Esto es luz y del sol no se sale
Esto es luz y del sol no se sale se titula la exposición, a cuatro manos, de los artistas Kamil Bullaudy y Mario Fabelo, que desde ayer quedó inaugurada en la galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional José Martí, como una de las tantas actividades con las que se conmemora en todo el país el aniversario 130 de la caída en combate del Apóstol de la Independencia cubana.
A pocas horas de inaugurar la exposición, cuando están a flor de piel las expectativas que tiene todo artista con respecto a la recepción de su obra, conversamos con ellos, y estas fueron sus impresiones. Nos comenta, primero, Bullaudy.
Hemos seguido con admiración tu obra, en la que Martí es una permanente motivación. ¿Por qué Martí regresa siempre?
Martí es una constante en mi obra porque es la forma que yo he encontrado de rendirle tributo permanentemente. Pintarlo, pintarlo y seguir pintándolo, y así, promoviendo su imagen, promuevo su pensamiento.
¿Se trata de cuadros nuevos?
Aquí hay obras nuevas, casi terminadas de hacer, algunas prácticamente las estoy terminando aquí en la en la galería, y hay otras que tienen algunos años, que hacía tiempo no exhibía y decidí exponerlas.
¿Cómo nació la idea de este homenaje a cuatro manos?
Para mí ha sido una especie de suerte haber conocido a Mayito, y, con esta propuesta, estamos estrenando nuestra amistad. Para toda exposición, más si es a cuatro manos, se hace un trabajo de mesa, y nosotros no hicimos nada. Nos conocimos en febrero, y ahora nos volvemos a ver.
“Martí habita mi casa”.
Cuando juntamos las obras, puede parecer increíble, pero todo fue “encajando”, y sin habernos puesto de acuerdo, teníamos 13 piezas cada uno.
Mostrando una de sus piezas, y refiriéndose, específicamente, al motivo plasmado, nos comenta: “esta la hicimos cada uno, sin haberla comentado previamente, y es como si fuera un mismo pensamiento, y una misma mano y un mismo concepto. Al final es un mismo concepto porque es Martí, y soy de los que dice que, cuando está Martí, todo tiene que salir bien. Uno nota que se deshacen los nudos, se abren todas las puertas, la luz es más brillante, por eso esta exposición se llama Esto es luz y del sol no se sale.
¿Recuerda el primer Martí que pintó?
Sí, era un niño. Yo era un niño muy inquieto, hiperactivo, y un buen día empecé a dibujar y pinté a Martí; pero lo pinté inconscientemente. Ya después empecé a estudiarlo, pero me había llegado realmente a través de mi padre, que fue uno de los primeros instructores de arte voluntarios del país, y desde la escuela primaria montó obras de teatro, montó coros; y yo exponía mis pinturas, y por ahí me nació el otro Martí, el que no siempre te enseñan en las escuelas, el Martí hombre, el ser humano. Cuando uno quiere conocer bien a las personas tiene que ir a la génesis, que es el ser humano.
A 130 años de aquel fatídico 19 de mayo, ¿qué mensaje quiere emitir esta exposición?
Mira, cuando hay crisis, situaciones difíciles, pueden aflorar las peores cosas de la gente; pero cuando uno se remite a Martí, sucede todo lo contrario. Aflora todo lo bueno, todo el amor, toda la dulzura, toda la luz. Por eso Martí es tan importante para todos nosotros, los cubanos.

Por otra parte, muchas personas rememoran a Martí dos días al año, el 28 de enero y 19 de mayo. Yo soy de las personas que recuerdan a Martí todos los días, porque lo pinto todos los días. Siempre y más de uno. Cuando empiezo a trabajar por la mañana para calentar la mano, lo primero que hago es un Martí. Martí es un personaje, un miembro más de mi familia. Martí habita mi casa.
Conversamos ahora con Mario Fabelo, quien ha trabajado la iconografía martiana desde hace ya 12 años.
¿Cómo nació el primer Martí en su pintura?
Todo empezó por un regalo que quería hacerle a un amigo escritor. Y no era ni un Martí lo que estaba pintando, y en la mancha que estaba haciendo sale mi primer Martí, que todavía lo conservo. Cuando miré bien, me dije con asombro: “Este es Martí”, y fue como una revelación. A partir de ahí, empecé a pintarlo.
“Yo veo que cada frase de Martí son muchos caminos (…) Para mí es un resguardo contra los males”.
Y, lógicamente, ha tenido que estudiarlo…
He tenido la suerte de tener cerca al poeta Yamil Díaz, que es un martiano; de conversar con Pedro Pablo Rodríguez, que es un estudioso de la obra de Martí, y he podido confrontarlos. Lo estudio, sí, leo, me voy nutriendo de los pasajes de su vida, porque la obra de Martí es muy amplia e intensa, y siempre es bueno acercarse a estas personas que son muy ilustradas.
Tengo un lema, y es que hay que salvaguardar la obra de Martí en el contexto en que fue escrita. Es una de las formas que uno tiene de honrarlo. No descontextualizar sus ideas ni recortarlas.
Sin embargo, tiene una vigencia extraordinaria…
Yo veo que cada frase de Martí son muchos caminos, porque era un ser de luz. Para mí es un resguardo contra los males. Por eso hay que leerlo, que estudiarlo. En mi pintura, yo lo saco de la oscuridad a la luz, porque es un hallazgo, como mismo fue el primero que pinté. Martí está en todas partes.
Tomado de Granma