“El arte no solo cuenta historias; las revive, las hace palpitar en nuevas generaciones”. Bajo esta premisa, el documental —dirigido por Lourdes de los Santos y producido por Francisco Álvarez bajo el sello conjunto del Icaic y la Egrem— ha sido reconocido con el premio Cubadisco 2025 en la categoría Audiovisual. Este filme trasciende al homenaje y trae el espectador a un Ignacio Villa “Bola de Nieve” humano, cercano.

“El documental funciona como un viaje que conduce al espectador hacia un conocimiento más profundo de Bola”. Imágenes: Tomadas de Internet

¿Cómo se construye un oriki —esa tradición yoruba de alabanza— en formato documental? ¿Qué secretos revelan las imágenes y sonidos de este tributo? Lourdes de los Santos, cineasta y artífice de esta obra, conversa con La Jiribilla sobre los desafíos de capturar la esencia de un ícono, la colaboración interinstitucional y el poder del audiovisual para preservar la memoria cultural.

¿Cómo surgió la idea de crear Oriki para Bola de Nieve? ¿Hubo una inspiración específica o un concepto central que guio el proyecto? 

Bola de Nieve falleció en 1971. Lo que ha perdurado hasta hoy son principalmente sus canciones, pero existe cierta falta de claridad sobre su verdadera dimensión como personaje y figura dentro de la cultura cubana.

Mi objetivo, especialmente para las generaciones más jóvenes, fue recopilar todo el material de archivo disperso sobre el músico y profundizar en su personalidad para darlo a conocer mejor. Contamos con la fortuna de tener el valioso testimonio de una hermana suya que aún vive.

Lo que finalmente motivó este documental fueron dos aspectos clave: esa relación curiosa entre Bola de Nieve y el restaurante Monseñor en La Habana, y el hecho de que se trata de una figura paradigmática de nuestra cultura que no era conocida en toda su magnitud. Precisamente con este trabajo quise rescatar y reivindicar su legado.

¿Cómo se relaciona este audiovisual con otros proyectos previos?

Mi línea de trabajo documental siempre ha estado vinculada a la cultura, especialmente a la música. Me interesa abordar figuras que representan valores significativos dentro de las sonoridades y cultura cubana. A lo largo de mi carrera he realizado documentales sobre Sergio Vitier, Silvio Rodríguez, la Nueva Trova, Adalberto Álvarez, la música popular bailable, Pancho Amat. En definitiva, he creado varios trabajos centrados en personalidades importantes de nuestra música, y Bola de Nieve es uno más de estos proyectos.

“Mi línea de trabajo documental siempre ha estado vinculada a la cultura, especialmente a la música”.

¿Cómo está concebida la narrativa del audiovisual? 

Está estructurada en torno a la conexión de diversos materiales de archivo. Esto incluye tanto entrevistas relacionadas con el personaje —algunas realizadas al propio Bola de Nieve— como testimonios actuales de personalidades que lo conocieron y trataron directamente. Este enfoque nos permite ofrecer una valoración más completa y humana de su figura.

¿Por qué eligió este nombre para el audiovisual?

El título del documental proviene de un poema que Miguel Barnet le dedicó a Bola de Nieve, el cual sirve como clave para el final de la obra. Oriki para Bola de Nieve representa una alabanza al artista, eso es justamente lo que significa. Y en esencia, de eso trata todo el documental.

¿Cómo diseñaron el “viaje” de Oriki para Bola de Nieve? Háblenos de la secuencia y su narrativa emocional.

El documental funciona como un viaje que conduce al espectador hacia un conocimiento más profundo de Bola, tocando fibras sensibles. A través del relato, se va descubriendo al hombre, sus motivaciones y trayectoria. Este recorrido culmina en un reconocimiento emocional de su figura como parte fundamental de la identidad cubana.

“Buscamos lograr un equilibrio entre lo contemporáneo y lo tradicional en la visualidad del documental”.

¿Cómo abordaron el equilibrio entre lo contemporáneo y lo tradicional en la producción?

Buscamos lograr un equilibrio entre lo contemporáneo y lo tradicional en la visualidad del documental. El material de archivo conserva su estética original de la época en que fue filmado, y todos estos elementos van construyendo la narrativa. Mi esperanza es que el espectador no perciba tanto las diferencias técnicas, sino que pueda sumergirse en este itinerario que lo conduce a un conocimiento más completo de la figura del artista. 

¿Existe algún elemento escondido en la grabación que los espectadores podrían descubrir con atención?

El mensaje fundamental es claro: no podemos comprender nuestro presente sin conocer nuestro pasado. Construir el futuro requiere entender nuestras raíces, y precisamente estas figuras forman parte esencial de nuestra identidad cultural. Considero que el valor histórico no disminuye por el simple paso del tiempo. Este documental busca rescatar esa necesidad permanente de nuestra herencia cultural.

¿Hay algún momento dentro del audiovisual que marque un punto de clímax?

El clímax del documental conduce precisamente al momento en que se recita “Oriki para Bola de Nieve”. Barnet conoció personalmente a Bola, quien le hizo una petición específica que él cumplió. Para mí, este momento representa el punto culminante de la obra.

“Bola de Nieve pertenece a esa generación de artistas que (…) introdujeron conscientemente lo afrocubano en nuestra música y literatura”.

¿De qué manera creen que este audiovisual representa o dialoga con la identidad cultural cubana actual? 

El documental pone de manifiesto la identidad cultural cubana. Nuestra nación surge de una mezcla fundamental entre elementos españoles y africanos, aunque incluye otras influencias. Bola de Nieve pertenece a esa generación de artistas que, a partir de la publicación de “Tres motivos del son” en los años 30, introdujeron conscientemente lo afrocubano en nuestra música y literatura. Esto representó un reconocimiento explícito de nuestras raíces africanas, algo fundamental. Aunque el son ya contenía estos elementos, ahora se revelaban con plena conciencia.

¿Cómo esperan que el público, tanto en Cuba como internacionalmente, reciba este trabajo? 

El documental acaba de ser presentado en el Habana Film Festival de Nueva York, donde fue muy bien recibido. Próximamente se exhibirá en Francia. Por los comentarios que he visto, puedo decir que la obra logra conectar emocionalmente con el público y provoca reflexiones sobre nuestro pasado y su relación con el presente. Considero que tiene la cualidad de resonar efectivamente en audiencias de diferentes generaciones.

¿Cómo recomendarían disfrutar este audiovisual?

La experiencia de escuchar el documental varía según los momentos disponibles del espectador. Algunos prefieren las mañanas, otros las tardes, ya sea en instantes de relajación o no. Personalmente, considero fundamental que el público lo escuche cuando esté realmente dispuesto y con la perspectiva adecuada para disfrutar plenamente de la obra, de Bola de Nieve.