Juncos entretejidos y el rumor de agua a los pies.

Acaban de llamar: esos caminos donde nadie nos conoce.

De toda la vida, hirviendo, que respirar deseabas.

Otro capricho de la temporada introdujo mareo y lo sentí como si apresara red.

O lo que permanece sin decir o ya no veré más.

Del modo en el cual dialogan cerebros cortados, adentro de la piel se hundieron juncos.

No sé qué hacer ni cómo acomodarlo.

Ese camino donde se distancian, la sequedad, lo despellejado.

Donde acaso humean tizones aún.

Una huella.

Una entrada.

Texto incluido en el dossier homenaje a Rufo Caballero, publicado en la revista Cine Cubano 179.