La trascendencia y repercusión en el ámbito intelectual y artístico latinoamericano de la Casa de las Américas y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), dos instituciones fundamentales en la historia cultural de la nación cubana, a 65 años de sus fundaciones, fue el tema de la conferencia inaugural del Congreso de Pensamiento Memoria Nuestra, evento que constituye la columna vertebral de las XXXI Romerías de Mayo.

El investigador Jorge Fornet, al frente del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas, y Manuel Herrera, director y Premio Nacional de Cine 2022, abordaron los puntos en común entre ambas instituciones y la historia de sus caminos cruzados, pues fueron pocos los días que separaron ambas fundaciones, la del Icaic el 24 de marzo, y Casa, el 28 de abril de 1959, teniendo al frente a dos figuras de una gran influencia en la cultura y la política cubanas, como, respectivamente, Alfredo Guevara y Haydée Santamaría.

“El Icaic y Casa de las Américas juntos han transitado ese largo camino hacia la luz, como expresó el cineasta cubano Julio García Espinosa”.

“Tiene sentido que luego de más de 60 años se continúe hablando de Casa, del liderazgo de Haydée, la instauración del Concurso Literario Hispanoamericano, hoy Premio Casa de las Américas, y de los avances en el plano cultural que le secundaron”, comentó Fornet. Más de seis décadas que hablan, además, del legado de obras al patrimonio cultural latinoamericano y el impulso de un movimiento estremecedor de creadores en América Latina.

Entre los hitos de Casa, destacó Fornet, sobresalen las maneras de replantearse los modos de crear en dependencia de los contextos, así como la pertenencia común como uno de sus propósitos, al aunar a una gran cantidad de artistas e intelectuales en sus primeros años.

El Icaic y Casa de las Américas, más de 60 años sosteniendo buena parte del peso cultural del continente desde Cuba e irradiando al mundo.

Así dio voz a muchas personalidades del continente, entre ellos escritores tan diversos como Virgilio Piñera, Miguel Otero Silva, Enrique Labrador Ruiz, Miguel Ángel Asturias, Nicolás Guillén, Benjamín Carrión, Humberto Arenal, Eduardo Manet, Mario Parajón, Lino Novás Calvo, Antonio Ortega, Roger Callois, Alberto Robaina, Alejo Carpentier, Jorge Mañach, Manolo Corrales y Fernando Benítez, Carlos Fuentes y Mirta Aguirre, quienes posan junto a Haydée Santamaría en una foto que deja constancia de los organizadores y el jurado del primer Concurso Literario Hispanoamericano, realizado en 1960.

También congregó en torno a su accionar a los escritores del boom latinoamericano, poetas como Margaret Randall y Mario Benedetti, los encuentros de la Canción Protesta, y primer concierto juntos, en la sala Che Guevara, de los grandes cantautores cubanos Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola en 1968, que fue la semilla que germinó en el Movimiento de la Nueva Trova Cubana. Casa fue también el motivo para la fundación de la amistad y colaboración entre sus fundadores, Haydée y Alfredo, y que propiciaría un proyecto tan peculiar y hermoso como el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic; o los puntos de contacto entre la vida y la obra de creadores como Santiago Álvarez, Julio García Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea y Roberto Fernández Retamar.

“El Icaic propuso que los jóvenes artistas que entraran a sus filas se formaran en medio de la realidad del país e invitar a Cuba a cineastas importantes que aportaran a su formación fue una manera de impulsarlos”.

Manuel Herrera, por su parte, subrayó la revolución cultural que se generó a partir de 1959 en el país con la creación de varias instituciones como el Icaic, Casa y el Ballet Nacional de Cuba, en torno a las cuales se agrupaba el pensamiento y acción de importantes personalidades. “La relación entre estas instituciones era muy estrecha, estábamos integrados”, afirmó e insistió en que el Noticiero Icaic Latinoamericano expresaba una voluntad continental; pues “era la primera vez que existía un vínculo fuerte con América Latina, donde se daba visibilidad a instituciones como Casa de las Américas”. Sobresalen así dos importantes materiales documentales Vamos a caminar por Casa, de Víctor Casaus y Conversatorio con Haydée Santamaría, del propio Manuel Herrera.

El Icaic propuso que los jóvenes artistas que entraran a sus filas se formaran en medio de la realidad del país e invitar a Cuba a cineastas importantes que aportaran a su formación fue una manera de impulsarlos. “Así llegaron a La Habana Agnés Varda o Chris Marker con los influjos de la Nueva Ola Francesa. Eran artistas que enseñaban a pensar el cine, pero había, además, la necesidad de sentir el peso del cine cubano en su máxima expresión”.

El Icaic y Casa de las Américas juntos han transitado ese largo camino hacia la luz, como expresó el cineasta cubano Julio García Espinosa. Ambas instituciones han integrado lo mejor del pensamiento, el arte y la cultura cubana y latinoamericana; más de 60 años sosteniendo buena parte del peso cultural del continente desde Cuba e irradiando al mundo.