La conferencia magistral “Industrias culturales y diseño de las políticas culturales. Un reto para la estrategia cultural cubana”, a cargo de la investigadora María Luisa Pérez López de Queralta, vicerrectora de posgrado de la Universidad de las Artes (ISA), culminó las jornadas teóricas del Congreso y Premio para Jóvenes Investigadores Memoria Nuestra en su edición 30, espacio “columna vertebral” de las Romerías de Mayo.

Desde la sala Revolución del Museo Provincial La Periquera, Pérez López de Queralta realizó un recorrido por las corrientes filosóficas que han abordado desde diferentes estudios las industrias culturales, también conocidas como industrias creativas o del entretenimiento. Definió a las Industrias Culturales y Creativas (ICC) como un “conjunto diverso de actividades que se enfocan en la creación, producción, promoción, difusión y comercialización de bienes y servicios de contenido cultural, artístico y patrimonial. En otras palabras, son las industrias que producen cultura y la convierten en productos y servicios que se venden”.

Pérez López de Queralta, vicerrectora de posgrado de la Universidad de las Artes, insistió en la necesidad de las políticas públicas para el favorecimiento de la cultura.

Los cambios de paradigmas en materia de producción cultural a lo largo del tiempo, las convergencias tecnológicas con dichas industrias fueron temas que la también Doctora en Ciencias abordó; además insistió en la necesidad de las políticas públicas para el favorecimiento de la cultura, pues de cierto modo “esta producción simbólica se adueña de los consumidores a partir de los procesos de creación, producción y distribución de materiales, pues finalmente son destinadas para un mercado de consumo donde se generan procesos de conocimientos en industrias editoriales, sonoras, audiovisuales, de diseño de modas, artes escénicas, entre otras”.

Con estas industrias creativas se ofrecen nuevas posibilidades y oficios, al tiempo que se construyen y difunden valores culturales, por lo que realizó un análisis juicioso de sus potencialidades al recomendar que se debe “trabajar en industrias competitivas que permitan, entre otros aspectos, la no reiteración de contenidos, promover la recuperación de la memoria cultural y la formación de públicos, la democratización de la cultura en varios formatos y la vinculación de las prácticas culturales con los procesos socioculturales en la comunidad”.

Los participantes en el encuentro coincidieron en que la fortaleza de la cultura cubana genera no pocas oportunidades para desarrollar las llamadas industrias creativas.

También analizó las políticas culturales en Cuba y cómo estas industrias han ido moldeando la propia creación a lo largo de los años. “En Cuba, las reflexiones en torno a la cultura, el mercado, así como el desarrollo económico, tienen una larga trayectoria en el ámbito académico. Sin embargo, los debates relacionados específicamente con las industrias culturales y creativas, y su consideración como posibles catalizadores para el bienestar económico de la nación, son fenómenos relativamente recientes”, subrayó.

En un contexto de crisis económica, la búsqueda de alternativas y la generación de conocimiento orientado a guiar las políticas públicas del Estado cubano son procesos que se hacen más que necesarios. El desarrollo de las industrias culturales y creativas han demostrado tener importantes resultados económicos, y para un país como Cuba, que cuenta con una riqueza cultural reconocida a nivel internacional, son múltiples las oportunidades que representa el desarrollo de dichas industrias. No obstante, este desarrollo —resumió la académica— debe mediarse desde la conformación de un grupo de políticas públicas orientadas a un correcto y eficiente crecimiento de estos sectores en el país.