Sociedad Cultural José Martí: un proyecto vivo y actuante de pensamiento y acción
Compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del PCC y Presidente de la República y demás miembros de la Presidencia.
Artistas, intelectuales, miembros de la Sociedad Cultural José Martí
Queridos invitados:
Apenas unos días después del grito de independencia, los héroes de Bayamo fueron testigos del nacimiento de las notas más auténticamente cubanas. Aquellas mujeres y hombres de 1868 entonaron con orgullo ─al igual que hoy lo hacemos todos los cubanos─ ese llamado valiente de Independencia o Muerte, que es el corazón de la justa lucha de la Patria.
Hoy es el día de la Cultura Cubana y hace 30 años, convocados por Fidel, el Dr. Armando Hart, principal inspirador de la Sociedad Cultural José Martí, junto al gran intelectual Cintio Vitier y un grupo de destacados martianos escogían este día para fundar esta organización, encaminada a promover y difundir el pensamiento del Apóstol de la Independencia y Héroe Nacional de Cuba.
En tres décadas de labor, la Sociedad Cultural se ha multiplicado en los clubes martianos de nuestro país y los fundados en otras partes del mundo. Para pertenecer a ella no existen distinciones de edad, nivel cultural o zona de residencia; basta la vocación de servicio, la sensibilidad y el deseo de llevar a la práctica proyectos que enaltezcan lo cubano, que es, sin duda… esencialmente martiano.

En estrecha coordinación con el Centro de Estudios Martianos, instituciones educacionales, de la cultura y de la ciencia trabajan para promover a partir de la obra de José Martí el conocimiento de nuestra historia, de los valores éticos del pensamiento cubano, enriquecidos durante las diferentes etapas de lucha.
Es loable el movimiento artístico y literario que se ha gestado desde la Sociedad Cultural José Martí. Notables creadores de todas las manifestaciones del arte participan con sus proyectos en una obra que tiene como inspiración a Martí y a Fidel.
En el contexto contemporáneo las expresiones culturales son esenciales para la resistencia de nuestros pueblos. Vivimos la era de la desmemoria y homogeneización del consumo; somos capaces de acceder desde un teléfono a todo el saber acumulado por la humanidad y, sin embargo, no nos curamos de la guerra y el genocidio. Duelen e indignan profundamente Gaza y los intereses mezquinos contra Venezuela. Por ello no ha habido silencio ni lo habrá por parte de nuestros intelectuales y artistas.
La paz nunca ha dejado de ser una utopía para Cuba. La guerra es económica, mediática, cultural y de pensamiento ―como nos dijo Martí―, por eso estamos tan urgidos de regresar una y otra vez a Martí y a Fidel, a todo lo que nos recuerde quiénes somos y de dónde venimos.
Este año, la Jornada de la Cultura Cubana tiene como eje central la premisa de que “La cultura es la nación”. Desde las instituciones hasta las comunidades más intricadas hemos llevado con entusiasmo las propuestas artísticas. La Uneac y la Asociación Hermanos Saíz han estado en la vanguardia, protagonizando junto a miles de gestores culturales la misión encomendada por el presidente Díaz Canel de desatar nuestras fuerzas espirituales junto a las productivas.
Llegue un reconocimiento especial a los instructores de arte, quienes también han celebrado el 21 aniversario de la Brigada José Martí en los escenarios cotidianos del barrio y las escuelas. Para ellos, promover el trabajo cultural es el camino para generar necesidades que alimenten valores espirituales, patrióticos, el sentido de pertenencia y la avidez por la belleza. Esto resulta esencial en los nuevos escenarios de transformaciones socioeconómicas en el ámbito nacional y el impacto de la guerra cultural que se nos impone para destruir nuestro proyecto socialista.
“Fidel y Hart desempeñaron un papel esencial en la conformación de la Política Cultural de la Revolución al concebir la participación como un derecho del pueblo”.
Dedicar este año la jornada al Centenario de Fidel y al aniversario 95 del natalicio de Armando Hart no solo honra el pasado, sino también promueve el futuro donde el arte y la creatividad impulsan la transformación social y la unidad de nuestro pueblo.
Fidel y Hart desempeñaron un papel esencial en la conformación de la Política Cultural de la Revolución al concebir la participación como un derecho del pueblo. Veían la cultura como un proceso vivo, emancipador y una necesidad para lograr la verdadera calidad de vida. Juntos impulsaron la democratización del acceso al arte y al saber. Fueron defensores incansables de la educación como vía para cultivar el pensamiento crítico y la diversidad cultural, bases de nuestro proyecto social.
“La cultura en Cuba no excluye, convoca. Es una plataforma que permite a cada individuo reconocerse en su historia y participar en la construcción de un país cada día más inclusivo”.
La cultura en Cuba no excluye, convoca. Es una plataforma que permite a cada individuo reconocerse en su historia y participar en la construcción de un país cada día más inclusivo. Nuestra cultura, cimentada en la resistencia y la solidaridad, forjada en la lucha por los derechos y la paz, es de una vocación humanista indoblegable. Esta es una herencia que no solo se conmemora, sino que ha de defenderse y vivir cada día.
Eso ha hecho durante 30 años la Sociedad Cultural José Martí. Ha sido un taller permanente donde el ideario del Apóstol es una herramienta para la formación ciudadana. La organización que hoy festejamos no se concibió como un archivo, sino como un proyecto vivo y actuante de pensamiento y acción.
Hart soñó una institución que trascendió nuestras fronteras: una plataforma de alcance global para promover las ideas y la ética de Martí.
No podemos dejar de evocar al Dr. Eduardo Torres Cuevas, incansable promotor de la Historia de Cuba y de la obra de José Martí. Trabajó sin descanso hasta el último día y su mayor preocupación fue dejarnos, como dejó escrito, en momentos tan difíciles para la patria.
Nosotros, que tuvimos la suerte de vivir en su tiempo, sabemos cuán cercano fue a los jóvenes y cuán útil sigue siendo en el presente y lo seguirá siendo en el futuro. Hombre de alma noble y verbo luminoso, nos enseñaba con brillantez a amar a Cuba por sobre todas las cosas.
La SCJM ha tendido un lazo de unidad entre los cubanos, dentro y fuera de la isla, promoviendo el debate, la crítica y la participación.
Durante estas tres décadas la Sociedad Cultural José Martí ha sido fiel a sus esencias fundacionales y la lucha por la soberanía cultural frente a las campañas de odio y el bloqueo que pretende quebrar nuestro espíritu. También ha tendido “un lazo de unidad” entre los cubanos, dentro y fuera de la isla, promoviendo el debate, la crítica y la participación.
En el reconocimiento a los fundadores, a ese gran trabajador que es Rafael Polanco y a las filiales provinciales que han sido distinguidas aquí, va también el agradecimiento a todas las mujeres y los hombres que integran esta sociedad, guiados por su convicción martiana. Muchos son maestros en nuestras escuelas y esa es también una fortaleza.
En un mundo erosionado por la crisis de valores, en el que se globalizan la incertidumbre y la manipulación, la prédica martiana de la justicia y la ética debe seguir siendo epicentro de la vida cívica cubana, como horizonte, como referente absoluto de la unidad en la diversidad.
Que este aniversario no sea solo mirada al pasado, sino compromiso con el futuro.
¡Que viva la Cultura Cubana!
¡Que viva la Sociedad Cultural José Martí en sus 30 años de fecunda labor!
¡Viva el ejemplo de Armando Hart, Cintio Vitier, Eduardo Torres Cuevas y todos sus fundadores!
¡Viva por siempre Martí!
¡Viva Fidel!

