinello, orienta actualmente la producción de los Estudios de Animación.

Otro ejemplo en el trabajo del Icaic es la preservación cinematográfica, que va más allá de la simple digitalización. Esta institución lleva a cabo una operación de rescate arqueológico en la que cada filme restaurado es un fragmento de memoria nacional. Con métodos científicos, se diagnosticó el estado de conservación de filmes nacionales y se identificaron fondos en archivos globales, acciones que forman parte de un ambicioso proyecto de declarar 800 nuevas obras como patrimonio frente a las 144 actuales.

Otro ejemplo de la aplicación de la ciencia e innovación se halla en el trabajo del Icaic en la preservación cinematográfica, que va más allá de la simple digitalización. Imagen: Tomada del Icaic

Los datos avalan este trabajo: junto a la Biblioteca Nacional (BNCJM), el Icaic ha digitalizado el 85.7% de su patrimonio. Además, se inició la creación de un Archivo Audiovisual dentro del Archivo Nacional, que ampliará el acceso al patrimonio cubano. Asimismo, han trabajado en la preservación de carteles de cine cubano, reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en su programa Memoria del Mundo.

El Instituto Cubano de la Música, por su parte, impulsó espacios académicos como el Simposio Cubadisco del pasado año y el Foro Primera Línea durante el Festival Jazz Plaza, en 2024 y 2025. Asimismo, aprobó una política para perfeccionar la actividad musical, con grupos de trabajo especializados, y logró que la Trova Cubana fuera declarada Patrimonio Cultural. Además, diseñó un plan para fortalecer el movimiento sinfónico, con especial atención a la Orquesta Sinfónica Nacional.

El Instituto Cubano de la Música impulsó espacios académicos como el Simposio Cubadisco del pasado año y el Foro Primera Línea durante el Festival Jazz Plaza. Asimismo, aprobó una política para perfeccionar la actividad musical, y logró que la Trova Cubana fuera declarada Patrimonio Cultural.

En el Consejo Nacional de Casas de Cultura (CNCC) se capacitaron instructores de arte en investigación cultural y se optimizó la planificación de actividades comunitarias mediante herramientas estadísticas, refiere un informe del Ministerio de Cultura sobre la gestión de la ciencia y la innovación en el último año.

El CNCC realizó el estudio “Públicos y Casas de Cultura”, diagnóstico nacional que reafirmó una premisa del trabajo comunitario en Cuba: el éxito de las políticas culturales depende de su arraigo territorial. Por eso, herramientas como el Observatorio de Participación Cultural o talleres audiovisuales para niños no son accesorios, sino pilares de un modelo que entiende la cultura como un derecho colectivo. La meta es clara: que cada proyecto —ya sea un filme patrimonial o un videojuego— dialogue directamente con su público.

“El Consejo Nacional de Casas de Cultura realizó el estudio ‘Públicos y Casas de Cultura’, diagnóstico nacional que reafirmó una premisa del trabajo comunitario en Cuba: el éxito de las políticas culturales depende de su arraigo territorial”.

Según el informe del Mincult, la Dirección de Industrias Culturales culminó un Catálogo de Eventos bilingüe e interactivo, mientras proyectos como Juntarte, Hub Particular y Transcultura fomentaron la exportación de bienes culturales y la formación de oficios. Un logro destacado es el Programa de la Unesco para fabricar lengüetas de instrumentos con caña Arundo Donax, con la combinación de innovación y sostenibilidad.

Por otro lado, el Instituto Juan Marinello expandió la Muestra de Cine Educativo (MICE) a escuelas y cines, impartió talleres audiovisuales para jóvenes y organizó el Simposio Internacional de Investigación Cultural 2024, con más de 200 estudios presentados. Además, lanzó el Atlas Etnográfico de Cuba en línea y fortaleció alianzas con editoriales y universidades.

Por su parte, Artex implementó un sistema de gestión de calidad y desarrolló el software Zeus Artex para optimizar su gestión financiera. El Fondo Cubano de Bienes Culturales aplicó la economía circular en la fabricación de instrumentos de percusión y creó un prototipo de zapatillas de ballet con tecnología cubana, lo que redujo costos e importaciones.

El Instituto Juan Marinello expandió la Muestra de Cine Educativo, también conocida como MICE, a escuelas y cines. Imagen: Tomada de Cine Cubano

Génesis Galerías de Arte investigó la obra por encargo en la gestión cultural y potenció la serigrafía como técnica de producción artística contemporánea. Estas soluciones, surgidas de la colaboración entre artistas, científicos y empresas, prueban que la innovación no depende solo de recursos económicos, sino de capacidad técnica y voluntad política.

La investigación científica no es ajena al arte. Desde diagnósticos sobre conservación fílmica hasta estudios de audiencia y mercado, las instituciones han adoptado metodologías rigurosas para tomar decisiones basadas en datos. Este enfoque garantiza que las políticas culturales no sean improvisadas, sino el resultado de un trabajo técnico especializado.

El principal reto ya no es técnico sino conceptual: cómo transformar estos proyectos puntuales en un sistema cultural coherente y sostenible. Los avances descritos representan semillas de futuro, pero su consolidación requerirá una nueva generación de gestores formados en un pensamiento sistémico, alianzas más audaces entre cultura, ciencia y tecnología, mecanismos de evaluación de impacto a mediano plazo, modelos de financiamiento mixto que amplíen la autonomía y una estrategia comunicacional que posicione internacionalmente estos logros.